La pareja que transformó la crisis en oportunidad con Huillín
Desde las gélidas aguas del Nahuel Huapi crece Huillín, un emprendimiento con identidad patagónica y que lleva adelante un matrimonio, ejemplo de cómo trabajo y familia, a veces, pueden ir de la mano. Un negocio pensado en el turismo de naturaleza y en la producción desde el corazón de Bariloche.
Las viejas reglas del mundo de los negocios afirmaban que el trabajo no se lleva a la casa. Sin embargo, estas pautas no corren para una joven pareja de Bariloche que desde hace cuatro años lleva adelante Huillín, un emprendimiento que diseña y confecciona prendas para actividades en el agua y el aire libre.
Marcelo Muñoz y Cecilia Russo llevaban ya seis años juntos y un hijo en sus vidas cuando el negocio golpeó a su puerta. Venidos de Buenos Aires, se instalaron en Bariloche en 2016 donde, a pesar de tener cada uno un trabajo estable relacionado a sus diferentes profesiones (guía de rafting y fotógrafo, y comunicación, respectivamente), comenzaron a gestar la semilla de tener un emprendimiento propio en tierras patagónicas.
Luego de varios intentos fallidos, la pandemia terminó por dar el empujón final a su nuevo proyecto. Con el mundo detenido en pleno brote de Coronavirus y con el turismo paralizado, fue momento de buscar alternativas.
“Cuando se abrió la posibilidad de salir a hacer actividades al aire libre, sentí la curiosidad de comenzar a nadar en aguas frías, una actividad que había empezado a conocer hacía poco. Empecé a ir al lago Nahuel Huapi, a meterme sin neoprene, y me encantó. El problema era cuando salía: no sólo porque no tenía un abrigo acorde, sino que cambiarse rápidamente en la playa era muy complicado”, contó Marcelo en diálogo con +P.
Y agregó: “Vi que uno de mis compañeros usaba una especie de poncho que lo ayudaba, no sólo a cambiarse sino a entrar en calor rápidamente. En ese momento, en lugar de comprarme uno decidí fabricármelo, porque los que veía en venta, sentía que no estaban preparados en su diseño para ser usados en este clima de la Patagonia”.
Y como de las peores crisis pueden surgir las mejores oportunidades, este guía de rafting y fotógrafo devino costurero y comenzó a confeccionar ponchos cambiadores de toalla microfibra en cantidades, y prontamente las playas barilochenses y de otras localidades de la región se empezaron a vestir con esta prenda. Así, a fines de 2020, nació Huillín.
Matrimonio y algo más
“De hacer tres, pasamos a hacer 10 y de ahí una veintena; y yo ya quería sacar 100”, recordó Marcelo. Buscando una nueva forma para esta idea, el emprendimiento comenzó a tomar una dirección y encontró en su compañera de vida una socia para levantar la otra parte del proyecto.
“Mientras yo me encargo del diseño, buscar la materia prima, la confección y todo lo que requiere la producción, Ceci hace todo lo administrativo y ventas. Al menos así comenzamos, hasta tercerizar algunas tareas. Cada uno se sumó haciendo lo que mejor hace o lo que más le gusta y hemos sabido complementar muy bien el llevar adelante el negocio con las cosas de la casa”, resaltó.
También destacó “hacer un buen equipo” y que la división de esas tareas “fue clave”. “El combinar familia y negocios no es para todos, hay mucho en juego. Lo fundamental es poder limitar cuándo estamos en modo empresa y cuándo en modo familia, especialmente porque hoy tenemos dos hijos pequeños que nos ven emprendiendo todo el tiempo”, explicó.
Con el pasar de los años y la escalada del emprendimiento, esta pareja fue amoldando y renunciando a los trabajos fijos y hoy dedican casi el 100% de su tiempo a Huillín: “Cuesta soltar la zona de confort, sobre todo por la economía del hogar, pero tuvimos un momento bisagra para darlo todo a este proyecto, y jugárnosla. Y la verdad, que nos viene saliendo bien”.
Emprender entre lagos y montañas
Huillín tiene un objetivo claro: todas las prendas y accesorios que confeccionan son para utilizarse en actividades deportivas y recreativas que pueda ofrecer el paisaje natural de la Patagonia.
“Empezamos con un poncho cambiador, ideal para aquellos que nadan o hacen deportes en el lago o el río, acá. Nuestro diseño es bien amplio, cerrado y con una capucha grande que te cubre cuando el clima está complicado, como con mucho viento”, describió Marcelo.
Esta impronta local hizo que la marca comenzara a regionalizarse y “ahora contamos con ventas mayoristas en Villa La Angostura o Comodoro Rivadavia, por ejemplo; y tenemos clientes en todas las provincias de la Patagonia”, dijo.
Siguiendo esa línea, comenzó la diversificación de productos: “Fuimos añadiendo otros accesorios como chaquetas y pantalones antisplash, bolsos deportivos que cuentan con una red de ventilación y bolsas de rescate con cuerda, ideales para los que salen a hacer navegación. Y esta temporada de otoño estamos por lanzar una especie de buzo tipo anorak para quienes vayan a la montaña o los senderos, y necesiten una prenda de protección”, adelantó. Huillín también cuenta con un servicio de confección y reparación de equipos para empresas que ofrecen servicios turísticos relacionados con el agua, como rafting, kayak o navegación.
“Otra cosa que empezamos a hacer fueron bolsos a medida para el traslado de equipamiento. Por ejemplo, alguien que necesitaba transportar cosas a la base de un cerro para iniciar un ascenso, nos pide un bolso que sea amplio y bien cerrado para evitar que le ingrese tierra; o una empresa que brinda el servicio de rafting, necesita otro, pero bien grande y con otras características para llevar chalecos salvavidas, cascos, mochilas, etc. Nos fuimos adaptando a los pedidos de nuestros clientes y así surgen nuevos proyectos”, recalcó el emprendedor.
“Todo lo que hacemos, lo hacemos pensando en el entorno en el que vivimos, en su naturaleza, en aprovechar al máximo este lugar. Incluso, cada uno de los productos, primero lo probamos en nuestras actividades y los vamos mejorando y acondicionando”, enfatizó.
"Nuestro objetivo, por un lado, es ser un emprendimiento de referencia en la Patagonia, que, si necesitan ponchos cambiadores, bolsos para empresas de turismo aventura, chaquetas para una excursión o una prenda similar, no vayan afuera. Que sepan que tienen un socio en la región, que conoce el lugar, las necesidades, las adversidades del clima. Otra apuesta es meternos en el mundo del neoprene y productos estancos (sin resguardo 100% del agua). Con eso se vienen inversiones en nuevas máquinas, telas y capacitaciones", agregó.
Y añadió: “A veces no es fácil competir con fabricantes a gran escala, importadores o las grandes ciudades, por eso apostamos a un producto bien regional, que tenga identidad propia, que sea pensado y creado por quienes pateamos (y nadamos) la montaña, el río, el lago, la nieve y toda esta naturaleza. Tenemos esa devolución de nuestro público, así que creemos que vamos por buen camino”.
En esta nota