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Los 1.300 contenedores de cerezas en China serían destruidos: pérdidas llegan a los u$s 130 millones

Hoy se abrieron otros tres contenedores con cerezas, las que fueron calificadas "no aptas el consumo humano". Exportadores activan seguros.

La crisis en el transporte marítimo de cerezas chilenas ha alcanzado un punto crítico con la situación del buque Maersk Saltoro, que transportaba más de 1300 contenedores de esta fruta hacia China. La demora en la llegada y el deterioro de la carga han puesto en jaque a los exportadores y al prestigio de la fruta chilena en el principal mercado asiático. Distintas fuentes del sector empresario, coinciden en señalar que se descarta cualquier posibilidad de venta de esa fruta en fresco y estaría definido que las autoridades sanitarias y de la aduana de China, rechazarían el ingreso de la totalidad de los contenedores al mercado.

Llegado a este punto, existen dos alternativas. O se destruyen la mercadería en destino o se deriva a otro mercado de la región que sí pueda aceptar esa fruta. Hay consenso de aplicar la primera de ellas, teniendo en cuenta que se mantiene esa fruta de muy mala calidad en el mercado -mucha de ella no apta para el consumo- dañaría la ya golpeada imagen de Chile y sus productos frutícolas de exportación. Las pérdidas económicas totales mencionadas alcanzan hasta los 130 millones de dólares, incluyendo en estás la eliminación de la fruta en destino que tiene un costo aproximado de 18.000 dólares por contenedor.

Hay que recordar que el buque contenedor Maersk Saltoro salió el 27 de diciembre desde San Antonio (Chile) con más de 1.300 contenedores cargados con cerezas y debería haber arribado el 15 de enero a las lejanas tierras de China. Por dificultades en sus motores, recién arribó el lunes 17 cerca del mediodía (hora de destino), al puerto de Nansha.

Las autoridades de China hoy volvieron a abrir otros tres contenedores -hay que recordar que ayer abrieron dos y comunicaron que la fruta no estaba en condiciones para el consumo humano- dejando en claro los mismo conceptos que los casos anteriores: la fruta no puede ingresar al mercado de China con esas características. En las próximas horas, se dará a conocer un comunicado oficial con la decisión final que tomen los funcionarios de la aduana de China sobre los más de 1.300 contenedores de cerezas, hoy en la playa de consolidación del puerto de Nansha.

En diálogo con +P, Agustín Cornejo, gerente general de QC FRUIT, empresa especializada en control de calidad en destino, brindó detalles sobre el estado de la carga y los procedimientos que se están llevando a cabo en China.

Inspecciones y resultados alarmantes

La Aduana de China ha estado realizando inspecciones minuciosas a los contenedores, y los resultados no son alentadores. "Ayer se inspeccionaron dos contenedores y se encontró un alto nivel de pudrición en uno, y de partidura en el otro. Se enviaron muestras a análisis y los resultados determinaron que la fruta no está apta para el consumo humano", explicó Cornejo. Este martes se repitió el procedimiento con otros tres contenedores adicionales, y los resultados fueron similares: la carga fue considerada no apta para la venta. "No hay información oficial todavía sobre el destino de la fruta, pero lo más probable es que los contenedores sean destruidos", agregó el experto.

Costos millonarios para los exportadores

El proceso de destrucción de la carga implica un alto costo adicional para los exportadores. "El valor de destrucción es de 1000 dólares por tonelada, y cada contenedor transporta alrededor de 18 toneladas de cerezas, lo que implica un gasto de 18.000 dólares por contenedor, solo para su eliminación", detalló Cornejo. Pero esto es solo una parte del problema. Según cálculos del sector, el costo total de producción y transporte de la carga varada asciende a entre 110 y 130 millones de dólares, sin contar los costos adicionales de consolidación y distribución. A esto hay que sumar las pérdidas asociadas a la depreciación del producto y los riesgos para la imagen del sector.

El dilema de los seguros y la responsabilidad del desastre

Uno de los interrogantes clave es quién asumirá las pérdidas. "Los exportadores están activando sus seguros, pero no está claro si la responsabilidad recae sobre la naviera o sobre la empresa propietaria del buque", indicó Cornejo. El incidente con el Maersk Saltoro es inédito en la industria frutícola, y las aseguradoras deberán evaluar si se trata de un caso cubierto por sus pólizas.

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Puerto de Nansha, donde están a la espera los más de 1.300 contenedores de cerezas provenientes de Chile.

Puerto de Nansha, donde están a la espera los más de 1.300 contenedores de cerezas provenientes de Chile.

Cornejo explicó que, en situaciones normales, las aseguradoras responden cuando hay fallas en la refrigeración de los contenedores, pero en este caso el problema fue mecánico, lo que podría generar un conflicto entre Maersk y los dueños del buque de origen singapurense. "Habrá que ver cómo Maersk activa sus propios seguros y contra quién establece responsabilidades", añadió.

Un mercado en baja y una imagen en riesgo

El mercado chino ya enfrentaba dificultades antes de este incidente. "Este año, los precios de la cereza han estado por debajo de los del año pasado", comentó Cornejo. "En octubre y noviembre los valores fueron buenos, pero a partir de enero los precios cayeron debido al exceso de oferta y la baja demanda pos-Año Nuevo Chino". Actualmente, la principal variedad en venta es Regina, con un precio promedio de 4 dólares por kilo, muy por debajo de los valores históricos.

Además, la crisis con el Maersk Saltoro podría impactar aún más en la percepción del consumidor chino. "Las redes sociales en China están llenas de comentarios sobre la fruta varada, lo que podría afectar la confianza en la cereza chilena", advirtió Cornejo. Ante este panorama, los exportadores y autoridades chilenas deberán tomar medidas urgentes para mitigar el daño y proteger la reputación del producto en su mercado clave. El desenlace de esta crisis marcará un precedente para la industria frutícola y su capacidad de respuesta ante imprevistos logísticos de gran magnitud.

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