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Continúa sin freno la caída de exportaciones de manzanas

Las colocaciones externas de la especie siguen perdiendo terreno en esta temporada. Los embarques que salen del puerto rionegrino Este tocan sus mínimos históricos.

Las exportaciones regionales de manzanas no levantan cabeza. Y menos, la que se orientan hacia los mercados de ultramar.

Los datos son realmente preocupantes. Durante los primeros seis meses del corriente año, se embarcaron por el puerto de San Antonio Este (SAE) poco más de 13.500 toneladas de manzanas, volumen equivalente a unos 13.000 pallets de esta especie. La cifra representa una caída interanual del 15% y un desplome del 94% cuando se lo copara con el pico de exportación registrado en los primeros seis meses del 2005, momento en que las colocaciones externas de manzanas embarcadas por SAE llegaron a superar los 205.000 pallets.

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Es muy difícil entender esta debacle, inédita en el comercio internacional frutícola, sin explicar tres escenarios clave, entre otros secundarios, que llevaron a esta merma en las exportaciones.

-El primero de ellos es el contexto macroeconómico que presenta el país. El retraso cambiario sumado a las distorsión de precios relativos que está sufriendo la economía en las últimas décadas, están impactando de lleno sobre las distintas producciones regionales del país, y la fruticultura no queda fuera de este esquema. Estas dos medidas impulsadas en los últimos gobiernos -entre otras tantas- tienen un claro sesgo antiexportador ya que quitan competitividad al producto cuando llegan a las góndolas de destino, especialmente en aquellos mercados desarrollados. Una estadística clave que resume lo que estamos mencionado, es la evolución que ha tenido la participación de la manzana en los embarque totales que han salido de SAE en todo este último tiempo.

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Los números son contundentes. En los primeros seis meses de 1994 las exportaciones de manzanas representaban el 42% del total del movimiento registrado en el puerto. En la presente temporada, ese indicador se desplomó al 12%. Parte de este menor comercio registrado con ultramar fue derivado hacia otros mercados.

-Y es aquí donde aparece el segundo escenario. Las exportaciones de manzanas por SAE pierden dominio consecuencia del giro que deben hacer las empresas buscando mercados que le permitan obtener rentabilidad en sus exportaciones. En la última década las colocaciones externas totales de manzanas mermaron sensiblemente y, paralelamente y en forma progresiva, se reorientaron al mercado latinoamericano. El modelo económico fue el que incentivó estos cambios. Aquí también las estadísticas nos sirven para confirmar lo argumentado.

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Claramente se observa que fue en la última década donde se hizo el giro vertiginoso sobre los destinos de las exportaciones de manzanas. Ahora, la pregunta que podría hacerse el lector sería: ¿Por qué si no son competitivas las exportaciones que salen por SAE, sí lo son las que van a Latinoamérica? Primero porque, para las ventas a ultramar, las empresas exportadoras regionales deben esperar que la fruta llegue a destino, se venda y que el importador gire las divisas. Eso lleva, como mínimo, unos cuatros meses desde el momento que sale la mercadería del galón de empaque hasta que lleguen los pesos a la región. Este desfase de tiempo genera un costo financiero que muy pocas firmas pueden soportar sobre sus espaldas. Las colocaciones de frutas en los mercados regionales, permiten obtener los fondos por las ventas mucho más rápido, ayudando a las cajas de las empresas. A esto hay que sumarle la posibilidad de subfacturar -mecanismo ilegal estimulado por las políticas económicas aplicadas por el Gobierno- que muchas empresas utilizan, solo para poder sobrevivir al dólar oficial que el Estado le abona por sus ventas de frutas al exterior. Es importante destacar sobre este tema, que las empresas exportadoras perciben del Banco Central un dólar de 250 pesos y tienen que absorber costos de producción referenciados en los dólares financieros, que se ubican en la actualidad cerca de los 500 pesos por unidad.

-Variedades. El otro escenario que impacta negativamente sobre las exportaciones de manzanas y, en especial, sobre aquella oferta exportable destinada a los mercados desarrollados, es la falta de variedades existentes en el Valle de Río Negro y Neuquén -en volúmenes importantes- que hoy reclama la exigente demanda de ciertos mercados internacionales. La poca empatía de los grupos de inversores -externos e internos- con el país para invertir en este tipo de tecnología está también atada a los problemas económicos que arrastra el país hace décadas. Hoy solo una par de empresas en la región están trabajando -con recursos propios, cero financiamiento- con nuevas variedades de manzanas para exportar a mercados calificados, pero a escalas muy pequeñas como para poder revertir la tendencia decreciente de las colocaciones externas de esta especie.

Conclusiones

Es difícil ver un horizonte con algo de luz en un futuro cercano. Los condicionamientos que muestra nuestra actividad regional, producto principalmente de los modelos económicos aplicados en el país hace décadas, están reflejadas en sus tristes estadísticas: menos producción, menos exportaciones y menos productores.

Cuando se estudian las estadísticas de la actividad frutícola (tanto local como internacional) se puede observar que en las décadas del 70 y 80 la actividad refleja síntomas de agotamiento. En los 90 llegan un serie de inversiones que potencia la actividad, pero productos de las políticas que priorizaron el retraso cambiario, se aceleró el proceso de degradación del sector.

Es imprescindible generar un ambiente propicio para que la inversión vuelva a fluir sobre el Valle de Río Negro y Neuquén. Este nuevo contexto permitiría en el tiempo recomponer la actividad y que los niveles de producción y exportación lleguen a niveles que registran países competidores de la región. No es mucho lo que se pide.

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