reunión

Buenas perspectivas de crecimiento para la fruta de carozo

Fue una de las conclusiones a las que se llegó la semana pasada en la Jornada sobre producción y comercialización de frutas de carozo. Se analizaron diferentes aspectos sobre la realidad que atraviesa este tipo de productos.

La región del Valle de norte de la Patagonia tiene un importante recorrido para crecer en la explotación de duraznos, pelones y ciruelas. Esta definición fue una de las conclusiones a las que se llegó la semana pasada en la Jornada sobre producción y comercialización de frutas de carozo, que se realizó en la localidad de Guerrico y que fue organizada por el INTA Alto Valle y el Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA). Asistieron aproximadamente 50 personas entre productores, ingenieros agrónomos, profesionales de INTA y comercializadores.

Los expositores fueron el Ing. Agr. Jorge Toranzo (Consultor Privado), Oscar Liverotti (Mercado Central de Buenos Aires), Diego Molina ( Mercado Concentrador de Neuquén ) y Carlos Mangiavilano (Operador del Mercado de Bahía Blanca).

Toranzo expuso sobre las estadísticas que presenta la Argentina en relación a su superficie plantada y producción de las diferentes especies de frutas de carozo, centradas principalmente en damasco, ciruelas, durazno y pelón, resaltando la dificultad de acceder a estadísticas confiables sobre ambos aspectos ya que los datos no son concordantes entre las diferentes fuentes consultadas a nivel nacional. Durante la exposición se destacó la falta de estadísticas en comparación con los otros dos exportadores de frutas del hemisferio sur, como es el caso de Chile y Sudáfrica.

“Hay espacio para crecer en la producción de frutas de carozo tanto para mercado interno como para exportación. Pero, existe la necesidad de implementar políticas económicas y macroeconómicas que favorezcan la implantación de cultivos, que son mano de obra y capital intensivos . Esto es necesario para mercado interno pero muy especialmente para la exportación”, remarcó Toranzo en parte de su presentación.

También exigió una mayor complementación y colaboración entre el sector público ( INTA, Universidad, Gobiernos, etc.) y sector privado ( viveros, empresas comercializadoras, etc.) a fin de estudiar el comportamiento de las nuevas variedades previo a su plantación.

Por su parte Mangiavilano y Molina coincidieron en señalar que se debe trabajar para ofrecer fruta de calidad en cuanto a tamaño, color, madurez, packaging a fin de satisfacer al consumidor e incrementar el consumo de estas frutas.

Otra de las conclusiones de la jornada fue que para exportar es necesario también contar con un volumen apropiado de fruta a fin de llegar a los centros de comercialización, en este aspecto se pasaría de un esquema competitivo entre las diferentes zonas productoras a un esquema colaborativo. Asimismo destacaron la necesidad de contar con acuerdos fitosanitarios y tratados de libre comercio que permitan ingresar con un mayor nivel de competitividad a los mercados externos. También se solicitó la eliminación de impuestos internos que inciden en los costos de exportación y en los del mercado interno.

Pero sin la macro ordenada todo se hace muy difícil para poder desarrollar en forma agresiva la explotación de carozos, como sí se pudo hacer en otras latitudes del globo. En la exposición dieron un claro ejemplo de la distorsión de precios relativos existente en la economía argentina, uno de los tantos puntos que frena el desarrollo soñado. En febrero de este año un kilo de duraznos se pagaba 420 a 450 pesos en el mercado interno, lo que equivalía, tomando el dólar oficial de aquel momento como referencia, a unos 2,20 dólares el kilo. Mientras que el valor de exportación por ese mismo durazno se estaba pagando pocos más de 0,70 dólares el kilo. Claramente, hay un estímulo a colocar todo en el mercado interno. Pero esto tiene, entre otras, dos claras desventajas. La primera es que existe un techo para el desarrollo de la actividad, como lo estamos viendo hoy en día, ya que para producir grandes volúmenes tiene que estar abierta la puerta de la exportación porque el mercado interno local es muy pequeño si queremos un importante cambio de escala de producción.

El segundo tema es que el país se pierde la posibilidad de tener una fuente de ingreso de dólares genuinos en el tiempo, un dato clave en medio de la falta de divisas que sufre la economía argentina. Sin un dólar competitivo para la exportación, la producción seguirá estancada y solo destinada a cubrir las necesidades del mercado interno.

Otro dato de importancia que surgió en esta reunión fue que el durazno del Valle amarillo tiene un reconocimiento por parte del consumidor mucho más ponderado del que llega de Mendoza, que es por lo general es la variedad blanca.

El potencial de la región del Alto Valle para el desarrollo de frutales de carozo está, solo falta que acompañe la economía y la política para poder dar impulso a éstas y otras especies frutícolas como vemos, con cierto grado de tristeza, lo están haciendo Chile y Perú, por sólo dar dos ejemplos cercanos de nuestra tierras.

En esta nota

Dejá tu comentario