Otra vez la Argentina vuelve a ser cara para el mundo
Hace pocos meses, Argentina era invadida por sus vecinos para hacer compras. Hoy la foto es totalmente al revés.
Argentina es un país que muestra arritmias económicas interesantes para ser estudiadas por los grandes teóricos de la materia. Hace tan solo unos meses, miles de ciudadanos chilenos, brasileños y uruguayos -entre otros- invadían las tiendas mayoristas, los supermercados y los grandes centro comerciales de nuestro país, porque todo estaba muy barato para ellos.
La política económica los favorecía y la brecha cambiaria local -entre la divisa oficial y la marginal- ayudaba, aún más, para que la Argentina termine siendo un país barato para todo aquel extranjero que pisaba nuestro territorio. El turismo, agradecido.
Hoy la línea de migración es inversa. Esta semana vimos miles de autos argentinos formando filas kilométricas en las fronteras, para pasar a territorio chileno, brasileño y, en menor medida uruguayo, en busca de las grandes compras, porque para el turista argentino estos países resultan ahora, en varios rubros, muy baratos en comparación con los precios del mercado local.
¿Qué es lo que define que esta marea de personas vaya de un país o otro en determinado momento? El tipo de cambio. La región -y el mundo en general- muestra cierta estabilidad en su moneda. La volatilidad que genera estos movimientos migratorios comerciales son producto de las políticas económicas aplicadas en nuestro país. Cuando el dólar "es caro" para la economía argentina, en término relativos, la marea de de visitantes extranjeros llega a nuestras tierras. Por el contrario, cuando "está barato" se produce un proceso inverso. Y fue exactamente esto lo que ocurrió en el país durante este cortísimo tiempo. Hace tan solo un par de meses el dólar en términos relativos estaba "caro". Hoy se siente el retraso cambiario que muestra la divisa, y el dólar "está barato".
Hay un punto de referencia ineludible para analizar esta ciclotimia que presenta la Argentina en su tortuosa relación con la divisa norteamericana: el precio del combustible. Durante la gestión del presidente Alberto Fernández -y Sergio Massa como su ministro de Economía- muchos uruguayos, brasileros y paraguayos, cruzaban a las ciudades limítrofes con nuestro país, para llenar el tanque de nafta o gasoil. Hoy, ese tráfico no existe, porque no vale la pena cruzar. Los precios están alineados en el contexto regional. Antes de la devaluación del presidente Javier Milei -y su ministro Luis Caputo- la relación del precio de la nafta llegó a estar 4 a 1. Esto significa que para un ciudadano uruguayo -por dar un ejemplo cualquiera- llenar el tanque de combustible de su auto en argentina era 75% más económico que hacerlo en su país. Hoy se redujo tanto esta brecha que casi no hay diferencia de precios para un consumidor minorista de países vecinos.
Mantener como política un dólar "barato", paradójicamente en los hechos, hace que la economía argentina en dólares sea muy cara, al compararla con el resto de los países con los cuales existe cierto tipo de intercambio comercial. Para los detractores del gobierno como el analista financiero, Carlos Maslatón, la actual gestión es la responsable del encarecimiento del país en dólares. “Es deliberado y es una ideología que no comparto. El ministro (Luis) Caputo la trata de morigerar diciendo, voy a pagar una menor tasa de interés pero sigue errando para beneficiar a un sector, que es la especulación financiera” y agregó que, “...Argentina no funciona como un país caro, sino como barato o no tan barato. Como país caro en dólares, tipo año 1981 ó 2000, quedó claro que no funciona". Dos ejemplos para el olvido dentro de la corta historia económica del país.
Segmentos caros
El Gobierno nacional liberó parte de la economía buscando dar un primer paso para ajustar las distorsiones que venías arrastrando algunos precios relativos. Lo está logrando. Pero faltan muchos otros. En esta liberación de precios, el salario quedó muy atrás y esto hace que, para cualquier asalariado promedio local, el país sea caro desde cualquier perspectiva que se le quiera dar.
Esta liberación de precios, generó distorsiones. Semanas atrás se viralizaron por las redes sociales algunos alimentos importados en supermercados de Capital Federal mucho más baratos que aquellos de producción nacional.
Cómo estos hay decenas de ejemplos que circularon por las redes sociales mostrando precios de productos alimenticios importados más baratos que los nacionales.
Las distorsiones también aparecieron en la tecnología. Cualquier tipo de producto de esta línea están, en países limítrofes, menos de la mitad de lo que se paga en el mercado argentino. Ni hablar si uno viaja a Estados Unidos donde los encuentra hasta 70% más barato de lo que se abona en nuestro país. Esta misma tendencia, aunque no tan marcada, se ve en los productos textiles.
Es decir, los bienes considerados “baratos” están centrado en ciertos segmentos de la economía. Existen otros sectores que todavía faltan ajustar dentro del programa económico de Luis Caputo: tarifas y energía (exceptuando combustibles); siguen hoy estando “muy baratas” respecto de otros países de la región. Algunos alimentos, como son las carnes, fundamentalmente vacuna, también siguen siendo mucho más económica en nuestro país que en el resto de la región.
Pero independientemente de estos brutales ciclos económicos que estamos viendo, la economía argentina deberá estabilizarse en el mediano plazo para poder estar a tono con los precios internacionales. Y esto incluye a los salarios.
Muchos son los economistas que piensan distinto a Maslatón...es decir, que podemos convivir con un dólar alto en la economía argentina. Pero para ello es necesario que el sector público disminuya la presión fiscal sobre el sector privado y que este último incremente sensiblemente su productividad en cada uno de sus rubros. Sin estas dos variables ajustadas, la situación podría complicarse sensiblemente, y más aún teniendo en cuenta que el dólar sigue “planchado” y sin intenciones el Gobierno de corregir la paridad cambiaria como lo está exigiendo una parte del mercado.
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