Suelos

El geofísico que descubre los secretos de los suelos para la vitivinicultura

Guillermo Corona se dedica desde hace varios años a estudiar los suelos de la vitivinicultura. Asegura que el norte neuquino tiene un gran potencial.

Guillermo Corona nació en Mendoza, tierra de viñas por excelencia, allí hizo el secundario con orientación en enología, en un contexto en el que gran parte de sus allegados se dedicaban a la industria del vino. Sin embargo, Guillermo decidió emigrar a San Juan, en donde cursó la carrera de Licenciatura en Geofísica, que le permitió ingresar al mundo del petróleo, actividad que ejerció hasta hace muy poco. Su por recorrer lugares, explorar, estudiar la geografía y los suelos, especialmente enfocado en la vitivinicultura, lo llevaron a dedicarse definitiva y únicamente a esta tarea. Lo del vino primero comenzó como un hobbie, pero con el tiempo se convirtió en su profesión, y la decisión de dejar atrás su paso por la industria de hidrocarburos, no se hizo esperar.

En el 2019 el geofísico mendocino ya tenía su primer libro “La Geografía del Vino”, un estudio técnico de los estudios de Mendoza. En unos meses más va por su segundo trabajo “un poco más amigable” según sus palabras, que indican que será menos técnico que el anterior en su redacción.

“Si bien estudio suelos, hablo de lugares porque abarca un montón de cosas como condiciones ambientales, frío calor, cultura, entonces uno analiza la zona. Primero uno busca lugares por la condición climática, segundo por la disponibilidad de agua; porque si voy a poner un viñedo necesito el recurso hídrico para poder regar. Hay lugares que son re bonitos, pero no puedo cultivar porque no hay agua, como toda la costa patagónica” explica el especialista.

Lo primero es el clima

A Guillermo su profesión lo lleva a viajar bastante, durante esta entrevista se encontraba en Chile para hacer algunos trabajos de estudio de suelos y, desde allí, nos cuenta que en uno de sus viajes anduvo por el norte neuquino (fue varias veces) “con un plan de afinar el lápiz y buscar zonas”, dijo. Aclara que él no se dedica a desarrollar las zonas, sino que su trabajo pasa por asesorar a los proyectos vitivinícolas “a mostrar dónde esta su potencial de mejora, cada una de sus parcelas, el trabajo lo siguen haciendo ellos, pero mi alma curiosa me llevó a recorrer múltiples regiones vitivinícolas de la Argentina de Sudamérica y del mundo” asegura el geofísico apasionado por la observación y la incursión.

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El agua, clave para los desarrollos vitivinícolas del norte neuquino.

El agua, clave para los desarrollos vitivinícolas del norte neuquino.

“Cuando hablamos de Patagonia, hablamos de un tercio de Argentina, luego hablamos de Sur y, si hablamos de sur, nos estamos acercando a zona fría, hablamos de un desierto y los desiertos tienen amplitud térmica” asegura Guillermo y amplia “si en un lugar que es fresco de por sí, tenemos riesgo de heladas, ese riesgo implica poder perder la producción” afirma. “La Patagonia es similar en condiciones ambientales a Mendoza, aunque no deja de ser desierto de diferentes alturas, y lo que tenemos es poca precipitación, aunque hay un condicionantes que Mendoza no tiene, que son los fuertes vientos” describe el geofísico sobre esta región.

Explica que en la producción vitivinícola de alta calidad lo que primero se busca es el clima, “muchas veces se reduce todo al suelo y no es así” asegura. “Dentro del Alto Valle que ya sabemos que es cualitativo, vamos a encontrar parcelas que son mejores que otras y eso se da posiblemente por las diferencias del suelo, aunque lo primero son las condiciones ambientales del lugar”, asegura el geofísico.

El norte neuquino y la joya del futuro

Nos cuenta que todo el norte neuquino, principalmente desde Andacollo hacia arriba, el Valle Alto tiene “condiciones de frescura, de suelos restrictivos, un gran río donde podemos tomar agua” una de las claves fundamentales a la hora de pensar en la producción. “Una de las problemáticas en Argentina en las zonas cultivadas es la disminución de los caudales de agua, es una problemática que afecta tanto a la Argentina como a Chile, están desapareciendo los glaciares, cada vez nieva menos y después no sabemos con qué vamos a regar las plantas” se lamenta el especialista y reconoce que los ríos de la Patagonia como el Río Negro y el Limay tienen un gran caudal de agua.

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El norte neuquino, un lugar que presenta características especiales para la producción de vinos.

El norte neuquino, un lugar que presenta características especiales para la producción de vinos.

“En la viña si uno quiere sacar algo muy cualitativo, tiene que buscar suelos más restrictivos, no suelos profundos… se necesita que prácticamente no haya suelo, mejor que haya roca, una roca fracturada, siempre pensando en la vitivinicultura de alta calidad” aclara, ya que, si uno quiere hacer vinos masivos, lo que necesita es mucha producción, no tanto alta calidad. Con el simple acto de la observación, Guillermo registró las pendientes, las zonas planas y bajas que es donde se acumula el aire frío. Su expertise recomienda las zonas de pendiente que miren hacia el Norte, donde hay más radiación, y que tengan resguardo del viento. “Es una zona que a mí me fascina, aunque este poco desarrollada turísticamente” asegura y destaca las regiones de Manzano Amargo y del Domuyo.

Ahora solo resta que alguien quiera invertir en el Norte neuquino, está todo por hacer. El experto asegura que estos suelos son “restrictivos” la idea es que produzcan lo menos posible, es decir, menos racimos, pero más ricos, dicho a groso modo. “Hay algo que se llama intuición, y la mía indica que ésta es unas de esas zonas que están llamadas a ser, ojalá, las joyas del futuro” frase tomada del día en el cual Guillermo Corona hizo una publicación en su cuenta de Instagram, luego de explorar nuestro Neuquén, nuestra tierra del futuro.

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