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Turquía, el nuevo gigante de la industria los espumosos

De la mano de productores audaces que apuestan por cepas autóctonas, los vinos espumosos turcos están abriéndose paso en Turquía y otros países.

Si bien hoy el Prosecco italiano es el más producido y el Cava español lo sigue de cerca, es el Champagne el vino espumoso que posee mayor prestigio. Mientras las casas champañeras de los tres países ya no están abocadas a la calidad (porque ya la tienen), lo cierto es que comienzan a vislumbrarse nuevos actores en este selecto mundo de los espumantes.

Por estos días está resonando Turquía, un país poco asociado al este universo pero que llegó a ocupar el sexto lugar mundial como productor de uva con 4,1 millones de toneladas. De una tradición olvidada a una alternativa, cómo el país logró colocar sus productos en el mercado.

Incluso hay quienes arriesgan que los vinos espumosos de Turquía buscan competir la hegemonía de sus pares franceses durante los próximos años valiéndose de una tradición milenaria en la producción de vinos.

¿Cuál es la gran apuesta de este gigante dormido? Hoy, productores y emprendedores locales apuestan por cepas autóctonas y el mercado del vino vuelve a florecer en el país, abriéndose paso en días de celebraciones.

En declaraciones a France 24, Burak Demirel, enólogo y profesor de vinificación en la Universidad Namik Kemal, se mostró optimista al decir que "hay una generación joven de productores y enólogos turcos que investigan mucho y están a la vanguardia de los nuevos desarrollos. El futuro de los vinos turcos, espumosos y tranquilos es brillante".

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Entre 2004 y 2022, la producción de vinos tranquilos se ha triplicado. Foto AFP.

Entre 2004 y 2022, la producción de vinos tranquilos se ha triplicado. Foto AFP.

¿Cuestión de prejuicios?

El desafío es enorme porque a la hora de pensar en los mejores vinos espumosos del mercado, es más fácil pensar en los países que mencionamos al comienzo antes que en Turquía.

"Una sola degustación basta para que estos prejuicios desaparezcan", aseguró Candas Misir, director de los terrenos de Vinkara, que en 2006 fueron los primeros en producir espumosos, blancos y rosados, hechos en sus viñas de Kalecik, a 80 kilómetros de Ankara, la capital turca.

De hecho, aquel recelo por la industria turca también quedó de lado cuando el espumoso "Yasasin" ("¡Viva!" en turco), de los terrenos Vinkara, ganó la medalla de oro en 2020 en el concurso 'Efervescentes del Mundo', organizado en Francia.

La mirada en lo local

Una de las claves del resurgir de la industria viticultora está muy relacionada con la explotación de la flora autóctona. "Las universidades y los viticultores hicieron un trabajo extraordinario. Han identificado más de 800 cepas autóctonas. Se trata de un potencial enorme que Turquía ha subexplotado durante años. Por eso era conocida como el gigante dormido de la viticultura", afirmó Demirel.

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Un empleado numera los barriles de vino en la bodega de Vinkara en Kalecik, en el centro de Turquía. Foto AFP

Un empleado numera los barriles de vino en la bodega de Vinkara en Kalecik, en el centro de Turquía. Foto AFP

Los números del fenómeno

Los últimos años, entre 2004 y 2022, la producción de vinos tranquilos se ha triplicado e incluso quintuplicado en el caso de los vinos espumosos, según cifras oficiales. Sin embargo, esto todavía no se ve reflejado en las exportaciones, que por el momento son limitadas, alcanzando únicamente los 30.000 litros en 2022, según las estadísticas oficiales.

No hay que olvidar que la competencia es dura con sus rivales europeos, españoles e italianos, que a menudo son menos costosos. "A la gente le preocupa el precio, principalmente cuando no tienen conocimientos en el tema. Sin embargo, la calidad está ahí", afirmó Andrea Lemieux, residente en Estambul desde hace once años y autora de una guía de vinos turcos.

Pero, aunque Turquía vuelve a estar en el mapa de los mejores productores, la realidad es que su techo todavía está muy lejos: "El país ocupa la sexta posición mundial como productor de uva con 4,1 millones de toneladas. Pero sólo el 4% de esta cosecha se destina a la elaboración de vino. Estamos lejos de alcanzar nuestro potencial", lamentó Ali Basman, el presidente de la Asociación de Productores de Vino.

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