12 vinos fuera de serie para conocer el sabor de la Patagonia
Las bodegas regionales se concentran cada vez más en los vinos cualitativos.
La Patagonia es un extenso territorio al sur de Argentina. Ese mapa, que es el mismo que hemos visto hasta el cansancio desde la primaria en adelante, es sin embargo impreciso. Más aún en materia de vinos.
Es que la Patagonia arranca a la mitad de la Argentina, no en el sur. Y, como se suma ahora la Antártida al territorio nacional en los mapas, vendría a ocupar el centro norte. Rarezas de la cartografía, si esa misma óptica se aplicara al vino, la zona más plantada con vid de la Patagonia estarían poco más que al norte de nuestro país. En esa perspectiva, esta región vitícola que da cuanta de 1,5% del vino en Argentina tendría otra visibilidad.
Siguiendo esta línea de razonamiento, conviene tener en mente esta otra comparación: si los viñedos están entre los 39 y 45 grados de latitud Sur, sería el equivalente austral de los viñedos de Europa. Otra sobrada razón para ponerla en el centro. Pero aún hay más. En materia cualitativa y de precio, la Patagonia es una región que ofrece un promedio alto. Aquí, el clima y la distancia hacen inviable el negocio de alta rotación y precios módicos. Con lo que las bodegas se concentran cada vez más en vinos cualitativos.
Con un plus de largo plazo y reciente aparición: es una región en la que se están explorando suelos, territorios y climas más que en ninguna otra zona del país. De ese fenómeno la provincia de Chubut es la que hoy se ofrece más vital: entre los viñedo del Hoyo de Epuyén a los de Trevelin en la Cordillera, sumados a los que se plantan en los valles del Río Chubut y Senguerr, ahí es donde hay terreno fértil para descubrir.
Tanta alharaca sobre la Patagonia tiene mucho que ver con un tasting que publiqué hace poco en Estados Unidos y donde, de los vinos extremos de Argentina –por condición geográfica, no estilística– los más interesantes y mejor puntuados venían de la región austral. Algunos de esos vinos, incluso, marcan un espacio propio en la cancha de vinos de Argentina. Y puestos a conocer el sabor de la región, conviene apuntarse con algunas botellas, entre las que rankearon con más de 90 puntos.
Son:
Fabre Montmayou Merlot 2021. Elaborado con viñas viejas plantadas en Allen, este tinto profundo ofrece estructura y sabor frutal.
Ribera del Cuarzo Blend Parcela Única 2020. Con uvas de Valle Azul, este corte 48% Malbec, 40% Merlot y 12% Petit verdot ofrece buen cuerpo y jugosidad.
Humberto Canale Gran Reserva Malbec 2022. Oriundo de Roca, este Malbec conjunta fruta confitada con un paladar jugoso y de taninos finos.
Alandes Malbec de la Patagonia 2022. Cosechado en Fernández Oro, este tinto de crianza conjuga intensidad de sabor y paso jugoso.
45 Rugientes Merlot 2021. Desde Sarmiento, Chubut, este Merlot ofrece una nueva cara a la variedad, con fruta fresca y taninos pulidos. Rico.
Chacra Treinta y Dos 2022. Mainqué, en Río Negro, tiene viñas viejas de Pinot Noir con el que se elabora este tinto delicado y lleno de sabor.
Noemía Malbec 2021. Con viñas viejas de Mainque, Río Negro, este tinto perfumado y con matices consigue deslumbrar en el país del Malbec.
Special Blend 2021. Desde San Patricio del Chañar y con crianza, este corte de 40% Malbec, 40% Cabernet Sauvignon, 20% Merlot propone un tinto maduro y jugoso.
Saurus Malbec Barrel Fermented 2022. Fermenta y se cría en barricas. Con uvas de San Patricio, alcanza un perfil frutado y jugoso, con textura aterciopelada.
Wapisa Malbec 2021. Proviene de la costa atlántica de Río Negro y ofrece un perfil más ligero y de fruta madura en boca.
Contra Corriente Pinot Noir 2020. Viene de Trevelin, Chubut, y ofrece un tinto delicado y de elevada frescura.
Familia Miras Cabernet Sauvignon 2022. Emplea uvas de Mainque y consigue un tinto de cierta ligereza y profundidad de fruta.
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