Sanidad

Radiografía de las acciones de sanidad forestal en Patagonia Norte

Hay un equipo de investigación del INTA Bariloche que cumple un rol fundamental en el control de la sanidad forestal de la Patagonia. Qué investigan y qué avances lograron.

El equipo de investigación del INTA Bariloche, cumple un rol fundamental en el control de la sanidad forestal de la Patagonia. En esta nota te contamos en qué consisten sus investigaciones y qué avances lograron.

La Patagonia argentina posee una amplia extensión de plantaciones forestales de especies exógenas, desde donde se obtiene la maderera para diferentes usos industriales.

En este contexto, Neuquén es la provincia patagónica que más extensión de árboles tiene para este uso, con 65.000 hectáreas plantadas, la mayoría de pinos de distintas especies. Luego le sigue la provincia de Chubut, con 35.000 hectáreas solo de pinos, y en tercer lugar Río Negro, con 9.000 hectáreas de pinos plantadas.

Esta industria se ve enormemente afectada por las diferentes plagas que atacan los árboles y que provocan pérdidas y daños enormes, los cuales muchas veces implican la muerte de los árboles.

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Según José Villacide, biólogo del INTA Bariloche, “además de los organismos como el Senasa, faltaba alguien que se ocupara de estos temas desde el punto de vista de la investigación. En el laboratorio de experimentación ‘grupo de ecología de poblaciones de insectos’ somos alrededor de 14 personas que vienen de distintos ámbitos públicos y privados”, explica sobre el equipo interdisciplinario que lleva adelante este trabajo científico desde el INTA.

La idea es lograr un enfoque más regional de este tema”, agrega José, un apasionado en la materia y que contagia a otros su entusiasmo también en los cursos y capacitaciones que dan con el grupo.

De qué hablamos cuando hablamos…

“Cuando hablamos de sanidad, nos referimos a las plantaciones de pinos. En Argentina las dos especies principales que se usan son pinos y eucaliptus. Son varios los destinos, fibra de papel, madera sólida para muebles, construcción y demás”, explica Villacide.

El Cono Sur de América tiene de particular, respecto de otras regiones del mundo, es que casi el 99% de la superficie plantada con fines comerciales, están hechas con árboles que son exóticos para la región, no son especies nativas. “Eso es superparticular a nivel global” afirma el biólogo.

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Neuquén es la provincia patagónica que más extensión de plantaciones con fines industriales. Foto: José Villacide.

Neuquén es la provincia patagónica que más extensión de plantaciones con fines industriales. Foto: José Villacide.

“Las plantaciones forestales se logran en grandes macizos sumamente homogéneos, se plantan árboles de la misma genética, de la misma edad y con las mismas prácticas de manejo y que además están en el campo durante períodos muy largos”. Este hecho es fundamental a la hora de pensar sobre sanidad forestal.

Especie exótica, plaga exótica

La mayoría de las especies que están expuestas a plagas son de origen exótico, son especies que vienen de Europa y de América del Norte, entre otros lugares. En sintonía, la mayoría de las plagas y los problemas sanitarios también son exóticos.

“En estos ambientes de cultivo forestal la biodiversidad es baja, por eso los mecanismos de regulación biológica están muy acotados, a diferencia de las áreas nativas. Esto demanda mayores esfuerzos a la hora de controlar insectos, por ejemplo, en las plantaciones homogéneas forestales” explica el biólogo del INTA Bariloche.

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Las especies exógenas tienen plagas exógenas. Foto: Jose Villacide.

Las especies exógenas tienen plagas exógenas. Foto: Jose Villacide.

Las plagas más comunes que tenemos en la Patagonia son el Sirex Noctilio, que es una avispa que ataca la madera y tiene capacidad de matar los árboles y existe desde la década del 90 en la Patagonia. Sin embargo, otras especies, como los escarabajos de corteza, empiezan a adquirir mayor importancia. También están las hormigas cortadoras, que son un problema central en la Mesopotamia, en Patagonia los problemas con las hormigas no son tan evidentes.

“También está el Pissodes Castaneus, que es una de las últimas plagas que tenemos en la región, a la cual Chile le pone mucha atención”, agrega José Villacide.

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En el laboratorio de experimentación ‘grupo de ecología de poblaciones de insectos’ trabajan alrededor de 14 personas. Foto: gentileza José Villacide.

En el laboratorio de experimentación ‘grupo de ecología de poblaciones de insectos’ trabajan alrededor de 14 personas. Foto: gentileza José Villacide.

¿Cómo afecta el cambio climático?

“Yo no niego el cambio climático. Lo que sucedes es que muchas veces se estudian impactos de eventos extremos como sequías prolongadas, inviernos que se extienden y eso afecta a los insectos, con impactos a nivel poblacional”, asegura el experto.

“También afecta a los árboles, se ponen más favorables para que los bichos los ataquen, esto no es algo teórico, se puede ver directamente”, afirma y comenta que son necesarios más estudios a lo largo del tiempo para tener mayores precisiones sobre cómo afecta el cambio climático.

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Las hormigas cortadoras, una de las plagas presentes en la Patagonia. Foto: José Villacide.

Las hormigas cortadoras, una de las plagas presentes en la Patagonia. Foto: José Villacide.

La clave es divulgar

El equipo de trabajo del INTA Bariloche da diferentes capacitaciones sobre sanidad forestal que, según los expertos, “no tiene fronteras, los problemas son compartidos con el Cono Sur”, afirman. Con el lema “Problemas comunes, enfoques compartidos”, el leitmotiv que los une, en agosto brindaron un seminario web y ahora se viene un taller presencial.

Hacia fin de este año, darán en curso donde van a volcar los conocimientos adquiridos, de formación, que se llevará a cabo del 9 al 12 de diciembre en la ciudad de Paysandú, Uruguay. El grupo se amplió y hoy trabajan con más plagas.

Nuestro trabajo es llevar investigación de base aplicada para comprender cómo las poblaciones de los insectos se comportan en determinados ambientes y cómo cambian en el tiempo y el espacio”.

La idea es generar conocimiento para otros investigadores, para organismos del estado y para los mismos productores. Un trabajo fundamental para cuidar la sanidad forestal.

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