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Cultivar en el Fin del Mundo: desafíos de la producción agrícola en Tierra del Fuego

La producción en condiciones climáticas adversas, es todo un desafío. En Tierra del Fuego, señalado el Fin del Mundo, eso se potencia.

Para la agricultura, el Fin del Mundo, se lo ubica en Tierra del Fuego. Allí la actividad se desarrolla en un entorno extremo, donde las condiciones climáticas y la disponibilidad de luz imponen desafíos particulares a los productores. Situada en el extremo sur de la Patagonia, la provincia tiene un clima frío, con inviernos largos y rigurosos, veranos frescos y vientos constantes. Las temperaturas en la temporada cálida rara vez superan los 15°C, mientras que en invierno pueden descender por debajo de los -10°C. A esto se suma una marcada variabilidad en las horas de luz: en pleno verano, los días pueden tener hasta 17 horas de sol, mientras que en invierno la luz natural se reduce a apenas 6 o 7 horas. Esta variación extrema afecta el desarrollo de los cultivos y obliga a los agricultores a buscar estrategias específicas para optimizar su producción.

Es así que uno de los principales desafíos para la agricultura en la región es la influencia del fotoperíodo en el crecimiento de los cultivos. Algunas especies, como la espinaca, la acelga, el repollo y el brócoli, son especialmente sensibles a la cantidad de horas de luz, lo que puede provocar una floración prematura.

Kati Pohjola, técnica del INTA Ushuaia, explicó que la espinaca, por ejemplo, florece cuando las horas de luz comienzan a aumentar gradualmente en primavera. “Este fenómeno afecta su desarrollo y reduce la calidad del producto final, ya que la planta deja de producir hojas y se enfoca en la floración y la reproducción”, detalló. Para contrarrestar este problema, los productores han adoptado la técnica de siembra tardía, que permite evitar el impacto del fotoperíodo de día largo. “Si en lugar de sembrar en agosto o septiembre se hace en febrero, las plantas pueden desarrollarse durante dos meses antes de que el frío otoñal detenga su crecimiento. Luego hibernan durante el invierno y reanudan su desarrollo en primavera, con una cosecha estimada en noviembre”, explicó Pohjola.

Adaptaciones y estrategias para la producción

El clima fueguino impone restricciones adicionales en la selección de especies cultivables. “Las frecuentes heladas, incluso en verano, limitan las opciones a especies resistentes al frío”, explicó Pohjola. “Muchas de estas especies son las mismas que se cultivan en invierno en el centro y norte del país, pero aquí deben adaptarse a días con muchas más horas de luz en verano, lo que genera estrés y puede afectar su desarrollo”.

Entre las especies más afectadas por el fotoperíodo de día largo se encuentran:

-Espinaca: Florece prematuramente en primavera si se siembra en septiembre, pero la siembra tardía en febrero permite evitar este problema.

-Acelga, mizuna, kale, repollo, repollitos de Bruselas, brócoli y rúcula: Pueden sufrir floración anticipada si se exponen a demasiadas horas de luz en verano.

-Pak choi y mizuna: Son más sensibles al frío invernal y requieren protección adicional para evitar daños en sus hojas.

En cuanto a las técnicas de cultivo, Pohjola recomendó algunas estrategias para mejorar los rendimientos en estas condiciones extremas:

-Siembra directa en especies sensibles: La espinaca, por ejemplo, no tolera bien el trasplante, por lo que debe sembrarse en su ubicación definitiva.

-Uso de invernaderos y coberturas: Cultivos como la mizuna y el pak choi requieren protección adicional en invierno para sobrevivir y rebrotar en primavera.

-Planificación de tiempos y espacios: La producción en Tierra del Fuego requiere una organización precisa para maximizar el rendimiento de cada cultivo, ya sea para consumo personal o comercialización.

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Los resultados obtenidos tras un minucioso trabajo del INTA.

Los resultados obtenidos tras un minucioso trabajo del INTA.

Producción local y abastecimiento en Tierra del Fuego

La producción agrícola en Tierra del Fuego es relativamente limitada en comparación con otras regiones del país. La mayor parte de las frutas y hortalizas que se consumen en la provincia provienen del continente y deben ser transportadas en barco o avión, lo que eleva los costos y dificulta el acceso a productos frescos.

Ante este escenario, iniciativas como la siembra tardía y el uso de invernaderos buscan fortalecer la producción local y reducir la dependencia de los alimentos importados. En los últimos años, también han surgido emprendimientos de hidroponía y cultivos bajo cubierta para ampliar la oferta de productos frescos en la región. A pesar de los desafíos, la agricultura en Tierra del Fuego sigue avanzando con estrategias de adaptación que permiten aprovechar al máximo las condiciones locales. Con una correcta planificación y técnicas adecuadas, es posible obtener cosechas exitosas incluso en el extremo sur del mundo.

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