Otra de las paradojas K: ahora, todos a militar por Massa
Días agitados para el oficialismo. Finalmente el viernes dio a luz la fórmula a presidente y vice que, presuntamente es de unidad, y que está conformada por Sergio Massa-Agustín Rossi. La cúpula del partido barrió a Eduardo "Wado" de Pedro y Daniel Scioli. El primero tuvo su premio consuelo: primer senador nacional por la provincia de Buenos Aires.
“Sólo se perdió una batalla. Continuaremos trabajando para que lo peor no vuelva a gobernar el país”, confiaba -en alusión a un posible triunfo de Juntos por el Cambio en las próximas elecciones- un allegado al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, tras conocerse la decisión de la dirección del Partido Justicialista (PJ) que lo excluía, sin muchas explicaciones, como precandidato a presidente pese a la autoproclamación divulgada por todos los medios 24 horas antes.
La fórmula de unidad negociada por la cúpula del PJ terminó siendo Sergio Massa-Agustín Rossi. El tema, presuntamente, fue cerrado tras el anuncio. No debería haber ni vencedores ni vencidos. Pero todo sabemos, y más en estos temas, que la realidad dista mucho del relato político.
El destrato, por quien hasta el viernes fuera el candidato de Cristina Fernández, se lo puede calificar, mínimamente, como deshonroso. Tuvo su premio consuelo. Le ofrecieron liderar la lista de senadores nacionales por la provincia de Buenos Aires. El embajador Daniel Scioli, previa conversación con Alberto Fernández el viernes pasado el mediodía, optó por bajarse. No tenía muchas opciones. Tampoco respaldos. Para él también se tenía planeado un premio consuelo: primer diputado nacional por la lista en CABA, pero con la poca dignidad que le queda, optó, a diferencia del joven revolucionario, rechazar esa oferta.
Está claro que Sergio Massa no fue la primera opción para Cristina Fernández, por eso dejó correr -aunque sólo por 24 horas- el sueño de Wado de Pedro, hijo de la generación diezmada.
Desde los sectores progresistas del Unión por la Patria, poco entendían que es lo que estaba pasando, entrando a la cerrada noche del viernes. “Tendrán los próximos días para digerir la fórmula de unidad”, ironizó un destacado funcionario de Economía, disfrutando el momento que están viviendo los sectores allegados a Sergio Massa. En esos mismos pasillos, ya se mencionan los sucesores del ministro. “Ya anunció que no es compatible su actual función con la de candidato a presidente”, agregaron desde su entorno. Esta claro que será Massa quien colocará a la persona que considere “la indicada” para liderar esa cartera. No quiere más ruido de los que ya existen. El sábado, ya estaban circulando dos nombres para ese cargo, técnicos que responden ciegamente al actual ministro: Gabriel Rubinstein, vice de la cartera, y Marco Lavagna, titular del INDEC. Pero aclararon que “nada está definido”. El lunes seguiremos trabajando como todos los días y en los próximas jornadas Sergio definirá cómo seguimos”, intentando cubrirse así de sus dichos.
Por lo pronto, Massa deberá evaluar si en los próximos días viaja a Washington, como ministro de Economía o candidato a presidente de la Argentina, a reunirse con las autoridades del FMI para cerrar un nuevo acuerdo. Será una situación extraña para todos los allí presentes. ¿El organismo internacional puede negociar con un candidato que intentará despegarse del actual Gobierno y, a su vez, que prometerá lo que seguramente no podrá cumplir? Pero el Fondo puede interpretar que Massa, al frente de la fórmula oficialista, logró concentrar mayor poder político y, en un futuro cercano, tomar las riendas del país. Cerrar un acuerdo rápido e inocuo -como los últimos alcanzados- sin dudas ayudará a allanar su camino para llegar al sillón de Rivadavia. En definitiva, para el FMI no deja de ser un aliado por el pensamiento liberar que pregona sobre la economía. Habrá que ver...son escenarios que poco se pueden proyectar en una Argentina tan cambiante.
¿Candidato de la unidad?
Esta claro que el Peronismo le rehúye a las elecciones abiertas. Temen que, en definitiva, los votos de la gente no terminen de cuadrar con las persona que la cúpula considera como candidatos. Otra muestra clara de disociación entre lo que la sociedad quiere y lo que la dirigencia interpreta.
No se descartaba hasta ayer sábado que parte importante de las agrupaciones que hoy están bajo el ala del kirchnerismo, se abran del proyecto Massa-Rossi. Parte de esos votos se dispersarían mayoritariamente, en las elecciones de agosto, entre los distintos partidos ligados a la izquierda.
Pero como contracara, no hay que dejar de mencionar que una fórmula de centro derecha, como la que representa hoy el actual ministro de Economía, volverá a enamorar a todos aquellos peronistas que habían comenzado a alejarse ante la fuerte injerencia que presentaba el kirchnerismo dentro del partido. Lo que no está claro, todavía, es cómo queda para la fórmula oficialista este nuevo escenario de sumas y restas de cara a las PASO.
Algunos sectores, organizaciones y partidos progresistas ya adelantaron no estar de acuerdo con las decisiones que tomó la cúpula del partido y están pidiendo participar de una interna en agosto. Difícil que esto se pueda cumplir teniendo en cuenta los tiempos que se manejan en el calendario electoral. Otros, los más ortodoxos, ligados al peronismo tradicional -los “Gordos” del sindicalismo y Gobernadores, entre otros) anticiparon su respaldo y trabajar para la fórmula de unidad.
Desde el entorno de Massa aseguran que el objetivo político, al que están a partir de ahora abocados, es entrar en el balotaje. Cumpliendo esta premisa, todo será mucho más fácil. Producto de su histórico relato, el peronismo siempre termina unido contra el presunto enemigo del pueblo. El slogan para este caso será luchar para que la “derecha represiva” no llegue al poder. Y en ese punto de la historia, el progresismo siempre se “traga el sapo” y vota contra sus principios. Pasó en las elecciones de 2015, cuando el candidato era Daniel Scioli; en las del 2019 cuando se presentó a Alberto Fernández liderando la fórmula; y, seguramente, ocurrirá lo mismo con Sergio Massa si llega a la instancia del balotaje.
Lo que esta claro es que esta vertiginosa batalla que vivió del oficialismo dejo ganadores y perdedores. Entre los primeros se pueden mencionar: Alberto Fernández, Sergio Massa y el frente de los Gobernadores, entre otros, con todo lo que ellos representan. Entre los últimos, queda claro que el kirchnerismo y parte del ala progresista del oficialismo, están al frente de este listado.
Insólitamente los grandes derrotados de hace unos días, hoy son los grandes triunfadores dentro del enorme abanico de alternativas políticas que engloba el PJ. “A ‘La Cámpora’, solo le quedará ahora pasar a la clandestinidad”, ironizaba la fuente de Economía llagada al ministro. ¿Sólo ironía?
El sistema financiero, en otra sintonía
Despejadas las dudas de que exista un Gobierno de centro izquierda en el país, se espera que esta semana el sistema financiero comience con los festejos.
La lógica indica que Sergio Massa buscará llegar a las PASO con la economía ordenada lo mejor posible. Y esto significa que deberá contar con el sistema financiero como aliado estratégico, teniendo en cuenta los vencimientos de obligaciones que tiene por delante el Gobierno. No suena ilógico pensar que el rally que se está viendo en la mayor parte de las acciones argentinas continúe, por lo menos en lo que al corto plazo se refiere. Tampoco que las tasa puedan seguir por las nubes y que las distintas divisas que existen en el mercado escalen por debajo de los niveles de la inflación.
En definitiva, la fiesta para el sistema financiero sigue sin tropiezos, por lo menos hasta agosto. Pero no todo es color de rosas. Este nivel de bicicleta financiera que está soportando sobre sus espaldas la economía, tiene su lado oscuro. La producción continuará su proceso de deterioro al no contar con crédito para financiarse, y con una inflación que seguirá en los rangos mensuales del 5% al 7% a fin de año, para terminar en 2023 en torno al 140%.
Es decir, Massa estará jugando con fuego. Otra de las paradojas del oficialismo: terminan llamando al funcionario que comenzó el incendio, para ver ahora si lo puede apagar.
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