Historia

Colonia Lucinda: cómo comenzó la irrigación en Cipolletti

La historia de desarrollo frutícola del Valle está atravesada por iniciativas privadas, que dieron impulso y redefinieron el horizonte de la región. Les compartimos la historia de cómo el riego marcó el comienzo de Colonia Lucinda.

Los territorios al sur del río Colorado que quedaron bajo dominio del estado argentino luego de la denominada Conquista del Desierto, fueron convirtiéndose en propiedades privadas siguiendo las leyes que regulaban la ocupación, venta, formación de colonias y poblamiento. Por cierto, que, para diferentes personalidades de los círculos políticos, militares y de negocios del país, contar con aceitados contactos dentro del gobierno nacional favorecía la posibilidad de constituirse en propietario de tierras, cuyo potencial para diferentes actividades económicas o posibilidades de ganancias especulativas resultaba un atractivo.

En 1897, el coronel Fernández Oro adquirió al Estado Nacional 40.538 hectáreas en el Territorio de Río Negro, comprendidas entre La Picasa (actual Cinco Saltos) y el oeste de la localidad que hoy lleva su nombre, abarcando tierras del valle y la meseta. En 1903, con la llegada del ferrocarril, se trazó el pueblo de Colonia Lucinda, contiguo a la estación, que en 1920 cambiaría su nombre por el de Cipolletti, en recuerdo del ingeniero que diseñara el proyecto de irrigación del valle.

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Las tierras sobre el río mostraban un gran potencial productivo.

Las tierras sobre el río mostraban un gran potencial productivo.

El principio

Las tierras sobre el río mostraban un gran potencial productivo, siempre que contasen con un sistema de irrigación. Vendiendo una parte de las tierras, Fernández Oro reunió fondos para comenzar los trabajos de construcción de un canal de riego privado, con una bocatoma sobre el río Neuquén, que regaría sus tierras y la de los nuevos propietarios.

Se conformaba así el modelo de convivencia urbano-rural que caracterizó el desarrollo inicial de los pueblos del Valle: el casco urbano rodeado de quintas, continuadas por chacras donde se cultivaban vides, pasturas y cereales.

La obra del canal se inició en 1902, constando en las publicaciones del Ingeniero Dehais que recoge testimonios de la época, que se construyó utilizando arado y pala, tirada por bueyes. Las labores se repetían tantas veces como fuera necesario hasta llegar a la profundidad deseada.

El agua comenzó a regar la primera de las tierras el 26 de septiembre de 1903. Hacia 1910 su alcance con la construcción de 3 canales secundarios irrigaba 2.071 hectáreas, que correspondían a 31 propietarios de la colonia. La bocatoma estaba a cargo de Juan de Dios Sepúlveda, y se regaban entre otras los establecimientos La Alianza de Luis Casterás, La Mayorina de Augusto Mengelle, los alfalfares de Fernández Oro, y el viñedo de Marcial Muñoz.

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Se construyeron tres canales secundarios que irrigaban 2.071 hectáreas, de 31 propietarios de la colonia.

Se construyeron tres canales secundarios que irrigaban 2.071 hectáreas, de 31 propietarios de la colonia.

En 1911, Fernández Oro vendió el canal al Estado Nacional, para integrarse a las obras de riego del “gran canal” que construiría el gobierno nacional. En septiembre de 1924, se publica en el Boletín Oficial el Decreto del presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear, mediante el cual se aprueba el convenio celebrado entre el Ingeniero Ballester, director de las obras de riego del Rio Negro Superior, y los propietarios de tierras de Colonia Lucinda Augusto Mengelle, Juan Ibar, Benjamin Diez y Luis Casterás.

Estos productores cedían una franja de terreno por donde pasaba el canal original, base de la construcción del canal de riego terciario y el colector de desagües que se integrarían al nuevo sistema de irrigación.

Así, se culminaba con el sistema de irrigación privada, y los canales que habían dado inicio a la captación y distribución de agua en las primeras épocas de la producción del Valle pasaban al dominio del estado nacional.

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