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Choque cultural: la lupa sociológica sobre la vida de los menonitas de la Patagonia

Tras la fascinación inicial y las preguntas sobre su peculiar modo de vida, nos sumergimos en un análisis sociológico profundo de la comunidad menonita en La Pampa.

Hace unos días compartimos un primer reporte sobre la forma de vida de los menonitas radicados en La Pampa y luego, un segundo, sobre el éxito en Neuquén de los quesos elaborados por otra comunidad menonita -esta vez, de San Luis-. Esos dos informes se tradujeron en decenas de comentarios de lectores que se concentraron en un par de cuestiones: la curiosidad por conocer más a quienes eligen vivir (casi) como hace 200 años, opiniones sobre el estilo de vida “raro” y asombro por la férrea cultura del trabajo.

Estas reacciones nos invitan a una reflexión sociológica profunda. Más allá de la curiosidad inicial, estos comentarios de los lectores abren un abanico de interrogantes sobre la naturaleza de la "separación del mundo" para estas comunidades, los límites que definen su interacción con la modernidad y las motivaciones subyacentes a su aparente rechazo a la civilización contemporánea.

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Los menonitas son una comunidad religiosa que ha encontrado en América Latina su tierra prometida. Foto: @coloniamenonitalanuevaesperanza

Pionera

Para comenzar a desentrañar estas dinámicas, nos apalancamos en la colonia "La Nueva Esperanza", en La Pampa. Es la pionera y la más extensa de Argentina, constituye un microcosmos social con una trayectoria particular, cuyo influjo se extiende a asentamientos más recientes en San Luis y Santiago del Estero.

Al igual que las más de 300.000 almas que conforman la diáspora menonita global, los habitantes de La Pampa, establecidos cerca de Guatraché desde la década de 1980, encarnan un grupo social distintivo cuya sociología se fundamenta en un robusto entramado comunitario, una profunda adhesión religiosa, una ética de trabajo inquebrantable y una intencionada distancia del "mundo" moderno.

Al contrastar esta forma de socialidad con la dominante, emergen diversas líneas de análisis. Podríamos superficialmente enumerar la negacion a tener televisión, computadoras, telefonos celulares y los automóviles, la persistencia del transporte equino y la preservación de un dialecto bajo alemán arcaico.

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Los hombres trabajan afuera y las mujeres, en la casa. Foto: @coloniamenonitalanuevaesperanza

Otra mirada

Sin embargo, una lente sociológica nos impulsa a una reflexión que recorra otros caminos. Podemos examinar la estructura comunitaria, desde la organización patriarcal que define roles y la autoridad hasta la endogamia como estrategia de preservación cultural y religiosa. También podemos explorar la intrincada relación entre religión y valores, desentrañando la centralidad de la Biblia, la sacralización del trabajo y la compleja noción de "separación del mundo". La interacción con la "sociedad mayor" ofrece otro campo de estudio, considerando las pragmáticas relaciones comerciales, la adaptación selectiva a elementos modernos y las potenciales tensiones en ámbitos como la salud y la educación. Finalmente, el cambio social dentro de la comunidad, analizando la tensión entre tradición e innovación y los mecanismos de transmisión cultural, nos permite comprender su dinámica interna.

La cohesión de estas comunidades se apuntala en un sistema normativo riguroso, donde la desobediencia a los dictámenes de la iglesia puede acarrear severas sanciones, incluyendo la expulsión, como ilustra el caso del miembro reprendido por poseer un teléfono celular, un objeto percibido como una influencia "satánica". La televisión alemana ha explorado las dinámicas internas cuando algunos individuos cuestionan los pilares de su doctrina, que eligen abandonar la comunidad para ir a un casino, beber alcohol, divertirse (muchas veces, con excesos) y "probar" la vida más allá de la tranquera.

Otro aspecto sociológicamente relevante es su ética del trabajo, una dedicación de "sol a sol" vestida de la uniformidad de sus mamelucos azules, un color con resonancias bíblicas. La cosmovisión de los 1.400 habitantes de "La Nueva Esperanza", donde la creencia en un Dios y un Diablo literales moldea su conducta ("si no hacemos todo bien acá, después vamos al infierno"), revela un sistema de control social internalizado y poderoso.

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El parque industrial

En cuanto al trabajo, que asombró a los lectores y que muchos neuquinos disfrutan a través de los quesos, también abre una reflexión. Aunque los registros iniciales enfatizaban el cultivo de trigo, la adversidad climática ha catalizado una notable adaptación económica. Los campos menonitas hoy exhiben una floreciente industria metalúrgica, con la proliferación de galpones y una impresionante acumulación de maquinaria agrícola.

La observación de un ingeniero agrónomo de La Pampa, que describe a la colonia como poseedora del "mejor parque industrial de la provincia", subraya la capacidad de estas comunidades para reconfigurar su base económica sin necesariamente abandonar sus principios fundamentales.

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El mameluco azul, la ropa y el color permitidos por la Biblia. Foto: @coloniamenonitalanuevaesperanza

Estrategias

El análisis sociológico de las comunidades menonitas en Argentina revela una interacción compleja entre tradición y modernidad. Su “separación del mundo” no es un rechazo absoluto, sino una estrategia de diferenciación que les permite mantener una identidad colectiva sólida en un contexto globalizado. La estructura patriarcal, la ética del trabajo, las relaciones comerciales selectivas y las tensiones con la sociedad mayor son expresiones de esta dinámica.

En definitiva, la vida de los menonitas en Argentina ofrece un interesante estudio de caso para la sociología. Su persistencia y adaptación en un mundo cambiante desafían las nociones simplistas de aislamiento y rechazo, invitándonos a comprender las complejas estrategias con las que estas comunidades negocian su identidad y su lugar en la sociedad contemporánea.

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