Alto Valle

Don Francisco González, emblema de otra época de la fruticultura

Llegó al Valle como maquinista del ferrocarril a una tierra que tenía mucho potencial. Fue productor frutícola, comerciante, presidente de la Cámara de Fruticultores de Cipolletti y de CALF, y un gran visionario. Más Producción entrevistó a sus hijos para reconstruir la historia de “Gonzalito”, como le decían sus allegados.

El Valle guarda historias que permiten hacer una suerte de radiografía de otra época de la fruticultura. Una de ellas es la de Don Francisco González, un productor muy inquieto”, según nos cuenta su hijo Daniel.

Hay cientos de historias que nos llevan a los años en los que Don Francisco daba los primeros pasos en el Valle y para muestra basta un botón.

Al principio de la década del 90 Don Francisco González viajaba en su tractor desde su chacra en Cinco Esquinas hacia la rotonda de Cipolletti. Había tractorazo y este productor se ponía al frente para liderar los reclamos. Por aquellos días se pedía por el precio que se pagaba por la fruta y las retenciones que imponía el gobierno.

El productor Francisco Becich, recuerda que Don González fue presidente de la Cámara de Productores de Cipolletti por al menos tres períodos en los 90. “Era buena persona, muy sociable y ayudaba a los que podía”, agrega y, sobre los tractorazos de aquella época aclara que Don Francisco “no estaba de acuerdo con cortar las calles”, por lo cual los hacían tratando de que la circulación no se vea interrumpida.

“Gonzalito” como le decían afectivamente, salía de la rotonda e iba a atender su comercio de seguridad industrial, ubicado sobre la ex ruta 22 en el bajo neuquino. Más tarde, asistía a algún festejo familiar en el cual siempre estaba en la agenda de temas de la charla la situación social y política del país.

De La Pampa al Valle

De espíritu inquieto, visionario, trabajador y solidario, Don Francisco llegó a Neuquén a fines de la década del 40, con 26 años, como trabajador del ferrocarril. Nacido en Catriló, provincia de La Pampa, era hijo de inmigrantes españoles y tenía 10 hermanos. También ejerció su actividad ferroviaria en Copetonas, cerca de Tres Arroyos, más tarde se estableció con su familia en Tandil, hasta que lo trasladaron a Neuquén.

Casado con Antonia Castelli, Don Francisco tuvo dos hijos, Horacio Daniel González, actual presidente de la Asociación de Comercio, Industria, Producción y Afines del Neuquén (ACIPAN) y María del Carmen González. Ambos son ingenieros químicos con distintas especialidades y quienes hoy continúan con el legado de las chacras, entre otras actividades.

Daniel González, recuerda que su padre “siempre tuvo una militancia política muy fuerte, como era en el gremio ferroviario. Él llegó acá con el ferrocarril a Neuquén. Y en general, todo el gremio ferroviario en esa época de la fraternidad, los maquinistas, casi todos estaban afiliados al Partido Socialista” recuerda.

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La historia de Don Francisco habla de una fruticultura de otra época. Foto: gentileza de su familia

La historia de Don Francisco habla de una fruticultura de otra época. Foto: gentileza de su familia

Entre chacras, escobas y matafuegos

Don Francisco siempre tuvo una inquietud comercial, reconocen sus hijos. “La realidad es que él siempre vendió algo. Aparte de ser empleado del ferrocarril, en sus horas libres salía a vender escobillones y escobas, puso una fábrica de escobas y vendía matafuegos, y en una época se le dió por vender fertilizantes y agroquímicos” recuerda González.

Estos productos fueron los que lo llevaron a contactarse con unos italianos, que eran los fabricantes y los que le proveían los agroquímicos y los fertilizantes que se utilizan en la fruticultura.

Los comienzos en la chacra

“Se ve que estos italianos le piden que consiga chacras para comprar, porque les gustaba mucho el valle de Río Negro y Neuquén y él (Don Francisco) les consiguió, les mostró cuatro chacras y los italianos decidieron comprarlas”, recuerda Daniel y aclara que esto fue en la década del 70.

Lo concreto es que Don Francisco consiguió dos chacras en Cinco Saltos y otra en Plottier. Los italianos, decidieron hacer una sociedad y lo incorporan a Don Francisco como socio y sin pedirle aporte de capital. “Ellos le dijeron: ‘nosotros ponemos el capital, vos ponés el trabajo’. Así que tenía la sociedad con estos italianos, que eran muy particulares, eran de Milán. Ellos vivían seis meses en Italia y seis meses en Buenos Aires”, nos cuenta el presidente de ACIPAN.

Y la historia continúa “Los italianos estuvieron cuatro o cinco años produciendo las chacras y se cansaron y dijeron: ‘bueno, queremos vender’. Y entonces él (Don Francisco) dice, ‘les consigo vendedores’. ‘¡No!, vamos a hacer una cosa, Gonzalito, seguimos con una de las chacras, las otras las vendemos y una de las chacras te las dejamos a vos’” relata su hijo Daniel.

Ante esto, Francisco se pregunta “pero ¿cómo los voy a pagar yo?, yo no tengo nada”. “Bueno, lo pagás con el producto de la cosecha”, responden los italianos. Y así fue que se hizo chacarero y se apasionó con la chacra y la producción y, en función también de su militancia política, también se metió en la militancia de las cámaras frutícolas. Más tarde Don Francisco logró ampliarse y comprar más hectáreas por su cuenta, ya que entendía que el volumen era importante.

De la fruticultura a la seguridad

Con el tema de los matafuegos sucedió algo similar a las chacras “se instala en Neuquén Matafuegos Drago y abre una sucursal. Lo ponen a él como vendedor. Cuando la empresa decide cerrar la sucursal, él (Don Francisco) se queda con el local y también les va pagando con el producido del negocio” recuerda Daniel González.

“Y así es como nace la empresa de seguridad industrial (Distribuidora Neuquén) que hoy la sigo adelante yo (actual COMASEG)” nos cuenta Daniel y agrega que la parte comercial la dejó en gran parte en manos de sus hijos ya que Don Francisco se dedicó en sus últimos años exclusivamente a la chacra.

“Era un amor tremendo que tenía por la chacra. Tal es así que cuando él falleció en el año 2002, a nosotros nos dio mucha lástima vender. Al día de hoy una de ellas la tenemos en producción, con todos los sinsabores que te trae la producción” reconoce el actual presidente de ACIPAN junto a su hermana María del Carmen.

A pesar de los duros momentos que atravesó la economía del país, como en la década del 90, Don Francisco siempre apostaba a la producción. “Había algo que siempre nos decía, que había que apostar a la producción porque la producción a uno nunca lo iba a traicionar”, solía decir.

Daniel también recuerda que su padre era muy unido a Edgardo Christensen, quien fue un productor muy reconocido y estaban siempre en la lucha juntos. “Don Francisco era una persona con mucha actividad pública y que se comprometía con sus pares a donde iba. También fue presidente de CALF en el año 67. Sí, era una persona muy inquieta. Realmente nunca se quedaba tranquilo con lo que estaba haciendo” finalizó Daniel González.

Cientos de estas historias recorren el sector productivo del Alto Valle. Don Francisco González es ejemplo entre ellas por su pasión por la producción, el trabajo, por ponerle el hombro, por el compromiso y fidelidad con sus pares. Historias que sobreviven y nos muestran otra época de la fruticultura que aún emerge entre las cenizas.

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