Imitar la naturaleza, la propuesta de la viticultura regenerativa
La propuesta es extraordinariamente simple: imitar la naturaleza misma. ¿Es viable? ¿Es igual a la viticultura biodinámica?
Imitar a la naturaleza para recuperar el suelo de los viñedos y que sus plantas puedan obtener todo lo que necesitan por sí mismas, esa es la propuesta de la viticultura regenerativa, que además de luchar contra el cambio climático, busca generar un valor añadido en los vinos.
Así lo ha explicado en una entrevista con Efeagro la secretaria de la Asociación de Viticultura Regenerativa, Montse Catasús, quien ha asegurado que el resultado final sobrepasa la categoría clásica de "terroir" o "terruño", que determina la elaboración de un vino, para abarcar toda una "biodiversidad propia".
Actualmente, la asociación cuenta con más de 110 socios de nueve países, que comparten conocimientos para implementar lo que llaman "la viticultura del cambio climático".
¿En qué consiste la viticultura regenerativa?
Este tipo de viticultura se basa en prácticas que incluyen cubiertas vegetales, no labrado, enmiendas orgánicas, pastoreo racional (o control mecánico sustitutivo), conservación de la biodiversidad y realización de ensayos de campo y análisis microbiológicos.
Es un "sistema holístico", un "nuevo paradigma" en la gestión de los viñedos, basado en el ciclo del carbono para regenerar los suelos, frenar su erosión, activarlos e incrementar su capacidad de retener agua, ha explicado Catasús, ingeniera técnica agrícola y experta en biodinámica.
La idea es que las vides estén vivas, sean "totalmente independientes y funcionen por sí mismas para conseguir los minerales cuando realmente los necesiten", ha añadido.
Con esto, ha apuntado, se consiguen "plantas más resilientes que puedan sobrevivir en momentos de extrema sequía", al tiempo que la cubierta vegetal "ayuda a mantener temperaturas del suelo más baja".
La experta ha considerado que no hay marcha atrás para este tipo de agricultura porque hoy día la materia orgánica de los suelos está por debajo del 1 % debido al laboreo convencional.
Diferencias con la viticultura biodinámica
Catasús ha precisado que la viticultura biodinámica y la regenerativa tienen la misma finalidad, que es "hacer suelos vivos" (algo que se consigue incrementando su materia orgánica, entre otras medidas), pero utilizan diferentes herramientas.
Así, por ejemplo, mientras la biodinámica hace labrado, la regenerativa no remueve la tierra para no destruir la cubierta vegetal ni los microorganismos.
Respecto a los vinos con etiqueta ecológica, ha indicado que la diferencia es que estos surgen de una labor agraria convencional, en la que las plantas siguen siendo dependientes, aunque se utilicen herbicidas respetuosos con el medio ambiente y la salud humana.
El tiempo para completar la transición de pasar de una viña labrada a la manera tradicional a una basada en agricultura regenerativa puede durar de 15 a 20 años en el caso de las zonas secas, y de 3 a 5 años en lugares húmedos, ha detallado.
En este tiempo, la planta no dejará de producir, pero el rendimiento será menor hasta que se complete la transición, ha destacado la ingeniera, quien, no obstante, recuerda que este cambio no hay por qué hacerlo a un terreno al completo, sino que puede hacerse por partes.
¿Compensa este esfuerzo?
Los beneficios de tener unas vides más resilientes también se van a notar en la calidad de los vinos, según Catasús.
"Mucha gente me pregunta si los vinos son más buenos, no puedo dar este dato, pero seguro que son más auténticos porque tienes tu biodiversidad propia y más único que esto no lo vas a tener, y aparte nos ayuda a mitigar y a adaptarnos al cambio climático", ha manifestado.
Además de promover este tipo de agricultura, la Asociación de Viticultura Regenerativa tiene la voluntad de ayudar a los consumidores a reconocer los vinos que nacen de la aplicación de estas prácticas y estén dispuestos a pagar un poco más por ellos.
En este sentido, ha desarrollado una certificación internacional, con un estándar co-creado con la empresa certificadora Ecocert, que reconoce los esfuerzos realizados por los viticultores y productores de vino de todo el mundo que aplican este modelo y certifica las elaboraciones que proceden de estos viñedos.
La cosecha del 2023 ha sido la primera en llevar este sello para las bodegas del hemisferio norte y siete bodegas repartidas entre Francia, Portugal, Chile y España han sido las primeras en ser certificadas.
Fuente: EFEAgro
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