Un 'brasilero argentino' agradecido de la fruticultura del Valle
Llegó de Brasil y se instaló en el Valle a fines del '98; buscando una oportunidad...y claramente la encontró. Su historia.
A poco más de tres horas de carretera de Foz de Iguazú y a 120 kilómetros de la frontera con Argentina, la ciudad de procedencia de Jean Luiz De Barros, Pato Branco, cuenta con unos 85.000 habitantes. Llegó a la región a fines del '98. Hoy vive en Cipolletti y se siente uno más del Valle. “Yo trabajaba en la empresa más grande de importación de frutas de Brasil”, cuenta Jean Luiz a +P. “La firma tenía muchos negocios con Argentina y con el Valle principalmente porque siempre se exportó mucha fruta de acá para Brasil, entonces me hicieron la propuesta de venir a vivir a la región y me pareció una linda oportunidad”, relata con cierto grado de emoción.
La experiencia que se animó a vivir “ya lleva 27 años”, contabiliza. “Y ya van como seis años que tenemos una empresa propia en San Pablo con dos socios que también eran compañeros míos. Uno era gerente en Río de Janeiro, otro en San Pablo y formamos una firma propia”, agrega. “Tenemos nuestra empresa en San Pablo donde importamos frutas de todo el mundo, mucho de acá del Valle, por eso sigo viviendo aquí, porque Brasil es el mayor consumidor de pera del mundo”, expresa.
Recuerda que la manzana supo tener su mercado “que fue muy grande, pero bajó mucho por varios factores. Han cambiado mucho en los 8 últimos años en general las variedades de manzana y Argentina quedó atrás. Chile se metió mucho, Europa también ingresó en Brasil. Hoy el mercado para el Valle quedó bastante centrado en la pera”.
El Valle
“Cuando llegué al Valle era un momento muy pujante donde existían pequeños productores, donde existían empresas grandes como Expofrut que era prácticamente como un banco que financiaba a productores, el momento era otro, la economía era otra”, recuerda. “Estaba Tres Ases, Moño Azul, firmas tradicionales del Valle, yo he trabajado con ellos toda la vida y tengo un contacto de amistad. Conozco bastante la idiosincrasia del negocio, esas empresas también compraban fruta de productores”, cuenta. Asegura que “hoy los pequeños productores se fueron achicando y las empresas no salen a buscar productores nuevos porque ya tienen el circuito del negocio y los pequeños productores fueron desapareciendo por costos, o por no tener competitividad, por la situación económica del país en general”.
Rememora que cuando llegó “había gente de Chile, que venía de producir allá. Yo aprendí cómo se hacía manzana acá y eso estoy hablando de una historia reciente de 27 años. Ellos nos pasaron -yo digo nos pasaron porque me siento de acá-; tuvieron la oportunidad económica del país, que les ha dado las condiciones para que crecieran y ellos han crecido; nosotros fuimos quedando para atrás”.
“Es difícil hoy para un pequeño productor, no le dan los costos. La gente fue dejando y no hubo tampoco ni un cambio generacional. Se fueron abandonando chacras, hubo un gran problema con la carpocapsa, porque no se hacen controles, vos por ahí haces control fitosanitario y la chacra del vecino que estaba abandonada no va a hacer nada entonces es un problema, no es de hoy. Esto también influye mucho en un montón de situaciones incluso con Brasil, hay todo un protocolo de control de ambos países para que podamos cargar”, reflexiona.
“Aún así, sigue siendo una producción muy grande la del Valle y hay muchas oportunidades, no como fue en su momento, pero hay”, asegura. “Pero quedó acotada la oportunidad a poca gente, el que tiene todo el circuito completo tiene un buen negocio. La lástima es que hay muchas cosas y el Valle es muy grande y hemos perdido mucho. Eso genera empleo, genera riquezas”, señala.
Otro de los factores que señala como condicionante en la producción frutícola es “la falta de mano de obra, la gente no quería trabajar por varias situaciones, no perder un plan u otras. Lo mismo ha pasado en Mendoza por ejemplo, yo he vivido acá en el Valle pero yo he manejado Mendoza y San Juan con el tema de la fruta también. Mendoza era como la California de Argentina, tenía de todo y se vino abajo; cuando venía una cosecha de uva, no había gente para cosechar entonces hay gente que ha perdido la producción; ha pasado con el cítrico en Entre Ríos también”. “Nosotros trabajamos mucho los últimos tres años el cítrico de Entre Ríos porque empezó como a querer vincularse de vuelta con Brasil, pero todo el tiempo se trabajó con Uruguay. De un lado y del otro del río el negocio funciona y no funciona, es una cuestión de la coyuntura del país”, asegura.
“La agricultura es un negocio muy lindo, pero vos podés plantar bien cuidando todos los detalles, pero tenés otros factores que escapan a tu control como el tiempo y el clima. Podemos minimizar cosas si estamos bien armados, como las heladas o la piedra, pero para eso tenés que ser una empresa donde tengas capital y puedas invertir en riego por goteo, mallas anti-granizo, etc. Antes la producción te daba esos márgenes para invertir, ahora al pequeño productor se le complica. Es un sector muy golpeado, apasionante, pero golpeado”, remarca.
“A veces la gente dice bueno, tampoco te importa mucho porque al final sos una empresa que compra y lleva para allá. Sí, pero yo vivo acá y yo vivo de esta economía. Yo tengo dos hijas argentinas y mi esposa argentina y yo me siento muy argentino. Me siento muy del Valle. Me siento de la actividad por más que yo no sea productor, yo voy conforme va la música porque yo soy del otro lado, yo puedo acelerar y puedo frenar y ya el productor no puede acelerar y frenar; el productor siembra y tiene que esperar que arranque la producción a veces cinco, seis, siete años y después tiene que jugar con todos esos factores. Le puede salir bien, o le puede salir mal y cuando hay muchos factores que están jugando en contra como pasó en los últimos días es muy difícil mantenerse”, asegura.
El 'brasilero argentino'
“Yo me siento muy de acá. Cuando vine, había empresas que tenían importadoras en Brasil y mandaban personas para el Valle, porque era mejor para el negocio. En todo este tiempo soy el único que quedó. He hecho mi historia aquí y soy conocido en Brasil en el rubro de la fruta por ser ya de Argentina. Soy el 'brasilero argentino', me encanta”, expresa con pasión.
“Argentina es un país hermoso, con muchas oportunidades. Creo que tenemos mucho por hacer, hay que seguir apostando. Conozco a mucha gente que tiene este espíritu, que sigue haciendo inversiones y eso es importante. No hay que quedarse con que el Valle es petróleo y barrios privados”, agrega sonriente. “Nosotros dependemos mucho de lo que es toda la actividad de la fruticultura y mucha gente vivió de eso toda la vida. Veo muchos casos de esas empresas grandes donde una embaladora se jubila, toda una vida, mucha historia hay ahí; sus hijos quizás fueron a estudiar gracias a ese trabajo...obtuvieron alguna oportunidad, es algo muy lindo que parece que se va perdiendo”, piensa mientras toma mate y recuerda a su abuelo y a su papá “gauchos” que también tomaban mate.
Aportar al sector
Jean está seguro de que sus años de experiencia pueden colaborar con el sector. “Pienso que puedo aportar mi experiencia siendo la otra parte del negocio, yo conozco los problemas de acá; estoy sumergido en ellos y a la vez soy parte del otro lado, del mayor socio comercial de la fruta del Valle que es Brasil”.
“Intento no solo hacer negocios por una cuestión financiera, intento que nosotros tengamos una actividad que funcione para ambas partes porque al fin y al cabo dependemos uno del otro y de eso se trata, de que hagamos funcionar esto de lo que vivimos y de la que mucha gente vive”, afirmó Jean. “Yo tengo una amistad muy grande con el secretario de Fruticultura de Río Negro porque él trabajó también muchos años en una empresa muy grande y siempre hemos hablado de que hemos vivido un valle distinto y de aportar; y eso creo que viene del amor a la actividad”, aseguró.
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