Así es la fruta exótica que está conquistando a Europa y América
Del sur de China a los mercados más exigentes del mundo, el lichi es la fruta tropical codiciada por chefs, exportadores y consumidores.
Por siglos, el lichi fue un manjar reservado a los emperadores chinos. Hoy, esta fruta tropical, jugosa y perfumada, se abre paso en los mercados gourmet de Europa, Estados Unidos, Japón y América Latina. Desde su milenario origen en el sur de China, el lichi ha protagonizado una travesía cultural, agrícola y comercial que lo convierte en uno de los frutos exóticos más codiciados del mundo. Esta es la historia de cómo una fruta ancestral se transformó en un emblema global del sabor asiático.
El lichi (Litchi chinensis) es originario del sur de China y el norte de Vietnam. Su cultivo está documentado desde hace más de 2000 años, aunque hay registros literarios que lo sitúan en la dinastía Han, alrededor del siglo I AC. Su aprecio entre la nobleza era tal que emperadores como Xuanzong de Tang ordenaban su transporte diario desde Guangdong hasta la corte para satisfacer los antojos de su concubina Yang Guifei. El lichi no era solo una fruta, era un símbolo de estatus, refinamiento y deseo. Durante siglos, el fruto fue exaltado en poemas, crónicas imperiales y tratados botánicos. Su sabor único, mezcla de rosa, uva y melón, junto con su cáscara rojiza y textura delicada, lo convirtieron en una delicia más espiritual que alimenticia.
Aunque comenzó su viaje internacional hacia el siglo XVII, fue en los últimos 150 años que se globalizó verdaderamente. Llegó a la India desde Birmania en 1789 y a Madagascar y Mauricio hacia 1870. Luego se extendió a América, Australia, Sudáfrica e Israel, siempre como un cultivo selecto para climas subtropicales y exigentes consumidores.
Fruta con dominio asiático
Hoy, Asia produce más del 95% del lichi mundial, con una producción global que oscila entre 2,5 y 3,5 millones de toneladas anuales. China lidera ampliamente con más de 2 millones de toneladas por año, seguida por India (aproximadamente 700,000 toneladas), Vietnam, Tailandia y Bangladesh.
En China, provincias como Guangdong, Guangxi y Fujian concentran la mayor parte de la producción, y el fruto tiene tal importancia que es considerado patrimonio cultural en algunas regiones. Sobre el inicio de cosecha, son miles los productores que se acercan a los mercados para colocar sus cosechas. La imagen de ese momento es realmente imponente. El siguiente video nos muestra como es que se mueve esta fruta ancestral en los mercados de China continental.
En India, el estado de Bihar domina la producción, y variedades como el lichi Shahi han sido promovidas como productos de exportación con indicación geográfica.
Exportaciones que crecen
Aunque solo una pequeña fracción del lichi producido se exporta (menos del 1%), su valor económico es significativo y creciente. En 2023, China exportó más de 100 millones de dólares en lichi, mientras que Madagascar, principal proveedor del hemisferio sur, genera cerca de 30 millones de euros al año con sus exportaciones.
Madagascar exporta más de 20,000 toneladas anuales, de las cuales el 80% va a Europa. Francia lidera las importaciones, seguida por Alemania, Austria y el Reino Unido. China, por su parte, exporta a Estados Unidos, Canadá, Hong Kong, Singapur y Filipinas, mientras que Vietnam ha ganado acceso a mercados exigentes como Japón, Australia y la Unión Europea gracias a sus cultivos certificados bajo normas GlobalGAP. En India, aunque el consumo interno absorbe el 98% de la producción, ya se han registrado exportaciones a países del Golfo, con perspectivas de crecimiento gracias a las iniciativas gubernamentales.
Según estimaciones recientes, el mercado global del lichi alcanzará los 9.790 millones de dólares en 2030, creciendo a una tasa anual del 5,5%. Este crecimiento se ve impulsado por el aumento del consumo de frutas exóticas, la demanda de productos saludables y la preferencia por alimentos con valor cultural e histórico.
Los países productores están respondiendo con innovaciones agronómicas, como el desarrollo de variedades sin semilla en China, Vietnam y Australia. Además, crecen las inversiones en productos derivados: lichi en almíbar, jugos, jaleas, tés y snacks liofilizados, lo que agrega valor y reduce la pérdida postcosecha.
Desafíos logísticos y sanitarios
El lichi es altamente perecedero. Su vida útil es corta, y requiere transporte rápido, refrigeración adecuada y cadenas de frío bien gestionadas. Esto limita su distribución global y eleva los costos. Además, los requisitos fitosanitarios de mercados como Japón, EE.UU. y la UE exigen altos niveles de trazabilidad, contenido de azúcar y ausencia de residuos químicos.
Estos desafíos han sido enfrentados con tecnología y regulación. Por ejemplo, Vietnam ha implementado certificaciones orgánicas y sistemas de trazabilidad digital para satisfacer las exigencias de sus clientes internacionales.
Más allá del comercio, el lichi sigue siendo una fruta cargada de simbolismo en Asia. En la cultura china representa el amor, la belleza femenina y la buena fortuna. Es común regalar lichis durante festividades y utilizar su imagen en arte y decoración. Su presencia en la cocina gourmet y en productos de belleza naturales refuerza su reputación como fruto de lujo. Es mucho más que una fruta tropical. Es una ventana a la historia milenaria de China, un puente entre tradición y modernidad, y un testimonio del potencial de la agricultura tropical en el comercio global. De ser la delicia secreta de emperadores a conquistar los estantes de supermercados en Tokio, París o Nueva York, el lichi ha recorrido un largo camino.
Con inversiones en innovación, logística y mercadeo, todo apunta a que su conquista está lejos de terminar. La fruta china por excelencia ya ha seducido al mundo con su dulzura exótica y su historia fascinante. Y lo mejor, apenas empieza.
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