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Desafíos que se vienen: ¿recuperación y reforma? 

Proponemos reflexionar y retomamos pensamientos de antaño: "Nos preguntamos si el orden de las diferentes urgencias se entiende correctamente, si existe una confusión de objetivos y si algunos de los consejos que recibe son los más acertados". 

Asentado en la interacción entre el sector privado y los gobiernos, a lo largo de su existencia el sistema de organización económica de las sociedades contemporáneas verificó períodos de auge y crisis, originados en la inestabilidad propia del capitalismo, con sus ciclos de expansión y depresión.

Transcurrido el tiempo, tanto entusiastas epígonos como acérrimos detractores han debido reconocer que la vida económica de los países debe convivir con lo positivo y negativo del sistema económico actual. Y que la política económica es un factor crucial en la búsqueda de la estabilidad y el desarrollo económico, cuyos resultados se miden por los objetivos alcanzados o los errores cometidos.

Las personas y empresas sufren las vicisitudes de las fluctuaciones periódicas de la actividad económica, con sus consecuencias sobre la producción, el empleo y el ingreso de la sociedad. Esto origina una presión social para que los gobiernos nacionales intenten morigerar las consecuencias que produce el desempleo en las personas desocupadas, las que en su mayoría no tienen otra forma de generar un ingreso para hacer frente a sus necesidades que no sea trabajar por un salario.

Asimismo, cuando las empresas no consiguen vender sus producciones a precios rentables, la crisis se agudiza y la actividad económica entra en una recesión que acentúa la caída de la actividad económica y la generación de inversiones. Las demandas para que los ministerios de economía enfrenten decididamente tales situaciones ya están instaladas en la vida política.

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“La necesidad del deber hacer”

Si existió un momento en la historia mundial en que los gobiernos del mundo desarrollado reconocieron por la fuerza de los hechos que sus políticas de no intervención en la vida económica, recomendadas por la academia y el mundo financiero de ese momento, estaban llevando a los países a descender por la pendiente de una crisis económica sin parangón, fue en los inicios de la década de 1930.

Ante la peor crisis que conoció los Estados Unidos, y no contando con una teoría alternativa de política económica en la cual respaldarse, el presidente (Franklin) Roosevelt se enfrentó a la necesidad del deber hacer, intentando instrumentar medidas prácticas según la necesidad lo imponía. Y así lo sintetizó en su recomendación para la acción ante la crisis: Lo mejor que uno puede hacer en un momento de decisión es hacer lo correcto. La segunda alternativa sería hacer lo incorrecto; y lo peor que uno podría hacer es no hacer nada.

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La receta argentina

En nuestro país, si nos guiáramos por los hechos, parecería que en términos de política económica los sucesivos gobiernos que debieron enfrentar las recurrentes convulsiones económicas han perdido de vista la primera recomendación rooseveltiana: en primer lugar, se debe hacer lo correcto. Por el contrario, se han reiterado en guiarse por la segunda alternativa: hacer lo incorrecto. En la época actual, la opción de no hacer nada ha quedado descartada, aunque el hacer no asegura que las intervenciones de las autoridades económicas puedan arrojar resultados positivos.

Así, es indudable que el próximo gobierno de los argentinos deberá enfrentar la necesidad del deber hacer. Pero en la historia económica argentina ya se han probado recetas de diversos tipos, y aunque se reiteren en la actualidad las propuestas del liberalismo y el populismo del recurrente péndulo político argentino, ninguna de ellas puede arrogarse una trayectoria de éxitos acordes a la posible solución que derivarían de la instrumentación de sus propuestas.

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El orden de las prioridades

Las cuestiones siempre presentes en el ordenamiento y la acción de la política económica cuando se intenta superar una situación de crisis tan profunda como la que estamos transitando, fueron establecidas por John Maynard Keynes (que como todo clásico del pensamiento económico, es más conocido por las versiones distorsionadas de sus ideas que por la lectura de sus obras) cuando le expresó a Roosevelt que sus simpatizantes Nos preguntamos si el orden de las diferentes urgencias se entiende correctamente, si existe una confusión de objetivos y si algunos de los consejos que recibe son los más acertados.

Partiendo de estos interrogantes, y enfrentados a la ausencia de una caracterización nítida de las propuestas económicas de los candidatos con mayor caudal de votos en las próximas elecciones, intentaremos ordenar algunas ideas expresadas por los candidatos que permiten aproximarnos a sus propuestas económicas, evaluando su priorización de objetivos y el orden de las medidas que proponen implementar.

  • El orden de las urgencias: mientras que los candidatos rupturistas plantean que el sistema económico argentino en sus bases actuales debe ser destruido y sustituido (Javier Milei) o reformado sustancialmente (Patricia Bullrich), debido a que asocian sus resultados con un ciclo de decadencia en la economía del país, el postulante del oficialismo (Sergio Massa) plantea recuperar la actividad económica bajo la continuidad del modelo vigente, el cual se postula con un mensaje productivista y defensor de la distribución del ingreso.
  • La confusión de objetivos: Massa, enfrentado como está a la gravedad de los problemas de su gestión actual, se compromete a abordar todos los problemas de la economía al mismo tiempo. Milei no pasa de frases de ocasión sobre el orden y factibilidad de las reformas que propone, sabiendo que su mensaje actúa principalmente sobre el sentimiento de frustración social. Bullrich resbala en el campo económico, debiendo recurrir a nombrar un economista que se muestra como la cara visible de sus propuestas, asociadas a una supuesta sencillez en la determinación de las prioridades
  • Los consejeros: Bullrich cuenta con un conjunto de economistas del PRO, el radicalismo, los cuales han pasado por el gobierno de Mauricio Macri con magros resultados; los economistas que rodean las propuestas de Massa se desconocen, huérfano como está el peronismo de la renovación de su pensamiento económico. Milei tiene ideas propias sobre economía que han despertado la atención sobre sus propuestas por la radicalidad de las mismas, y ha atraído a su círculo a economistas de las usinas intelectuales del liberalismo económico argentino, con una orientación a las finanzas y varios con pasado menemista

Concluimos este artículo con la recomendación de Keynes a un hombre práctico como Roosevelt, aclarando que cualquier similitud con el mensaje al próximo presidente argentino sobre las prioridades de la gestión económica ante la crisis dudamos que resulte pura coincidencia: Usted está comprometido en una doble tarea, Recuperación y Reforma: la recuperación de la depresión y la aprobación de aquellas reformas empresariales y sociales que están atrasadas hace mucho tiempo. Para el primero, la velocidad y los resultados rápidos son esenciales. El segundo puede ser urgente también; pero la prisa será perjudicial, y la sabiduría del propósito a largo plazo es más necesaria que el logro inmediato.

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