Peronismo unido: pragmatismo en su estado más puro
En solo un par de semanas, el oficialismo se encolumnó detrás de su líder de derecha: Sergio Massa. Es el instinto de supervivencia que tiene el oficialismo para poder seguir controlando el poder. Los ideales y la discusión democrática, quedaron totalmente al margen.
Si uno debiera calificar al Peronismo con una sola palabra, esta sería seguramente pragmatismo. En menos de quince días, las fuerzas del oficialismo que -hasta no hace mucho- se cruzaban con brutales acusaciones e insultos, se alinearon detrás de su nuevo líder Sergio Massa.
Un jefe que se terminó de erigir a la sombra de todos los militantes y no militantes. En los pasillos del Congreso de la Nación, y entre el voto de una docena de dirigentes; tal vez algunos pocos más.
Es algo instintivo. Saben que, en este momento, la única manera de poder sostener el poder, es estando unidos. Y eso es lo que la dirigencia intenta mostrar con mucho énfasis para que la tropa no disperse su voto.
Múltiples promesas y repartos de cargos estuvieron a la orden día, inclusive durante esta misma semana. Y seguramente continuará en las próximas horas. Como parte de esta estrategia, anunciaron días atrás el nombramiento del nuevo Jefe de Campaña que llevaría a Sergio Massa -según sus propias palabras- al triunfo en las próximas elecciones. Se trata de Eduardo “Wado” de Pedro, el mismo que bajaron de un plumazo de su candidatura y nadie, ni siquiera su madrina política -la vicepresidenta Cristina Fernández-, le pudo dar algún argumento serio o creíble para justificar esa decisión. Una señal que muestra con claridad que la burocracia del partido esquiva las elecciones internas. No quiere intromisiones.
Sin embargo, dentro de las filas del kirchnerismo, comenzaron a esbozarse las primeras excusas tras la elección del candidato de derecha para liderar Unión por la patria. “Por un lado ‘Wado’ no terminaba de medir y la incorporación de Manzur generó un conflicto entre los gobernadores. Por el otro, teníamos a Massa amenazando que, si no era él el candidato de unidad, renunciaba con un tuit como ministro, y al otro día el dólar estaba en 800 pesos...no tuvimos margen para pelear nada”, confiaba un líder de la agrupación “La Cámpora” en conversaciones con este medio.
Queda claro que para el Peronismo, puede más el poder que la dignidad. Y la supuesta unidad que quiere mostrar frente a la sociedad, va en esta misma línea.
Hoy quedará materializado el trabajo de los últimos días, para alinear a la militancia tras el partido. Si nada sale fuera de su carril a último momento, estará la foto de la unidad. Todos juntos en Salliqueló durante la inauguración del “Gasoducto Néstor Kirchner”: el presidente Alberto Fernández, Cristina Fernández, la cúpula de “La Cámpora”, gobernadores afines, sindicalistas, Sergio Massa con su comitiva completa, y hasta algunos referentes de los movimientos sociales, estos últimos todavía a confirmar. Pragmatismo en su estado más puro. Todo el kirchnerismo sonriendo y dando su respaldo a las ideas de derecha de su nuevo líder. Algo impensado, no hace años atrás, sino hace solo unas semanas.
En definitiva, no importan las ideologías; solo importa retener el poder.
Pragmatismo y Peronismo
El pragmatismo, en sentido amplio, se refiere a un comportamiento que se configura de acuerdo a las circunstancias y objetivos prácticos a conseguir, alejado de los principios u objetivos ideológicos.
El Peronismo, utilizó esta cualidad en forma totalmente impune -desde el punto de vista ético- a lo largo de su historia política. Está en su ADN. Perón se presentó en 1946 como candidato del Partido Laborista, fundado exclusivamente para respaldar su candidatura; en 1974 dejó de lado la “juventud maravillosa”, volcándose a la derecha para sostener la gobernabilidad; el partido ingresó por la ventana a Daniel Scioli, como candidato en 2015 sin acuerdo alguno; Cristina, con su dedo acusador, nombró a Alberto Fernández al frente del Ejecutivo (intentando emular a Vladimir Putin cuando colocó a Dmitri Medvédev a presidir el país en 2008); y hace pocos días la vicepresidente tomó la decisión de correr a la “generación diezmada”, virando así a la derecha, intentando no perder el poder en las próximas elecciones.
Este tipo de actitud, que sin dudas ayudó a sostener proyectos personales y no colectivos -degradando los cimientos republicanos- tiene mucho que ver con la situación social y económica que hoy atraviesa Argentina. El pragmatismo político consiste y consistió en aceptar el recorte de las ideologías por consideraciones prácticas, y en especial para evitar tensiones o rupturas con fuerzas opuestas.
Se contrapone, por definición, al predominio de los principios y los ideales en los procesos de toma decisiones; algo esencial para la vida democrática. La bibliografía existente sobre este tema desnuda que el pragmatismo político abraza tres graves defectos:
-Privilegia los egos y la lucha por puestos y presupuestos sobre los ideales de un partido político o de un gobierno.
-Asume lo popular y la acumulación de recursos materiales, económicos o humanos como medios válidos para lograr un fin.
-Niega sus propios ideales bajo el argumento de la adaptación a las preferencias políticas.
Pero también agrega consecuencias no deseadas: desincentiva la participación por vías político-electorales, genera cúpulas de toma de decisión dispuestas a flexibilizar sus estándares éticos y desvirtúa a la clase política que ocupa posiciones de toma de decisión. Buceando nuestra historia reciente, estos síntomas se presentaron en forma tangible en 1974/75 con el desprendimiento de la izquierda dentro gobierno de Isabel Perón y hoy, pese a que les cueste a los militantes admitirlo, con el corrimiento de “Wado” de Pedro como alternativa en una interna democrática dentro del Peronismo. Lamentablemente, en estos días volvió a triunfar el pragmatismo sobre las ideas.
¿Fin de la era Milei?
Uno del os acontecimientos más importantes que registró la semana, fueron las denuncias contra el candidato libertario, Javier Milei, por la venta de candidaturas. Este viernes comenzó la investigación preliminar establecida por el fiscal con competencia electoral Ramiro González.
Milei, sin embargo, ya prepara su contraofensiva frente a las acusaciones. El precandidato presidencial y diputado nacional por La Libertad Avanza (LLA) aseguró que va a "denunciar" a aquellos que han acusado a su agrupación de vender candidaturas en dólares, y reiteró que si un simpatizante desea ocupar un lugar en las listas del espacio "debe cubrir el financiamiento" de la fuerza política.
Dejando a un costado el tema judicial, que no deja de ser preocupante, el resto de los partidos ya están haciendo cuentas de como puede migrar parte de los votos hoy cautivos dentro de LLA, confirmando el daño que se le hizo a la fuerza con la denuncia mencionada.
Como primera reflexión podemos decir que desaparece la teoría de los tres tercios, en donde las fuerzas principales (Juntos por el Cambio, Unidos por la Patria y La Libertad Avanza) iban a lograr, cada una de ellas, un caudal de votos entre el 25% y 30% del electorado. Las acusaciones contra Milei anticipan que parte de ese tercio que tenía hasta antes de las denuncias, podría redireccionarse hacia las dos fuerzas restantes. Y aquí es donde todos afinan el lápiz. En el oficialismo esperan recuperar a parte del voto joven que se había ido en busca del libertario, y en Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich estaría liderando la captación de esa presunta migración del electorado.
Desde el oficialismo, ya comenzaron a trabajar con una importante campaña comunicacional buscando captar estos votos que han quedado desconcertados tras las denuncias contra Milei, apuntando a volver a seducir a sectores bajos y menores de 35 años.
Mientras tanto los temas de agenda de importancia: inflación, pobreza, salarios, caos en el transporte público y trabajo quedan para después de diciembre. Está naturalizado, para la política y la sociedad argentina. Primero el poder, después vemos...
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