Chile

Chile discute su modelo exportador: ¿Puede escapar de la trampa de los vinos baratos?

Con 93% del volumen exportado en segmento bajo, el modelo enfrenta crisis. Chile discute la premiumización como a la masificación del vino

En un contexto de estancamiento de precios y volatilidad global, la industria vitivinícola chilena se encuentra en un punto de inflexión. Un informe reciente del Ministerio de Agricultura analiza las exportaciones de vinos embotellados con denominación de origen (DO) entre 2020 y 2024, revelando una concentración extrema: el 93% del volumen se destina al segmento "corriente" (precios inferiores a US$50 por caja de 9 litros), mientras que el segmento premium (superior a US$50) solo representa el 7% en volumen, aunque contribuye con el 21,7% del valor FOB. Esta disparidad subraya los desafíos de un modelo exportador que prioriza la masificación sobre la valorización, limitando el potencial económico del sector.

Durante la última década, los precios promedio de exportación han permanecido estables, con vinos DO en torno a US$3 por litro y graneles cerca de US$1. Esta rigidez plantea un riesgo para la competitividad, especialmente en un mercado internacional donde la diferenciación por calidad puede capturar márgenes superiores. El informe destaca que, pese a una caída en 2023 seguida de una leve recuperación en 2024, las exportaciones totales mantienen estabilidad, pero sin avances en valor agregado.

Doce países absorben el 80% de los envíos de vinos corrientes, con Brasil, China, Reino Unido y Japón representando casi el 50%. En estos mercados, la premiumización muestra potencial desigual: en Brasil, los premium aportan solo el 14,5% del valor pese a un 3,4% en volumen; en EE.UU., escalan al 32,8% del valor con 12,6% en volumen; y en China, al 33,6% con 11,2%. Japón, por su parte, refleja un 11% en valor con apenas 3,4% en volumen. Estos datos indican que, aunque la estrategia de premiumización ha posicionado productos de alta gama, su impacto volumétrico es limitado, confinándola a nichos específicos.

image

Hacia una estrategia dual

El estudio advierte contra enfoques unilaterales: ni la premiumización exclusiva ni la masificación pura bastan. En su lugar, propone un modelo híbrido que potencie la masificación en mercados consolidados para vinos corrientes, ampliando la base de consumidores, mientras acelera la premiumización en variedades diferenciadas que justifiquen precios superiores. Por ejemplo, en mercados como EE.UU. y China, donde los precios promedio rondan US$35 por caja —aún por debajo del umbral premium de US$40—, hay espacio para elevar el valor percibido mediante marketing enfocado en experiencias únicas.

Esta aproximación dual no solo mitiga riesgos de dependencia volumétrica, sino que optimiza la cadena de valor. Al complementar volúmenes masivos con segmentos de alto margen, Chile podría elevar su contribución al PIB agrícola, estimado en torno al 2-3% por la vitivinicultura. Sin embargo, requiere inversiones en innovación varietal, certificaciones sostenibles y promoción targeted, alineadas con tendencias globales como el consumo consciente.

En última instancia, este replanteo podría transformar la vitivinicultura chilena de un exportador commodity a un jugador premium global. Con precios estancados y competencia de Nueva Zelanda o Argentina, la inacción podría erosionar cuotas de mercado. Adoptar esta estrategia dual representa una oportunidad para diversificar riesgos, incrementar ingresos por exportación y fomentar resiliencia económica en un sector clave para el empleo rural y el balance comercial.

En esta nota

Dejá tu comentario

Las más leídas