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El poder de las uvas: descubren su impacto en la fuerza muscular de mujeres mayores

El consumo diario de uvas puede fortalecer a las mujeres postmenopáusicas y reducir costos de salud. ¿Cuál es la cantidad recomendada?

Un reciente estudio de la Universidad de California -publicado en la revista científica Food & Function- revela hallazgos prometedores para la economía de la salud y el bienestar. Por primera vez, se demuestra clínicamente que el consumo regular de uvas –apenas 1 taza y media al día– puede mejorar significativamente la fuerza muscular e incrementar los niveles de irisina en mujeres postmenopáusicas.

Estos resultados sugieren una estrategia nutricional accesible y novedosa para combatir el deterioro muscular asociado al envejecimiento.

En términos clínicos, se trata de la sarcopenia, que está caracterizada por la pérdida de masa y fuerza muscular, comienza a manifestarse a partir de los 40 años y su progresión impacta negativamente en la calidad de vida.

Sus consecuencias incluyen una reducción de la movilidad, pérdida de independencia y, crucialmente, un incremento sustancial en los costos de atención médica. Ante la ausencia de tratamientos efectivos para esta condición, la prevención se vuelve una prioridad económica y social.

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Apenas 1 taza y media al día puede mejorar significativamente la fuerza muscular. Foto: Freepik

Apenas 1 taza y media al día puede mejorar significativamente la fuerza muscular. Foto: Freepik

La letra chica de la investigación

El estudio, liderado por el Dr. Gerardo Mackenzie, dividió a las participantes en dos grupos: uno consumió polvo de uva (equivalente a 1 taza y media de uvas frescas diarias) y el otro, un placebo. Los resultados fueron contundentes: las mujeres que consumieron uvas mostraron mejoras significativas en pruebas de fuerza muscular, como la fuerza de agarre y la velocidad de la marcha.

Adicionalmente, se observó una tendencia al aumento en los niveles plasmáticos de irisina –una hormona vital para el crecimiento muscular y óseo– en el grupo de las uvas, mientras que el grupo placebo experimentó una disminución.

Aunque los cambios en los niveles de irisina no alcanzaron significación estadística, el equipo de investigación identificó una asociación positiva y significativa entre las mejoras en la fuerza de agarre y las variaciones en los niveles de irisina desde el inicio hasta el final del estudio.

"Estos hallazgos indican que consumir una cantidad modesta de uvas regularmente puede contribuir a mejorar la fuerza muscular en mujeres postmenopáusicas con riesgo de pérdida muscular por el envejecimiento", afirmó el Dr. Mackenzie.

La inclusión de uvas en la dieta representa un enfoque nutricional sencillo y potencialmente costo-efectivo para mitigar la sarcopenia. Este descubrimiento no solo ofrece una vía para mejorar la calidad de vida de una población vulnerable, sino que también sugiere una oportunidad para reducir la carga económica que esta condición impone sobre los sistemas de salud. La fruta, ya presente en las economías regionales, podría jugar un rol más estratégico en la salud pública.

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