¿Cuál es el secreto del éxito de los quesos de los Menonitas en Neuquén?
En el norte de la Patagonia los quesos menonitas son muy demandados. En Neuquén, pueden verse enormes filas en las ferias para poder comprarlos.
Un sábado de abril, en la Feria del Parque Central, donde los primeros fríos del otoño se hacen sentir desde temprano en la mañana, llama la atención la cola de gente que aguarda pacientemente en la fila para acceder a un pequeño puesto. Se trata de los clientes, siempre fieles, que van en busca del queso fresco, los embutidos y los quesos menonitas que vende Gerardo Tcach y su compañera Lorena Oyer.
En un gran pizarrón negro que debió apoyarse a un costado por el viento, se lee “Quesos menonitas $9000”, un imán que atrae a nuevos y viejos clientes que vienen a buscar productos como estos desde diferentes barrios de la capital neuquina.
En la fila, algunos clientes confiesan que vienen por el queso cremoso o los embutidos, que Gerardo trae de la provincia de Buenos Aires y de Córdoba y La Pamba. Mientras que otros, se acercan directo por los quesos menonitas que son furor en la feria.
En la mesa de venta yace resplandeciente la variedad de quesos que se venden por horma de casi un kilo. Se trata de los productos elaborados por la colonia menonita de Nueva Galia, San Luis y algunos de sus quesos que se reconocen por el color rojo o negro de su cubierta. Sin duda, uno de los tesoros mejor guardados de la Feria del Parque Central.
Un compañero y un puesto en la feria
En la época que Gerardo estudiaba psicología social a principios del año 2000, tenía un puesto en la feria del trueque en el cual vendía las sandalias que hacía su padre desde Córdoba. En la misma feria, un compañero de Gerardo, tenía un puesto de quesos, que más adelante debió dejar ni bien se recibió, ya que entró a trabajar en la policía provincial.
De esta forma, Gerardo decidió hacerse cargo del puesto de su amigo Iván y hasta le pagó un pasaje a su padre para que viniera a ayudarlo desde Córdoba. “Así fue que arrancamos con la venta de quesos y quesitos”, como le dice a los productos menonitas. Primero vendían el queso cremoso, hasta que un cliente le trajo los quesos de la comunidad y le ofreció venderlos.
“Se empezó a vender muy bien”, reconoce Gerardo, que por ese entonces adquiría los productos de la colonia de Guatraché en La Pampa, a través de un intermediario que tenía un locutorio y que se encargaba de recolectar los pedidos para los menonitas. “Los mandaban a través de un transporte que, a veces, demoraba mucho tiempo”, recuerda y, a partir de este hecho, en el año 2015, decidieron comprar un transporte para irlos a buscar por su cuenta.
Sabor suave y frescura
A partir de allí, Gerardo comenzó una relación directa con los miembros de la comunidad menonita que se dedican a elaborar estos quesos. “En ese momento eran tres fábricas. El contacto lo hice con la primera fábrica que estaba en la colonia… Del Monte se llamaba, de Peter Abraham”, recuerda sobre esos primeros contactos en Guatraché.
“Tuve y tengo la suerte de haber generado muy buen vínculo con él, una persona ya adulta de la colonia” afirma Gerardo. A partir de la primera vez que fueron y dada la buena relación que pudieron construir, Gerardo comenzó a ir todas las semanas para buscar los productos.
El idioma por excelencia de la comunidad menonita es el Plautdietsch, un dialecto alemán, y en Argentina las comunidades existentes hablan un castellano “muy atravesado” reconoce Gerardo. Con el Sr. Peter Abraham trabajaron juntos cerca de cuatro años hasta que éste se jubiló, cerró la fábrica y vendió toda la maquinaria a unos sobrinos que venían de México, quienes compraron un campo en San Luis y establecieron una nueva colonia.
A partir del año 2019, Gerardo comenzó a trabajar hasta el día hoy con la comunidad de San Luis y sus quesos El Tupa. “Más allá de las marcas, los quesos son los mismos” explica. El queso que elaboran, sardo o pategrás, se hace basándose en la receta del Chester, que da como resultado un producto fresco y de sabor suave, algo que los consumidores destacan como un valor.
Se trata de un queso que no es estacionable “no puede tener tiempo de maduración porque se pone agrio”. Se trata de “un queso para toda hora”, por estos motivos es que lo hacen en un tamaño de kilo porque es un queso fresco. Por estas características del queso, Gerardo viaja todas las semanas a la comunidad y los sábados vende la producción completa en la feria. “Por suerte, nunca alcanza”, reconoce.
Dos culturas diferentes
En esta relación que Gerardo y su familia llevan con la colonia menonita desde hace varios años, lo ha llevado a colaborar con ellos en diferentes aspectos. Por ejemplo, han mejorado juntos el proceso de elaboración para que los quesos sean más durables y hasta los ayudó a resolver diferentes trámites burocráticos.
Gerardo menciona que en la comunidad menonita la cultura es diferente a la nuestra y las mujeres no trabajan en la producción de quesos directamente, ni hablan el castellano. “Tienen una idiosincrasia muy distinta a la nuestra”, dice. Los hombres adultos son los que coordinan las acciones para el funcionamiento de las distintas cooperativas menonitas.
“¿Cómo le explicás al gobierno que no hay un dueño de la fábrica, sino que son todos dueños? Es una figura cooperativa que tampoco es la cooperativa tradicional que se encuadra en la legislación nacional” afirma Gerardo. Por otro lado, si viene una directora o gestora que es mujer, ellos no miran a los ojos a otras mujeres fuera de la comunidad y la comunicación se puede tornar difícil.
A pesar de estas diferencias, Gerardo admite que ha logrado “una unión cultural muy linda con la comunidad”, donde el respeto por las creencias de cada uno es la base. También nos cuenta que la comunidad menonita vive alejada de la tecnología y que en algunos casos solo se permite para la producción. “A mi hija les llamó la atención que no tuvieran televisor”, y “las muñecas de las niñas que son de cerámica” explica Gerardo.
Sin embargo, a merced de trabajo, paciencia y respecto, sumado a la aceptación de los clientes neuquinos por los quesos menonitas, esta cultura hoy está presente, al menos en una de sus partes, todos los sábados en la feria del Parque Central, para conocer, probar y deleitarse.
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