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Cerezas: proyectan crecimiento del 50% sobre las exportaciones

Son las primeras estimaciones realizadas por el sector privado. Si todo sale como se espera, las colocaciones externas llegarán a las 7.000 toneladas. Mendoza ya comenzó la cosecha. La del Valle daría inicio en la segunda semana de noviembre.

Esta semana comenzó formalmente la temporada de cerezas en el país. Mendoza dio inicio a la cosecha de las variedades ultra tempranas que son las primeras que salen al mercado y que, por lo general, logran precios muy atractivos al ingresar en góndolas vacías de este producto.

Para la región del Valle se espera que la cosecha empiece en la segunda semana de noviembre, con un dato clave: se proyecta un excelente volumen de producción y un fuerte incremento sobre las exportaciones.

“Tuvimos una muy buena primavera y esperamos llegar a las 7.000 toneladas exportadas en la presente temporada. Pero todavía faltan las lluvias que podrían afectar parte de esta buena cosecha hasta hoy proyectada”, confió en conversación con +P el Gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados, Aníbal Caminiti.

Los datos que sugiere el ejecutivo son más que alentadores ya que representa una suba del comercio externo para este tipo de producto del orden del 50% en términos interanuales y llegaría a tocar un récord sobre las exportaciones de cerezas.

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Sin embargo, Caminiti se mantiene cauto con este pronóstico. Es que en las últimas temporadas la producción de cerezas fue golpeada de una u otra forma lo que terminó limitando los niveles de exportaciones. “Todavía faltan las lluvias que podrían afectar parte de esta buena cosecha hasta hoy proyectada. Hay zonas como en Chimpay dónde las explotaciones tienen cobertura y eso ayudará mucho a proteger la producción, pero en el Alto Valle, no hay este tipo de protección”, remarcó el ejecutivo intentando bajar las expectativas iniciales.

En otra parte de la conversación mencionó que las variedades ultra tempranas de Mendoza sufrieron un adelantamiento por la fría primavera, pero sobre las variedades en los Valles de Río Negro este escenario fue inverso: se observa un retraso de por lo menos una semana. De ahí que la recolección de cerezas en nuestra región dará inicio seguramente a partir de la segunda semana de noviembre.

Otro de los factores que menciona Caminiti que puede llegar a afectar los pronósticos de producción y exportación, son las temperaturas que se puedan registrar en cosecha. Por encima de los 30 grados y por largo tiempo, la fruta puede llegar a perder consistencia y virtudes de conservación en la poscosecha. “Hay que estar atento en este punto sobre aquellas fruta que tiene largos recorridos, como puede ser el caso de las ventas a Estados Unidos o China”, ejemplificó el especialista.

Los límites que impone el modelo

Es llamativo que una actividad, como la producción de cerezas, que podría tener un recorrido importante en la Argentina, sigue estando limitada por los condicionamientos del modelo económico implementado por el Gobierno de turno. Ejemplos sobran, pero vamos a algo tan pequeño, pero no menos importante para la actividad, como es el problema que tienen hoy las empresas para importar un producto que permitiría proteger de las lluvias a la cereza que no esta bajo cubierta. Estamos hablando de un biofilm que se aplica sobre el fruto para disminuir el daño que puedan llegar a generar las tormentas, proyectadas a partir de de las próximas semanas. Hoy ese producto no puede ingresar porque el Sistema de Importaciones de la Argentina (SIRA), bloquea este tipo y otras importaciones. El objetivo de la SIRA es un control más estricto de las importaciones, buscando así reducir la salida de dólares oficiales (a precio de oferta) de las reservas del Banco Central. Con este esquema el Gobierno decide quién recibe dólares y quién no, y los empresarios pasan a depender de su buena voluntad del funcionario de turno, en este caso del secretario de Comercio Matías Tombolini, y la arbitrariedad se vuelve moneda corriente. Así es muy difícil producir con eficiencia para cualquier empresa frutícola. Si no liberan las SIRA en los próximos días, la suerte estará echada para los productores de cerezas. Ahora, si llueve en forma torrencial afectando la producción de cerezas, ¿Quién se hace cargo de estás pérdidas? El principal responsable, el Estado, seguro que no.

Este tipo de actitudes y mecánicas son las que impiden que lleguen inversiones al país. Todo la economía de una sistema productivo depende de la buena voluntad de un burócrata de turno que seguramente nunca piso una empresa ni tuvo un trabajo de gestión dentro del sector privado. Y es en este contexto, en donde la región del norte de la Patagonia, se perdió los diez mejores años del comercio internacional de la cereza.

Solo mirando a Chile con lo que hizo en está última década en materia de producción de cerezas, podemos entender todo lo que perdió la Argentina. Para este año el vecino país proyecta exportar más de 450.000 toneladas de cerezas por una valor superior a los 2.300 millones de dólares; producción que se concentra en un territorio que representa el 20% del potencial de tierra productivas que tiene la región del norte de la Patagonia para este tipo de producto. Números sobre los que debería reflexionar el próximo presidente de los argentinos.

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