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¿Llega la jubilación y ahora qué? La reinvención de un exfuncionario de la Patagonia

Fue funcionario, docente y, ya jubilado, arrancó "con una colmenita" en una cooperativa de 12 socios de Río Negro. Pasó el tiempo y ya reciben miel de productores también de Neuquén.

Suele pasar que entre los profesionales independientes que deciden trabajar en la actividad pública, una vez que terminan con esta etapa, ya sea por jubilación o por alejamiento de algún proyecto político, surgen una pregunta que retumba fuerte: ¿Qué hacer el día después?

Si la vitalidad y la salud lo permiten, esta nueva etapa puede ser una oportunidad. La de emprender algo que siempre se anheló, encarar un hobby postergado o simplemente buscar la forma de seguir adelante con una actividad medianamente rentable que de satisfacciones personales. La historia de Guillermo Grosvald resuena un poco con estos parámetros.

La familia de Guillermo vivía en la localidad de Palacios, Santa Fe, aunque su madre viajó a Buenos Aires para su parto (como se solía hacer para obtener mejor atención médica). Buenos Aires también era el lugar de origen materno, y esto le posibilitó a Guillermo realizar sus estudios primarios, secundarios y universitarios en la gran ciudad.

Se recibió de Ingeniero Agrónomo y se volvió a Santa Fe, luego a Santiago del Estero “y por motivos que no vienen al caso, terminé en el Valle el primero de julio del 74, cuando muere Perón”, recuerda Guillermo.

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Se sumó a la cooperativa cuando tenía apenas 12 socios.

Se sumó a la cooperativa cuando tenía apenas 12 socios.

De cerca con la producción

Una vez en el Alto Valle de Río Negro, Guillermo comenzó a trabajar como representante de productos agroquímicos. Hasta que, en el año 1989, gana la intendencia de Cipolletti, Rodolfo Salto. “Me pidió que lo acompañe y fui pensando que no iba a durar mucho, estuve los cuatro años con él y después me presento a candidato por el circuito Alto Valle Oeste a legislador provincial”, donde entró en segundo lugar.

“Nunca me lo había imaginado ni yo ni nadie, pero bueno… gané muy bien en Cipolletti en Cinco Saltos y en Catriel”, recuerda Guillermo quien volvió a ser legislador una vez más y luego ocupó el cargo de secretario de Desarrollo Económico de la provincia de Río Negro en el gobierno de Miguel Ángel Sáiz. “Después fui vicepresidente del EPRE, del Ente Regulador de Energía, tengo un posgrado en regulaciones”, agrega.

Cuando comienza el gobierno de Carlos Soria, para ese entonces “Alberto Weretilneck era mi director de protocolo en la municipalidad y cuando fui legislador había sido mi secretario de bloque, pero bueno, los caminos se separan y empecé a ser docente en secundaria”, explica Guillermo sobre su alejamiento de la política en la que estuvo 16 años.

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La producción de miel era para Guillermo “una asignatura pendiente”.

La producción de miel era para Guillermo “una asignatura pendiente”.

Una nueva etapa, los mismos problemas

Ya fuera de la actividad pública, Guillermo fue docente de la cárcel de Cipolletti hasta que pudo jubilarse. “Y cuando lo hice, decidí empezar la actividad agrícola”, cuenta Guillermo sobre su incursión en la producción de miel, actividad que continúa hasta el día de hoy.

Si mira hacia atrás Guillermo recuerda las problemáticas de entonces y que, según él, siguen vigentes: “los funcionarios públicos están dedicados a la regulación de las actividades y no a su promoción y desarrollo”, dice convencido y continúa, “por ejemplo, fíjate vos, en este momento la provincia de Río Negro está adoptando un camino claramente extractivista con la minería. No es estaría mal, al contrario, estaría muy bien, pero está abandonando la actividad frutícola y la turística”, asegura el exfuncionario.

“No pueden ni siquiera armar los órganos que tienen que hacer, y te digo que los ministerios están prácticamente parados, sin desarrollar nada, hacen anuncios, pero que no cambian y modifican nada” se lamenta a la vez que asegura que actualmente “no hay política a largo plazo para cambiar nada”.

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“La apicultura es una de las actividades más interesante que hay en la producción primaria

“La apicultura es una de las actividades más interesante que hay en la producción primaria", asegura.

Producción apícola y cooperativismo

La producción de miel era para Guillermo “una asignatura pendiente” ya había incursionado algo con la actividad en otras oportunidades: “la apicultura es una de las actividades más interesante que hay en la producción primaria, porque todos los insumos son nacionales y en los espacios físicos no hay que ser propietario”, explica el ahora productor de miel que se dedica a esta actividad más como un hobby.

Lo primero que hice fue empezar con la colmenita, me hice socio de una cooperativa que ya estaba funcionando y de a poco fui ocupando algunos cargos y fuimos dándole un impulso a la cooperativa, entre todos”, nos cuenta.

En ese momento la actividad apícola entre Fernández Oro y Cipolletti estaba concentrada en dos cooperativas, que más tarde se unieron y formaron lo que hoy es la Cooperativa de Apicultores del Comahue. Esta cooperativa se armó en el año 2013, en el Parque agroindustrial de Fernández Oro, donde funciona actualmente.

Cuando Guillermo Grosvald se unió a la actividad cooperativa eran 12 socios y tenían 1000 colmenas. En este momento tienen 4500 colmenas y más de 3500 socios que no sólo son de Cipolletti, Fernández Oro, Cinco Saltos y Mainqué, sino también de Neuquén, de localidades como Picún Leufú, Chañar y Arroyito.

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La cooperativa recibe miel de Cipolletti, Fernández Oro, Cinco Saltos y Mainqué, sino también de Neuquén, de localidades como Picún Leufú, Chañar y Arroyito.

La cooperativa recibe miel de Cipolletti, Fernández Oro, Cinco Saltos y Mainqué, sino también de Neuquén, de localidades como Picún Leufú, Chañar y Arroyito.

Una miel de calidad

En años normales con la cooperativa producen 300 tambores de miel por temporada. “El productor lleva los panales cosechados y en la cooperativa se extrae todo con máquinas para productos biodegradables”, explica Guillermo sobre cómo trabajan. Luego se envasa en potes de plástico de diferentes tamaños.

“Tenemos todas las habilitaciones nacionales, internacionales, provinciales y municipales. Podríamos exportar si quisiéramos, pero nuestra producción la vendemos toda en el mercado interno” asegura y remarca que la producción se vende mayormente en la Cooperativa Obrera bajo la marca API Comahue y de la mano de una red de producción con sede en Buenos Aires.

Guillermo Grosvald explica que la miel del Alto Valle es de color oscuro “porque tiene una muy buena concentración de sales y muy buenos anti antioxidantes, antibióticos y enzimas, que la hacen de una calidad estupenda” dice. “Esta miel tiene efectos terapéuticos superiores”, finaliza orgulloso.

Así, entre panales, espíritu cooperativo y calidad, Guillermo Grosvald encontró en la miel mucho más que un producto: un proyecto con propósito, impulsado por quienes apuestan a la producción local y no bajan los brazos.

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