Banacloy: "El atraso cambiario nos genera una coyuntura complicada"
El ministro de Desarrollo Económico y Productivo de Río Negro, Carlos Banacloy, habló del atraso cambiario y la barrera sanitaria, entre otros temas.
El ministro de Desarrollo Económico y Productivo de Río Negro, Carlos Banacloy, conversó con +P sobre los problemas de competitividad que genera para los sectores exportadores el atraso cambiario. También destacó el trabajo del sector ganadero de la Provincia y el rol clave que tiene la barrera sanitaria para lograr esos objetivos. Destacó que hay un cambio de paradigma en materia económica que llegó para quedarse. A continuación parte de la conversación mantenida con el funcionario.
- ¿Se llegó a un acuerdo con Nación por los salarios de la barrera?
- Fue la primera propuesta que tuvimos desde el inicio de las gestiones con el Gobierno Nacional. El secretario Juan Paso, en la reunión que tuvimos en la Rural de Palermo, ya nos había confirmado que esto iba a ser así, con lo cual nunca estuvo en discusión. Hubo rumores, pero el primer compromiso fue ese y a la fecha se está cumpliendo.
- ¿Qué es lo que quedaría a cargo de las Provincias?
- La parte operativa, todo lo que es el gasto de movimiento de seguridad, de traslado, todo aquellos que significan los gastos que tiene la barrera para su funcionamiento.
- ¿De qué monto estamos hablando?
- El presupuesto prácticamente ronda los 1.400 a 1.500 millones de pesos por año. Este monto es un 25%, más o menos, del total del costo de barrera. Pero más allá de eso, nosotros estamos haciendo un trabajo algo más complejo. Tenemos por un lado el programa Mosca de los Frutos que también depende de la barrera y a veces cuando uno mira la barrera, ve solo la parte de carne; pero la barrera es 'roja' y 'verde', y principalmente el volumen más importante es 'verde'. El financiamiento del programa de Mosca pasa el 100% a la Patagonia. Estamos trabando para hacer un presupuesto único tanto para a parte 'verde' como para la roja'.
- ¿Cómo se incorpora el sector privado a estos cambios?
- Hay buena voluntad del sector privado. Siempre la hubo. Y yo digo que hasta en algunos casos con abuso porque no nos olvidemos que, por ejemplo, la fruticultura sostenía históricamente el 100% del canon, hasta pagando la fruta que iba a industria cuando en realidad es un programa principalmente para para la exportación, y el mayor beneficiario es el exportador en fresco. Durante muchos años no participó la cereza y hoy creo que hay que involucrar a este sector también, ya que participa del beneficio que se obtiene. A mediano plazo coyunturalmente vamos a incorporar también a la ganadería para el sostenimiento.
- ¿Por qué considera que no avanza la zona libre sin vacunación a nivel país?
- Yo creo que no se toma conciencia primero de la importancia que tiene, de lo que es el costo de los 150 millones de dólares de la vacuna, de los mejores precios que se pueden lograr en el exterior...y por el cortoplacismo que existe en la Argentina. El cortoplacismo de la macroeconomía en los últimos 20 años; discutir estos temas tan estructurales con 250% de inflación parecía como que estaba fuera de foco. Sin embargo, yo creo que las agendas tienen que ir a la par, no se puede perder el foco de los objetivos. Pensemos lo que significaría estar trabajando con Mendoza, con San Juan por ejemplo, que ya tienen sus propias barreras, para tener un corredor andino con un mismo status sanitario...que nos vayamos pegando a Chile. Esto abriría el canal de comercialización con un tránsito comercial totalmente distinto al que hoy tiene la Argentina. Con eso también estamos trabajando.
- ¿Existe un atraso cambiario?
- Sí. Pienso que el atraso cambiario es algo que nos tomó de sorpresa y no nos dio la posibilidad de prepararlos para este nuevo escenario. Nos genera una coyuntura complicada. Lo que está sucediendo con el turismo, donde volvemos a ver, después de unos meses, las colas de vehículos yendo para Chile y pensemos como nos impactará esto en la temporada de verano. Hemos quedado poco competitivos en todos los sectores, a todos los agarra mal parados porque no hubo una transición que le permitió a los sectores ordenarse para ello.
- ¿Cómo ve el futuro inmediato?
- Complejo. Esto nos agarró a contramano. Todos teníamos esta sensación de que se iba a devaluar, que antes de fin de año seguramente el dólar se iba a mover. Históricamente estábamos acostumbrados a negociar de manera aislada, entonces la fruticultura iba a buscar sus recursos a Buenos Aires y la viticultura buscar lo suyo, y el turismo buscaba su incentivo. Bueno, esto no sucedió. Estamos frente a un cambio de paradigma. Creo que rápidamente los gobernadores reaccionaron, entendieron lo que se venía y se organizaron en el Bloque Patagónico. Desde Nación también fueron claros. El secretario Juan Paso aclaró apenas asumió que no va a haber beneficios particulares, no se va a devaluar; el tema no iba a ir por ahí y empezamos a entender cual tenía que ser el camino. Vamos a tener que trabajar de otra manera, es complicado ahora ganar competitividad en un año donde se liberan las tarifas y de golpe la fruta que vos guardaste en las cámaras frigoríficas automáticamente pierde el 50% de sus retornos. Pensemos que una pera guardada en frío, tiene un costo hoy que no paga el valor de la fruta.
- ¿Cómo se sale de esta encrucijada?
- El escenario es complejo. Tenemos un dólar muy bajo y costos en alza que ya vienen de la temporada anterior. Nación debe entender que es necesario ayuda para poder salir bien de esta transición. Somos conscientes que hay un cambio de paradigma del modelo económico del que veníamos, pero hay desajustes que el sector productivo no podrá enfrentar solo.
- Cuáles son las expectativas que tiene de la cosecha de frutas que se avecina?
- La cosecha la vemos muy bien, ahora cuando uno mira particularmente algunas regiones puede ver algunas mermas. Cuando uno mira la pera tiene tiene alguna pérdida sobre todo en el primer alambre, como le gusta decir a los que conocemos y recorremos las chacras. Pero también tenemos las explotaciones que tienen defensa activa con una alta producción. Ahí observamos que hay que ralear, una labor cultural que tiene costos altísimos. En general hubo muy buena defensa y muy buena floración. Hoy hay un raleo que se hace muy cuesta arriba para los productores, tanto para pepita como para carozo. Lo que estamos viendo es que probablemente no tengamos la cosecha completa de otros años, pero yo quisiera ver cuando termine el raleo cómo quedan las plantas.
- ¿Por qué no exportamos carne vacuna?
- Bueno, yo creo que eso también el gran desafío que tenemos por delante. Pero tenemos que pensar en el largo plazo. De los últimos diez años, seis estuvimos discutiendo sobre la barrera...si levantaba, si flexibilizada. Miremos que es lo que paso en estos últimos diez años: la ganadería creció en forma importante en la Provincia en cabezas, en genética, e impulso en forma significativa a la agricultura. Si uno recorre la provincia se va a encontrar con muchos silos adentro de los campos para los momentos de sequía poder suplementar y acompañar y no tener pérdidas de madres. Por otro lado vemos lo que sucedió con el tema de las cabañas: hace diez años no teníamos una y hoy contamos con más de 26 en toda la Patagonia que están compitiendo directamente en Palermo de igual a igual en apenas 10 años, y pensemos que tenemos cabañas como Las Lilas que tiene más de 100 en Argentina. Pero volviendo a la exportación; en un tema pendiente que lleva tiempo y mucho esfuerzo.
- ¿Por que se muestra optimista si no se pudo lograr hasta ahora?
- Porque el contexto cambio. La inflación comienza a ceder, se eliminaron las prohibiciones para exportar carne, no hay reglamentaciones y resoluciones que frenen el comercio exterior. El contexto empieza a ser favorable. También hoy existe una nueva realidad que es que el consumo interno cayó con lo cual la exportación es la única manera de crecer en la actividad. Necesitamos tiempo y una estrategia clara de desarrollo. Y la provincia la tiene.
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