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Cherry Day 2025: tecnología en el campo y tensiones en los mercados

Empresarios y expertos se reúnen para debatir avances técnicos en cerezas. La industria enfrenta sobreoferta global, tensiones geopolíticas y costos crecientes.

La cereza vuelve a ser protagonista en Argentina con el inicio del Cherry Day 2025, que se desarrolla desde hoy en la localidad de General Roca, epicentro del Alto Valle de Río Negro. Este evento técnico se ha consolidado como el espacio de referencia para productores, exportadores y asesores que buscan comprender los cambios en un negocio cada vez más globalizado, competitivo y sujeto a variables que exceden el campo.

Si bien la agenda del encuentro está centrada en innovación tecnológica, manejo agronómico y estrategias de poscosecha, la gran preocupación de fondo es de carácter económico: qué pasará con los mercados internacionales en la temporada 2025-26. Las dudas son muchas y giran alrededor de tres ejes: la presión de la oferta exportable, el contexto geopolítico internacional y la competitividad macroeconómica argentina.

Oferta récord: la espada de Damocles sobre los precios

La primera variable es cuantitativa y contundente: se estima que la producción de cerezas en el hemisferio sur marcará un nuevo récord en la campaña 2025-26.

Si las condiciones climáticas acompañan, la oferta exportable crecerá entre 5% y 8% respecto de la temporada pasada, lo que implica un desafío monumental para la comercialización.

  • Chile, líder absoluto del sector, proyecta 660.000 toneladas, unas 140 millones de cajas, con un crecimiento superior al 5% en términos interanuales.

  • Argentina, Nueva Zelanda y Australia, aunque en conjunto no superan el 10% del volumen total, registrarán aumentos relativos de entre 10% y 15%.

La cuestión clave no es la capacidad productiva, sino la absorción de esos volúmenes por los mercados internacionales. El antecedente de la última temporada en China es aleccionador: en enero, un ingreso masivo de fruta provocó una sobreoferta, hundió los precios y redujo la rentabilidad de toda la cadena.

En palabras de un exportador patagónico: “China importa volúmenes tan significativos que ningún otro mercado puede absorber si hay un desvío. Si no se gestiona bien la comercialización, volveremos a tener precios castigados”.

La estrategia chilena será determinante. Su apuesta pasa por ampliar la penetración dentro del propio mercado chino, expandiéndose hacia ciudades del interior con menor acceso a cerezas importadas. Sin embargo, si parte de ese volumen termina en otros destinos —Europa, Estados Unidos, Canadá, Brasil o Asia no-China—, el riesgo es un efecto cascada de sobreoferta que impacte directamente en los precios internacionales.

En este sentido, los países de menor escala, como Argentina, quedan en una posición vulnerable: los precios internacionales se definen en gran medida por las decisiones comerciales de Chile.

Geopolítica: la cereza en medio de la guerra comercial

El segundo eje que preocupa es el factor geopolítico. La prolongada guerra comercial entre China y Estados Unidos no da señales de resolución en el corto plazo y amenaza con complicar nuevamente el flujo del comercio de cerezas.

Este año, China aplicó restricciones a las cerezas estadounidenses, lo que derivó en una sobreoferta de fruta norteamericana en otros mercados asiáticos. Esta distorsión contribuyó a la inestabilidad de precios.

Con la cosecha austral a pocas semanas de comenzar, analistas coinciden en que un acuerdo estructural entre las dos potencias es poco probable en 2025. Por el contrario, lo más factible es que la tensión se prolongue, lo que puede traducirse en un escenario de incertidumbre permanente para los exportadores.

trump y xi

Trump y Xi Jinping, y una guerra comercial que lejos de ayudar condicional al mercado internacional.

El riesgo es claro:

  • Si China mantiene las barreras a la cereza estadounidense o socios de Trump, otros mercados asiáticos podrían quedar saturados y la oferta en contraestación del hemisferio sur ingresar al mercado con pisos de precios muy bajos.

  • Si China flexibiliza repentinamente las restricciones, será un nuevo cambio en las reglas de juego para un producto que es muy sensible a estos escenarios..

En ambos casos, el equilibrio comercial internacional es frágil y las empresas argentinas deberán diseñar estrategias comerciales flexibles para adaptarse rápidamente a un tablero que puede cambiar de un día para el otro. Dato favorable: su escala le permite a la oferta exportable argentina redireccionar sus volúmenes al exterior.

Argentina: costos crecientes y atraso cambiario

El tercer punto de análisis es la situación económica local. Argentina enfrenta un problema recurrente en su sector exportador: los costos internos crecen en dólares, mientras el tipo de cambio oficial se mantiene retrasado.

La devaluación de julio (alrededor del 15%) dio cierto alivio, pero insuficiente para mejorar la competitividad de manera estructural. A eso se suman:

  • Altas tasas de interés que encarecen el financiamiento de capital de trabajo.

  • Inflación en dólares en servicios e insumos clave, como energía, combustibles, logística y agroquímicos.

  • Incertidumbre política, con las elecciones de octubre. Las encuestas anticipan un triunfo del oficialismo, lo que reduciría la probabilidad de nuevas devaluaciones.

En palabras de un productor de Neuquén: “La cereza argentina tiene calidad, pero cada vez nos cuesta más competir. Chile tiene logística aceitada, acuerdos comerciales y escala. Nosotros pagamos más por energía, por fletes y tenemos un dólar que no acompaña”.

El resultado es que la rentabilidad de las exportaciones argentinas queda cada vez más ajustada. A diferencia de Chile, donde la escala permite diluir costos, Argentina debe apostar por nichos de mercado y calidad diferenciada para sostener su lugar en el mapa exportador.

A este escenario se suma otro frente: las importaciones de cerezas chilenas en Argentina. En 2024, el ingreso de fruta trasandina creció significativamente y todo indica que en 2025 será aún mayor, producto de la sobreoferta estructural de Chile. El resultado es un mercado interno con precios deprimidos, lo que impacta directamente en los productores locales, que ven limitada su capacidad de defender márgenes en casa.

Se configura así un doble frente de presión para la cereza argentina: competir en mercados externos contra el gigante trasandino y, al mismo tiempo, resistir en el mercado interno frente a las mismas cerezas chilenas.

Tecnología: el contrapeso positivo

Más allá de las tensiones comerciales, el Cherry Day también exhibe el lado luminoso de la industria: el avance tecnológico.

Los paneles técnicos abordarán desde nuevos sistemas de conducción y poda mecanizada hasta el uso de cobertores plásticos, sensores de riego, drones para monitoreo sanitario y mejoras en poscosecha. Estas herramientas no solo elevan la productividad y la calidad, sino que permiten optimizar costos en el mediano plazo.

En un contexto de márgenes ajustados, la tecnología aparece como el único factor bajo control directo de los productores para mejorar su competitividad. No soluciona los problemas macroeconómicos, pero sí puede marcar diferencias en rendimiento, eficiencia y calidad.

Perspectivas financieras: riesgos y oportunidades

De cara a la temporada 2025-26, el sector de la cereza del hemisferio sur enfrenta un escenario de alta volatilidad.

  • Oferta: récord histórico, con riesgo de sobreoferta global.

  • Demanda: concentrada en China, con saturación probable y capacidad limitada de absorción en otros mercados.

  • Geopolítica: guerra comercial EE.UU.-China que amenaza con distorsionar precios y flujos.

  • Competitividad argentina: afectada por costos internos crecientes y atraso cambiario.

Los analistas coinciden en que la rentabilidad dependerá menos del volumen exportado y más de la gestión comercial, la logística y la diversificación de destinos. Para Argentina, la clave estará en capturar nichos de alto valor, sostener la calidad premium y asegurar acuerdos logísticos que minimicen costos.

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Mucha es la responsabilidad que tiene Chile para manejar su extraordinario volumen de cerezas. Todos hoy están mirando al vecino país.

En definitiva, el Cherry Day Argentina 2025 se desarrolla en un contexto que combina innovación técnica en el campo y tensiones financieras en los mercados.

El hemisferio sur está frente a una campaña que puede ser histórica en términos de volumen, pero también riesgosa en términos de rentabilidad. Para Argentina, el desafío es doble: resistir la presión de un Chile cada vez más dominante y lidiar con una macroeconomía local que encarece cada kilo exportado.

La cereza es, en definitiva, un termómetro de la economía global: un producto delicado, altamente demandado y extremadamente sensible a la política, la logística y la macroeconomía. La próxima cosecha dirá si el hemisferio sur logra transformar este récord de producción en rentabilidad o si, por el contrario, los números rojos vuelven a teñir de preocupación a la industria.

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