cebolla

Producción de cebolla en el Mercosur: un certero análisis sobre la oferta, precios y desafíos

El fin de semana, especialistas internacionales se reunieron en la región para analizar la producción y comercialización de cebolla en el Mercosur.

La producción y el comercio de cebolla en el Mercosur atraviesan un período de incertidumbre marcado por la volatilidad que reflejan sus precios en las últimas campañas. Durante el XXVI Seminario de Cebollas del Mercosur, realizado el viernes pasado en Viedma (Río Negro) y el sábado en Hilario Ascasubi (Buenos Aires), productores, empresas e instituciones de Brasil, Perú, México, Chile, Alemania y Dinamarca compartieron y analizaron la actualidad del sector. El seminario se presentó como un espacio estratégico para el intercambio de aspectos productivos, económicos y perspectivas comerciales para la Argentina.

Daniel Iurman –director del INTA Hilario Ascasubi, Buenos Aires- especialista en producción y mercados, dialogó con este medio sobre la coyuntura actual del sector cebollero y las estrategias necesarias para afrontar los desafíos que se presentan, tras las distintas presentaciones en el seminario.

Hay que destacar en este contexto que más del 70 % de las variedades elegidas para la producción comercial en la Argentina fueron obtenidas en el marco de un programa de mejoramiento genético del INTA. Argentina hoy logra autoabastecerse de cebolla (consumo interno de aproximado de 480.000 toneladas al año cultivadas en 22.000 hectáreas) y exporta alrededor del 30% de la producción.

El impacto de la sobreoferta y la influencia climática en Brasil

Según Iurman, uno de los principales factores que explican la caída del precio de la cebolla es el aumento de la superficie sembrada en Argentina y en otras regiones del mundo. Este fenómeno se produjo en respuesta a los altos precios registrados en la temporada anterior, cuando una menor producción en distintos países, especialmente en el sur de Brasil, generó una gran demanda de importaciones.

“El sur de Brasil presenta la particularidad de que, cuando hay un año con el fenómeno de El Niño durante la primavera, las condiciones climáticas afectan la producción, generando una mayor demanda de importación. En cambio, cuando es un año de La Niña, se da la situación inversa: hay un clima seco que favorece la producción local, reduciendo la necesidad de importaciones”, explicó Iurman.

La cebolla tiene una demanda inelástica, es decir, su consumo no varía significativamente con los cambios de precio. “Cada persona consume entre 10 y 12 kilos de cebolla al año, independientemente de que el precio suba o baje. Esto significa que las fluctuaciones de precio están más ligadas a la oferta que a la demanda”, detalló el especialista.

El pronóstico climático como herramienta clave

Iurman destacó la importancia de seguir de cerca los pronósticos climáticos para planificar la producción. “La cebolla que se exporta mayormente se siembra entre julio y septiembre. Para ese momento, ya se pueden prever las condiciones del Océano Pacífico y anticipar si será un año de El Niño o La Niña”, indicó.

Embed

En ese sentido, el especialista advirtió que en junio del año pasado ya se anticipaba que la primavera sería seca, lo que indicaba un incremento de la producción brasileña y una menor demanda de importación. “Nosotros advertimos esta situación en distintos eventos con productores. Lo graficábamos como un auto chocando contra la pared. Algunos productores tomaron en cuenta la información y sembraron menos, pero otros no lo hicieron”, comentó.

Competitividad argentina y la necesidad de eficiencia

A pesar de que Brasil ha incrementado su producción habilitando nuevas zonas agrícolas, su costo de producción sigue siendo alto. En ese aspecto, Argentina tiene una ventaja competitiva, ya que puede producir cebollas de buena calidad a costos relativamente bajos. Sin embargo, para mantener esta competitividad es necesario mejorar en aspectos clave como la logística, el almacenamiento y el transporte.

“Tenemos que generar condiciones para producir a bajo costo y con alta calidad. La productividad y la eficiencia en el manejo postcosecha son claves para sostener la competitividad en el mercado regional”, afirmó Iurman.

El equilibrio en el mercado interno y las exportaciones

En cuanto a la importación de cebolla registrada el año pasado, el especialista señaló que fue una consecuencia lógica del buen desempeño de las exportaciones. “Se exportó a buen precio y luego, cuando hubo menos mercadería disponible en el mercado interno, se debió importar. No es un problema grave, sino una cuestión estacional que se podría haber manejado mejor con almacenamiento”, explicó.

Finalmente, Iurman enfatizó la importancia de la planificación y el monitoreo del mercado para evitar desequilibrios en la producción. “No se trata solo de producir más, sino de hacerlo de manera inteligente. La clave está en interpretar bien las señales del mercado y ajustar la producción en función de la demanda real y las condiciones climáticas”, concluyó.

El sector cebollero argentino enfrenta desafíos importantes, pero con información precisa y decisiones estratégicas bien fundamentadas, puede seguir siendo un actor relevante en el mercado del Mercosur.

A continuación se detallan los temas que se discutieron en el seminario y sus expositores.

WhatsApp Image 2025-03-18 at 14.21.29.jpeg
WhatsApp Image 2025-03-18 at 14.22.19.jpeg

El seminario fue organizado por el INTA junto con el Gobierno de la provincia de Río Negro, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires y diversas instituciones vinculadas al sector. Acompañan el evento el Departamento de Agronomía Universidad Nacional del Sur. Asociación de Productores Villarino Sur (APROVIS), Corfo Rio Colorado. Asociación de Productores hortícolas del partido de Patagones, SENASA Argentina, IDEVI, Funbapa, y las empresas Bejo Argentina y Nunhems-BASF, entre otras.

En esta nota

Dejá tu comentario