España

El fenómeno avícola en España: gallinas vagando por una ciudad desde 2014

¿Pueden 700 gallinas desestabilizar la economía turística de Torrevieja, en Alicante? ¿Cuáles son los costos ocultos de una invasión avícola que revela fallos en la gestión pública?

En España, en el corazón de la Vega Baja, Torrevieja, una ciudad alicantina con más de 100.000 habitantes y un presupuesto municipal de 168,55 millones de euros para 2025, enfrenta un desafío inesperado: una población de aproximadamente 700 gallinas que deambulan libremente por parques y calles.

Este fenómeno, originado en 2014 por el abandono de unas 40 aves en el Parque de las Naciones, escaló hasta convertirse en un caso de estudio. Con un crecimiento exponencial impulsado por la alimentación vecinal y la ausencia de depredadores, estas gallinas no solo generan ruido y suciedad, sino que imponen costos significativos al erario público, cuestionando la eficiencia en la asignación de recursos locales.

Desde una perspectiva económica, el problema destaca por su impacto en el sector turístico, pilar del PIB municipal. Torrevieja, integrada en el Plan Estratégico de Turismo 2025-2029, busca dinamizar su economía a través de un modelo sostenible que priorice experiencias más allá del sol y playa. Eventos como congresos científicos sobre el impacto económico del turismo o el calendario deportivo generan hasta 11.190 pernoctaciones hoteleras, elevando el impacto turístico en un 40-50%.

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Una gallina camina junto a transeúntes en una calle de Torrevieja, en Alicante.

Una gallina camina junto a transeúntes en una calle de Torrevieja, en Alicante.

Sin embargo, las gallinas introducen disonancias: el canto matutino de los gallos interrumpe el descanso en una ciudad que depende de visitantes estacionales, mientras que la suciedad en áreas como el Parque La Estación afecta la percepción de calidad.

En un contexto donde el turismo de cruceros en Alicante aporta cerca de 66 millones de euros anuales, cualquier deterioro en la imagen urbana podría traducirse en pérdidas de ingresos por valor de millones, exacerbando la volatilidad de una economía azul dependiente de la sostenibilidad ambiental y social.

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La respuesta oficial

La respuesta municipal ilustra ineficiencias en la contratación pública. En febrero de 2025, se licitó un contrato por 26.000 euros para capturar y reubicar las aves, adjudicado a Ecoplanín Xestión e Información Ambiental SL por 19.600 euros.

La empresa renunció al descubrir la obligación de encontrar santuarios, un requisito impuesto por la Ley 7/2023 de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales. Esta normativa, de ámbito nacional, prohíbe el sacrificio y exige capturas en vivo, elevando los costos operativos para municipios.

Estimaciones indican que su implementación podría costar más de 35 millones de euros a nivel estatal, con ayuntamientos como Torrevieja enfrentando restricciones presupuestarias que limitan la adaptación.

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En comparación, Orihuela licita la gestión de su centro de protección animal por 260.000 euros anuales, destacando cómo estos gastos desvían fondos de inversiones productivas, como infraestructuras turísticas.

Analíticamente, este caso revela otras cuestiones problemáticas como el abandono inicial que genera costos sociales (ruido, riesgos viales) no asumidos por el causante, recayendo en el contribuyente. Para un público experto, es un ejemplo de asimetría informativa en licitaciones, donde la falta de claridad sobre obligaciones regulatorias lleva a renuncias y retrasos, potencialmente incrementando el costo total en un 20-30% por reprocesos.

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Una grieta

Además, la división entre los vecinos —algunos ven atractivo turístico en las gallinas— plantea dilemas en la valoración contingente: ¿cuánto vale la biodiversidad urbana frente a la higiene?

Según explicó Concha Sala, concejala de Bienestar Animal, aunque la imagen pueda resultar pintoresca, la situación entraña riesgos considerables. "Dichas aves habitan diversos puntos de la ciudad como parques, jardines, vías públicas o cualesquiera otros donde consiguen encontrar cobijo y alimento", declaró la edil, quien subrayó que las gallinas "se ven obligadas a habitar un ambiente hostil, compartido con vehículos y personas".

La presencia de estos animales en veredas y vías públicas representa un peligro potencial, pudiendo ocasionar atropellos y accidentes de tráfico. "Hay muchas en la autovía", advierte un residente de la zona, mientras que otros ciudadanos han adoptado con naturalidad esta peculiar convivencia: "Se ha vuelto un símbolo de la ciudad", comenta otro vecino.

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