El Gobierno espera hasta 7.000 millones de dólares por la baja de retenciones
La medida del Gobierno, que suspende las retenciones hasta el 31 de octubre, busca incentivar la liquidación de granos y frenar la presión sobre el dólar.
El anuncio del Gobierno nacional de suspender las retenciones a las exportaciones de granos hasta el 31 de octubre podría marcar un punto de inflexión en la dinámica económica de las próximas semanas. La medida, que busca oxigenar el mercado financiero con una mayor oferta de dólares, tiene un claro componente coyuntural: frenar la corrida cambiaria de la semana pasada y garantizar cierta estabilidad en un escenario político atravesado por la inmediatez electoral.
Sin embargo, más allá de lo transitorio de la decisión, lo cierto es que la medida abre una ventana de oportunidad inédita para el campo, que se prepara para liquidar una parte significativa de su stock de granos. Según cálculos oficiales y privados, hay unas 30 millones de toneladas todavía sin comercializar, equivalentes a unos 10.000 millones de dólares. El Gobierno aspira a captar al menos 7.000 millones de ese caudal.
El vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Marcos Pereda, no dudó en calificar la suspensión de las retenciones como un incentivo fuerte. Y no es para menos: en soja, la reducción equivale a 26 puntos porcentuales, mientras que en trigo y maíz alcanza los 9,5 puntos. Esto, en números concretos, significa que el valor de la soja, que ronda hoy los 295 dólares, podría saltar a cerca de 400 dólares por tonelada. “Es mucho para el productor, evidentemente es un gran incentivo para que liquide”, expresó Pereda en diálogo con el programa radial 'La inmensa minoría' que dirige el periodista Reynado Sietecase.
El dirigente rural advirtió que este alivio tributario tendrá efectos inmediatos en la dinámica del mercado. Una ola de liquidaciones podría provocar un exceso de oferta en el corto plazo, con la consiguiente presión bajista sobre los precios. Ya en Chicago, uno de los mercados de referencia mundial, se percibe el impacto. El fenómeno es conocido: una “Puerta 12” de productores apurados por aprovechar la ventaja, en donde los grandes ganadores serán, otra vez, los exportadores.
Coyuntura frente a estructura
El trasfondo del debate, sin embargo, excede el calendario electoral. El campo viene reclamando desde hace años la eliminación definitiva de las retenciones, consideradas un freno estructural a la competitividad. La crítica de Pereda apunta justamente a ese punto: lo que se ofrece hoy es apenas un alivio transitorio, una medida de emergencia más que un plan sostenido de desarrollo. “Nosotros lo que venimos reclamando es que queremos que las retenciones se eliminen para siempre. No de manera transitoria ni para sostener el tipo de cambio con fines electorales ni para financiar fuga de capitales”, subrayó.
En este marco, la decisión del Gobierno plantea un dilema de fondo: ¿queremos un modelo de incentivos permanentes para potenciar la producción y la exportación, o seguiremos gestionando la economía con parches de corto plazo?
Por otra parte, no todo es ganancia. La suspensión de retenciones implica, inevitablemente, un costo fiscal. La recaudación por derechos de exportación durante un mes se evapora, y ese agujero deberá cubrirse con más ajuste en las cuentas públicas o con nuevas fuentes de financiamiento. Una contradicción más en un Estado que intenta, simultáneamente, mostrar disciplina fiscal y contener la presión cambiaria.
Además, la medida está atada al calendario electoral. El propio Pereda lo señala: después de octubre, nadie sabe qué pasará. ¿Volverán con más fuerza las retenciones? ¿Se impondrá una devaluación? ¿Cambiará el rumbo económico con el próximo gobierno? La falta de previsibilidad es quizás la mayor traba para la toma de decisiones de largo plazo en el sector productivo.
Una oportunidad que no se puede desaprovechar
Más allá de las críticas y de la incertidumbre política, lo cierto es que la ventana que se abre hasta el 31 de octubre es demasiado atractiva como para que los productores la dejen pasar. La ganancia extra es tangible, inmediata y significativa. Por eso, todo indica que habrá un fuerte volumen de liquidaciones en las próximas semanas.
La pregunta clave es qué hará el Gobierno con ese flujo de divisas. Si la estrategia es únicamente apagar el incendio de la corrida cambiaria y ganar aire hasta las elecciones, la medida se agotará en sí misma. Pero si los dólares que ingresen se destinan a estabilizar el mercado financiero y generar confianza, podría sentar las bases para una transición menos turbulenta.
“Si queremos una Argentina grande tenemos que liberar todos los procesos productivos y hacer que nuestro país sea competitivo. Todavía ahora estamos apagando incendios”, resumió Pereda. Su diagnóstico refleja una verdad incómoda: Argentina sigue atrapada en la lógica de la urgencia, sin un proyecto claro de desarrollo de largo plazo.
La eliminación temporal de las retenciones es, sin dudas, un incentivo poderoso y una oportunidad concreta para el campo. Pero el desafío trasciende lo coyuntural. Requiere una discusión de fondo sobre el rol del Estado, la competitividad del sector agroexportador y la necesidad de reglas de juego estables.
Hasta entonces, productores y Gobierno juegan una partida donde la urgencia manda. El campo aprovechará la zanahoria y el Estado recibirá los dólares que tanto necesita. Lo demás, como siempre en Argentina, quedará librado al después.
Fuente: Redacción +P con aportes de Radio con Vos.
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