China

Arroz en el desierto: la estrategia de China para combatir la escasez agrícola y el cambio climático

China pierde a pasos agigantados superficie agrícola por el cambio climático. Ahora busca expandir la producción de arroz a las fronteras del desierto.

La República Popular China cuenta con menos del 9% de la tierra cultivable y el 6% de los recursos hídricos mundiales. En este contexto, alimentar al 20% de la población mundial es todo un desafío. Desde inicios de los '80 el Gobierno de Pekín estableció como prioridad metas y objetivos a lograr en relación a su soberanía alimentaria. Esto en definitiva significa disminuir en forma progresiva la importación de alimentos por producción propia.

Pero en aquellos momentos, poco se hablaba del cambio climático, del avance del desierto y la contaminación del suelo en esta parte de Asia. Todas variables que en definitiva complican la expansión agrícola del país. Y esto queda claramente graficado en la evolución que ha mostrado la participación de la tierra agrícola en el total de la superficie de China.

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Tal como se observa en la gráfica adjunta, en el último cuatro de siglo China perdió una significativa participación de su tierra cultivable. Recién en 2021 pareciera que las pérdidas por el cambio climático tocaron un piso. Informes del Banco Mundial dan cuenta que en estos 25 años el gigante asiático cedió poco más de 11 millones de hectáreas producto, principalmente, del avance del desierto sobre las secas tierras del norte del país.

Para tomar una referencia de la magnitud de la superficie que estamos mencionando, en la Argentina se siembran anualmente un promedio de 6,5 millones de hectáreas de trigo (solo el 60% de la superficie cultivable que perdió China) que producen anualmente unas 20 millones de toneladas de granos que sirven para alimentar a otros tantos millones de familias.

Pese a ello, el gobierno chino buscando compensar esta caída lleva invertidos en las últimas décadas miles de millones de dólares para mejorar sus tierras agrícolas y en biotecnología para aumentar la productividad. Pero queda claro que solo con estas iniciativas no alcanza. Una espada de Damocles pende sobre sobre el gigante asiático bajo el trágico marco de la Ley de Malthus, ensayo de fines del siglo XVIII en el que se aseguraba que la población tiende a crecer más allá de los medios de subsistencia, y que su exceso sería eventualmente disminuido por el hambre, las epidemias y las guerras.

En este contexto y ante la necesidad de intensificar la búsqueda de tierras aptas para ser cultivadas, los destinos de China están puestos -cada vez con más convicción- en la conquista del desierto que sigue con su implacable avance por el frente norte del país.

A través de esta nueva iniciativa, el país asiático busca no solo una solución que podría transformar la agricultura local, sino repercutir a nivel global. Así, el ofrecer una nueva perspectiva sobre la viabilidad de la agricultura en condiciones extremas es la prioridad para Gobierno de Xi Jinping, ¿La solución?: cultivar arroz en el desierto.

Resulta extraño imaginar cómo un cultivo de arroz podría desarrollarse en un desierto, un ecosistema árido y habitualmente inhóspito. Pero un grupo de científicos de la Academia China de Ciencias Agrícolas logró derribar ese mito al cosechar su primer lote en Hotan (Xinjiang), una ciudad al noroeste de China que se sitúa sobre un extenso desierto cuya superficie es mayoritariamente inhabitable.

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La región de Hotan (marcada de colorado en el mapa de la República Popular China) está ubicada en la cara norte de la cordillera Karakórum y en la parte sur del desierto de Taklamakán.

La región de Hotan (marcada de colorado en el mapa de la República Popular China) está ubicada en la cara norte de la cordillera Karakórum y en la parte sur del desierto de Taklamakán.

Para conseguirlo se han servido de invernaderos que, sumados a las altas temperaturas del enclave y a las tecnologías avanzadas de cultivo sin suelo, han reducido casi a la mitad la duración del proceso: "El arroz se cultiva en marcos de tres capas junto con un control ambiental preciso en invernaderos desérticos, en lugar de métodos convencionales, lo que reduce casi a la mitad el ciclo de crecimiento, cosechándose en solo dos meses", dijo Yang Qichang, el científico jefe del Instituto de Agricultura Urbana (IUA), citado por la agencia de noticias Xinhua.

Proceso de producción del arroz

"En febrero de este año comenzamos el cultivo. Con el apoyo de la agricultura sin suelo, las plántulas de arroz tardaron apenas 60 días en cosecharse", precisó Wang Sen, investigador del Instituto de Agricultura Urbana, adscrito a la Academia China de Ciencias Agrícolas. Con las prácticas agrícolas ordinarias, el arroz suele tardar una media de 120 a 150 días en madurar en las principales zonas arroceras de China. ¿Por qué se puede reducir significativamente el ciclo de crecimiento del arroz en los invernaderos del desierto de Hotan?

En 2021, Yang Qichang, científico jefe del Instituto de Agricultura Urbana, y su equipo, redujeron a la mitad el ciclo de crecimiento del arroz en una fábrica de plantas de Chengdu, en la provincia de Sichuan. También lograron un avance tecnológico que permite cultivar arroz durante todo el año, sin estar limitado por factores estacionales.

Yang señaló que cultivar arroz en una fábrica de plantas es costoso. Y agregó que tanto él como su equipo esperaban explorar un enfoque técnico que pudiera lograr un mejoramiento rápido y, al mismo tiempo, reducir significativamente el gasto de producción. "Descubrimos que Hotan es un lugar ideal para construir invernaderos porque la tierra y los costos operativos son relativamente bajos, con sus vastos desiertos, abundante luz solar y recursos térmicos. Allí la implementación del cultivo rápido puede reducir significativamente los costos", explicó Yang.

En los invernaderos de Hotan, Yang y su equipo reemplazaron el cultivo del suelo con soluciones nutritivas y emplearon fuentes de luz LED de espectro múltiple y tecnologías de control ambiental para regular las condiciones de iluminación y temperatura. Después de más de dos años de experimentos, el equipo finalmente logró acelerar el mejoramiento del arroz en los invernaderos del desierto.

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La productividad en invernaderos es muy superior a aquella producción tradicional sin cobertura.

La productividad en invernaderos es muy superior a aquella producción tradicional sin cobertura.

Más tarde, Yang y su equipo continuaron explorando tecnologías clave para el rápido mejoramiento de otros cultivos en invernaderos del desierto, como la soja, el maíz, el trigo, los cultivos de semillas oleaginosas y el algodón.

“La exitosa siembra de prueba demostró que el mejoramiento rápido en invernaderos del desierto es totalmente factible y proporciona un método efectivo para producir más generaciones de arroz cada año”, aseguró Yang al Diario del Pueblo. Además, también se ha validado la eficacia de los invernaderos en el desierto, conectados a canaletas de bajo costo y altamente eficientes, que ahorran energía. “Después de la futura integración con nuevas tecnologías energéticas y de otros tipos, los costos de construcción y operación se reducirán considerablemente. Esto hará que este tipo de invernadero sea muy competitivos a nivel mundial”, concluyó Yang.

Solo el tiempo permitirá definir la viabilidad del proyecto en escala y si marcará una nueva forma del desarrollo agrícola para el Gigante Asiático.

¿Por qué el arroz?

China es el mayor consumidor de arroz en el mundo. En la campaña 2023/2024, lideró el ranking de consumo de este cereal con cerca de 150 millones de toneladas.

Según un artículo de la revista Science, el arroz es uno de los productos que más se cosecha en China continental y su importancia en la dieta de las personas de este país, lo hace uno de los alimentos más consumidos y populares de Asia. Otro estudio realizado por Thomas Talhelm, estudiante de doctorado en psicología cultural en la Universidad de Virginia, determinó que el arroz chino juega un papel importante en la cultura china porque es un producto etnobotánico y antropológico de China. En el país asiático, el nombre de este alimento se refiere de forma metafórica a “vivir, subsistir, o ganarse la vida”, porque el arroz es el elemento básico para mantener la vida; "Mientras que uno tenga arroz para comer, la vida está garantizada. Estos valores han existido desde la antigüedad en la sociedad china”, comentan los contenidos especializados.

En definitiva, en el amplio y diverso universo de los alimentos, el arroz en China ostenta un lugar privilegiado, siendo no solo un alimento básico, sino también un pilar de la cultura y la tradición culinaria del país.

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