Chacra La Piedad: producción de frutas finas en Plottier que desafía el crecimiento urbano
Desde la localidad de Plottier, en la provincia de Neuquén, Gisela y Lucía resisten al avance de la presión inmobiliaria y defienden día a día su trabajo como productoras de frutas finas.
A unos 400 metros de la ruta 22, a la altura de la terminal de ómnibus de Plottier (Neuquén), se encuentra Chacra La Piedad en sentido hacia la barda. El establecimiento ubicado en el corredor del Limay, se encuentra rodeado de varios loteos y resiste al avance inmobiliario con su producción de frutas finas que no para.
Gisela Hoffmann y Lucía Mas son las gestoras de este emprendimiento que nació en el año 2000, en una chacra que antes era de peras y manzanas, que Gisela había adquirido en el año 1988. Gracias al programa de frutas finas de la provincia de Neuquén, impulsado por el Centro Pyme, pudieron reconvertirse y avanzar en la producción de fruta fina.
Ninguna de las dos emprendedoras viene de familias de productores. Tanto Lucía como Gisela se formaron como secretarias profesionales. Sin embargo, a pesar de no ser técnicas de profesión, aprendieron todo sobre la producción de frutas basándose en trabajo y asesoramiento constantes.
Uruguay, Buenos Aires y Neuquén
En diálogo con +P Gisela nos cuenta que junto a su marido Abel Ángel Rodrigues, llegaron en los 80s desde Buenos Aires, y que su socia Lucía es uruguaya. Gisela y Lucía se habían conocido en Montevideo mientras estudiaban el Secretariado Profesional en el José Pedro Varela.
Una vez en el Alto Valle, Gisela trabajó en la planta de agua pesada varios años, mientras que Lucía había llegado a la zona para abrir una sucursal de Crediguía, hasta que se sumó a La Piedad.
La decisión de producir frutas finas tuvo que ver con buscar un cultivo adecuado para pocas hectáreas. “Se me ocurrió a mí, complicarme la vida” (risas) “pero bueno, fue un desafío”. Hablando de tierras productivas, “vos te podés decidir a lotear y me olvido de 800 millones de problemas”, dice un poco en serio y un poco en broma.
Gisela asegura que, “durante el gobierno de Sobisch, nosotros nos adherimos al programa de fruta fina de la provincia que te brindaba asesoramiento, los plantines y también los postes con los alambres, para que vos pudieras hacer la guía de la plantación”, recuerda, y califica a ese asesoramiento como “fundamental”.
Para ese entonces todo fue aprendizaje, en la zona había mínimas experiencias con la fruta fina, “hubo algunos pioneros como Luis Bohigues, que después dejó de producir. Lo que era la producción en el Valle era todo manzana. No había antecedentes de producción de frambuesas y de mora, y tampoco había antecedentes de producción de frutillas”, asegura Gisela sobre el aprendizaje que significó para todos.
De frambuesas y moras
Las primeras plantaciones en chacra La Piedad fueron las frambuesas de las variedades Autumn Bliss y Heritage, además de Himbo Top, Polka y Sugana. Más adelante llegaron las moras de las variedades Jumbo, Dirksen, Black Satin, Navajo, 878, Ouachita y Serbia.
Para los suelos del Alto Valle estas eran las variedades de fruta fina que mejor se adaptaron. Hoy en la chacra se especializan en frambuesas y moras. Gisela nos cuenta que, con el tiempo, fueron ampliando la producción y también cambiando algunas variedades que adquirieron en los viveros de la zona de la Comarca.
“El problema que tenemos acá en la Patagonia es el verano que está siendo muy caluroso, y cuando vos tenés más de 32 grados, como te dice un especialista, la fruta fina se quema”, explica Gisela y agrega que deben podar incluso en verano y estar muy atentos a los postes, a retirar yuyos de las plantaciones y a levantar los bordes, entre otras tareas.
La chacra de cuatro hectáreas funciona a campo abierto. “Nosotros cultivamos frambuesas y todo lo que cultivamos se vende acá en la zona en fresco y no me alcanza la producción mía, yo le compro a otros colegas para poder abastecer a todo el mercado regional”, asegura una de las socias de La Piedad.
Fresco y congelado
Gisela explica que viene gente de todos lados a comprar al establecimiento, desde Chos Malal, El Huecú, Loncopué, hasta de 25 de Mayo (La Pampa). Por este motivo necesitan tener fruta todo el año, “el cliente sabe que, si tiene un evento el sábado la noche y cotizó postre con frutos rojos, sabe que acá viene el viernes o el sábado a la mañana y va a encontrar sus frutos rojos”, afirma.
En La Piedad también tienen algo de frutillas y cerezas para abastecer al mercado local. La temporada comienza con las frutillas en octubre y se extiende hasta abril. En el caso de la mora, no todas las variedades salen al mismo tiempo. En la chacra tienen 8 variedades que les permiten mantener el mercado en fresco durante todo diciembre y todo enero.
La producción se comercializa tanto en fresco, como congelada. El proceso del congelado se hace en el mismo establecimiento donde realizan el lavado y pelado de las frutas. “Tenemos una sala de clasificación y empaque que tiene personal con libreta sanitaria y manipulación de alimentos” y también cuentan con cámaras y rifers.
Para adquirir los productos el público se puede acercar directamente a la chacra y comprar por menor o hacer pedidos por mayor. En el establecimiento también cuentan con un almacén donde se venden otras frutas en congelado, como mango o arándanos que se traen de otras provincias. Asimismo, se consiguen conservas y dulces de otros productores del Alto Valle. Sin embargo, Gisela aclara que también cuentan con un distribuidor para Río Negro y Neuquén, además de sistema de delivery para pedidos más grandes.
A mediados de primavera y verano la chacra se llena de color y sabor, y es el mejor momento para visitar el establecimiento, que cuenta con un espacio de juegos para los más chicos. Entre las actividades, es posible recorrer las plantaciones, tomar fotografías y adquirir los productos.
En cada fruta que cosechan en forma agroecológica, Lucía y Gisela siembran una forma de resistencia: la de cuidar la tierra, honrar los vínculos y sostener un proyecto que florece entre la barda, el río, las heladas y los veranos intensos. Todo eso es chacra La Piedad.
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