Arabela Carreras

Atrapados en la línea de partida

Llega el fin del mandato de la gobernadora de Río Negro, ¿cómo cierra su ciclo económico?

En la soledad a que fue sometida por su partido político, el periodo gubernamental de Arabela Carreras transitó por las contingencias de la pandemia, las turbulencias en la situación económica del país y los problemas económicos del estado rionegrino.

En estos años, enfrentó la necesidad de aumentar los ingresos para hacer frente a las demandas salariales y el aumento de los gastos públicos en varios frentes, entre los que no resultaron menores las obligaciones con entidades financieras, bancarias, el Estado Nacional, proveedores, contratistas y tenedores de títulos de deuda pública, que vienen acumulándose desde gestiones anteriores.

Su tránsito por la gobernación se dio bajo un escenario de la economía provincial que se caracteriza en la última década por el estancamiento de los indicadores productivos. El producto por habitante se mantiene en el mismo nivel que en el año 2012, lo que en la medición del crecimiento económico significa que hace diez años que la provincia no logra conjugar fuentes de progreso productivo. Esto se da en un marco de pérdida de relevancia de los sectores del agro, la minería, la industria y la energía, que supieron representar el 30% de la producción total provincial y hoy significan el 21%, mientras que las actividades que aumentaron su participación son las relacionadas con los sectores de servicios.

AC tabla.jpg
Fuente: Dirección de Estadísticas y Censos de Rio Negro

Fuente: Dirección de Estadísticas y Censos de Rio Negro

Enfrentado a esta realidad de ausencia de inversión del sector privado en la provincia, la declinación de la fruticultura y la minería, y la falta de dinamismo económico en un territorio dotado de recursos naturales y capacidades de sus habitantes para agregar valor en diferentes actividades, el gobierno de Carreras no mostró un mínimo atisbo de intentar proyectar el desarrollo productivo provincial desde el incentivo a la producción y la concreción definitiva de las obras de infraestructura para la producción. Sumado a ello, el estado de las vías de comunicación del autotransporte es calamitoso, las obras básicas para la ampliación de ejidos urbanos avanzan sobre los sectores rurales, la costanera marítima y la cordillera siguen esperando un plan maestro de desarrollo.

En lugar de abocarse a estos problemas concretos y factibles de intervenir desde la acción gubernamental, la gobernadora apostó a disimular sus ausencias anunciando una serie de grandes objetivos del desarrollo económico provincial con escasas posibilidades de concreción durante su mandato: el hidrógeno verde, el puerto para la exportación petrolera, la creación del Consejo Económico para planificar el escenario económico e industrial de la provincia, los polos tecnológicos en parques industriales, constituyeron grandes anuncios que no se vieron reflejados en la realidad cotidiana de la producción y el empleo.

Así, se han transitado cuatro años más de incapacidad institucional para definir objetivos gubernamentales en materia de desarrollo productivo, que permitan concretar líneas de trabajo que avancen en aspectos factibles del progreso económico provincial, dando lugar a acciones concretas, de mediana escala, para incentivar la inversión y la generación de empleo. A partir de la asunción del nuevo gobierno, es necesario revertir este panorama si se pretende volver a retomar la senda del crecimiento económico.

En esta nota

Dejá tu comentario