Fruticultura

Los "rulos" que se estimulan con el dólar arriba de $ 1.000

¿Qué es un rulo? Simplemente significa adquirir dólares en el segmento que cotice a un menor precio para venderlos en el que cueste más caro. Cuanta más brecha cambiaria, diferencia de la divisa oficial respecto del resto, más rentabilidad genera esta maniobra.

Con un Banco Central sin poder de fuego, un ministro de Economía sin combustible para apagar el incendio él mismo generó y un presidente totalmente desaparecido de la gestión, la incertidumbre recayó sobre el mercado y los distintos valores de la divisa en el sistema financiero se dispararon. Una típica señal de falta de confianza y previsibilidad.

Como en los últimos años de crisis permanente que sufre la Argentina, esta distorsión de precios relativos es aprovechada por muchas empresas fantasmas que llegan al país.

La fruticultura del Valle de Río Negro y Neuquén sabe muy bien de lo que hablamos. Desde hace ya varias temporadas que llegan a la región empresarios (si así se los puede llamar) de países limítrofes con dólares en mano para comprar la fruta directamente en las chacras o en pequeños galpones de empaque. Por supuesto, toda esta operación se hace sin ningún tipo de documentación respaldatoria; es decir, nunca existió -o por lo menos de la manera real que se hizo- para los organismo de control de la Argentina.

Con una brecha en el tipo de cambio cercana al 200%, todo un récord para nuestra economía, este mecanismo comercial se multiplica producto de el gran negocio que significa subfacturar en medio de un mercado cambiario totalmente descontrolado.

La operatoria es sencilla. Compra la fruta en el Valle a un precio determinado, declara la caja por debajo del valor de mercado, esos dólares ingresan al Banco Central y el resto de los que cobra vuelven a la Argentina a venderse en el mercado marginal, al triple de lo que pagó el Central por ese mismo dólar. En la medida que la brecha cambiaria se amplíe, mayores retornos se perciben.

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Esta forma de comercializar, sin control alguno por parte de los organismos del Estado, tiene efectos muy negativos sobre el sistema.

- El Banco Central deja de recibir los dólares por los que verdaderamente se vende esa caja de frutas. Al subfacturar, una parte de esos dólares ingresa por la entidad financiera madre, pero la mayor parte llega al país de forma ilegal pasando por distintas oficinas, las que después colocan en esas divisas en el mercado cambiario a precios mucho más tentadores. En un mismo momento donde el Gobierno se encuentra sumergido en una crisis cambiaria por falta de dólares en las reservas del Banco Central, decenas de empresas fantasmas se llevan esas divisas del mercado formal logrando así pingües negociados. Esto pasa hace años, desde que emergió la brecha cambiaria por encima del 20% en el sistema. Síntomas de una Argentina totalmente degradada.

- El esquema genera una competencia totalmente desleal sobre aquellas empresas arraigadas en la región hace años y que quieren hacer las cosas como corresponde. Con la subfacturación de exportaciones una firma logra más del 50% de retornos sobre aquella que declara ante la Aduana y la AFIP lo que verdaderamente reporta la venta de una caja de frutas en destino. Es mucha la diferencia.

Muchas veces nos preguntamos como es que los mercados de Paraguay y Bolivia están entre los destinos exportables más importantes de nuestras manzanas. Sin dudas, la subfacturación es uno de los argumentos.

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La manzana en la góndola de los supermercados de Asunción se paga hasta tres dólares el kilo. Las exportaciones se declaran a tres dólares la caja de 20 kilos. Muchas inconsistencias.

La manzana en la góndola de los supermercados de Asunción se paga hasta tres dólares el kilo. Las exportaciones se declaran a tres dólares la caja de 20 kilos. Muchas inconsistencias.

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