Valle

De la inmigración a la fruticultura: cómo dos familias construyeron su legado en el Valle

Gian Di Battista, forma parte de la tercera generación de una familia de fruticultores de ascendencia italiana. Desde Allen, Río Negro, Gian revaloriza su historia familiar y la de su pueblo.

Una serie de fotos en blanco y negro del álbum familiar de los Di Battista, nos retrotrae a la década del 50 y el 60 en el Alto Valle, donde la fruticultura cursaba su mejor momento. En una de las imágenes se lo ve cerca de la pared a Adolfo García, bisabuelo de Gian y padre de María Nélida García, su nonna.

García, de barba liviana y bigotes, posa junto a un grupo de trabajadores de la fruta que se encuentran en pleno empaque de la pera. La mayoría visten con camisa de mangas cortas y chaleco de lana, pelo corto y gomina y, un jopo y vestido, para la única mujer de la imagen.

Estos recuerdos son lo que guarda como un tesoro Gian Di Battista y su familia, quienes trabajan en la fruticultura en Allen, desde al menos tres generaciones. Gian es joven, no llega a los cuarenta, se crió en la chacra y estudió abogacía en Buenos Aires. Sin embargo, decidió volver al Valle para trabajar en la producción.

Aldolfo García en el galpón de empaque. Album familia Di Battista - Lamperti (1)
Aldolfo García en el galpón de empaque. Album familia Di Battista - Lamperti.

Aldolfo García en el galpón de empaque. Album familia Di Battista - Lamperti.

Como fanático de la historia, Gian formó un grupo junto a varios vecinos de su localidad, quienes se dedican a recopilar y reconstruir los hechos del pasado ligados a la fundación de Allen, de la fruticultura, la llegada del tren y las obras de riego en la zona.

De Italia al Valle

En el árbol genealógico de Gian hay dos historias que se relacionan con la inmigración europea. “Ambos abuelos míos son inmigrantes italianos”, nos cuenta el abogado y productor, uno llegó al Valle en el 49 y el otro en 1954. “Mi abuelo, Nicola Di Battista, llegó a Allen porque se cansó de viajar en tren”, ya que venía desde Buenos Aires tras muchas horas de viaje.

Los Di Battista formaban parte de una familia campesina trabajadora del campo, pero como no había oportunidades en Italia debido a la situación de posguerra, “se sabía que Argentina era una tierra de oportunidades, así que se embarcó para acá”, recuerda el nieto sobre su nonno.

El primer camión de los Di Battista (1)
El primer camión de los Di Battista.

El primer camión de los Di Battista.

En estas tierras, donde la idea era trabajar en las obras de riego, Nicola formó su familia junto a una enfermera del Hospital de Allen, de apellido Ortíz, que venía de la provincia de Buenos Aires. Con ella realizaron diferentes trabajos, vendieron helados, tuvieron una despensa y con lo ahorrado Don Nicola compró su primer camión.

Una anécdota retrata aquellos tiempos: “Mi abuelo se va en tren a Buenos Aires y él no sabía manejar, no tenía ni registro, ni sabía conducir, o sea, fue y compró un camión en efectivo y se lo trajo manejando”, recuerda Gian. Con ese camión, Don Nicola funda la empresa de transporte Di Battista “que todavía es una empresa familiar y así llegamos a la actualidad”, cuenta su nieto.

Los tíos y el padre de Gian se dedicaron a la empresa de transporte, llevando cargas de peras y manzanas hacia Buenos Aires y, desde Buenos Aires, volvían con cargas generales “abastecíamos a todo el valle de heladeras, lavarropas, colchones… los comercios casi todos transportaban la mercadería con nosotros” recuerda sobre el primer transporte de cargas generales que tuvo Allen.

Gian Di Battista (1)
Gian Di Battista y su familia trabajan en la fruticultura en Allen, desde al menos tres generaciones.

Gian Di Battista y su familia trabajan en la fruticultura en Allen, desde al menos tres generaciones.

Los Lamperti entre la maderera y la fruticultura

La otra parte de la historia viene de su abuelo materno, Don Vittorio Lamperti, y de su bisabuelo Giuseppe, quien vino de Italia contratado por la maderera Colonizadora del Sud, la primera de la zona. Traen las máquinas desde Italia para acá, “él las monta en Allen y rápidamente, se funda todo el barrio colonizadora”, afirma Gian y aclara que, en ese entonces, Allen era un pueblo muy pequeño en pleno auge y le decían “la California del Valle”.

Cuando la actividad maderera comenzó a decrecer en pos del uso del cartón para embalaje, el socio de su abuelo, el Señor Meloni, ve que lo que está en alza es la fruticultura y deciden comprar junto a Lamperti la chacra Maciel. “Empezó a crecer hasta convertirse en la chacra más grande del Alto Valle, porque ellos tenían la idea loca de cultivar del otro lado del canal de riego”, explica Gian.

“Antes las mejores chacras eran las que estaban sobre la zona del río, porque tenían mayor disponibilidad de agua. Pero una vez terminado el canal de riego con la tecnología necesaria, podían bombear agua hacia la sierra, hacia la pendiente y regar por escalones”. Para esa tarea fue necesario importar una bomba de Alemania y además pedir permiso a la provincia de Río Negro para hacer un salto hidroeléctrico.

familia Lamperti año 1953 Album familiar Di Battista - Lamperti.

Para el trabajo en la chacra Maciel eran cuatro socios: El señor Meloni, el señor Scheison y los hermanos Vittorio y Ambrogio Lamperti, abuelo y tío abuelo de Gian de origen italiano. “Deciden vender la empresa porque vienen unos clientes alemanes que dicen que tenían una oferta por una suma exorbitante que era Expofrut”, así la primera chacra de Expofrut fue Maciel.

Dos familias unidas en la cadena frutícola

En lo que ahora era Expofrut, ya se habían hecho las primeras cámaras frigoríficas y tenían galpón de empaque, una frutícola completa. “Parte de la negociación con Expofrut, era que mi abuelo se iba a quedar como encargado”, explica Gian. Esta situación no duró demasiado, porque su abuelo no se adaptó a trabajar con el modelo empresarial y decidió abrir un camino propio en la fruticultura.

“A partir de ahí, empieza a resetear todo y empezamos de vuelta, ya con mis tíos dentro de la empresa, a remontar la actividad y con una chacra que nos quedaba comenzamos a producir. Mi tío tiene la idea de empezar a certificar orgánico”, relata Gian sobre aquellos momentos cerca de la década del 90.

Vittorio G. Lamperti en la chacra de D’amico plantando tomates (1)
Vittorio G. Lamperti en la chacra de D’Amico plantando tomates.

Vittorio G. Lamperti en la chacra de D’Amico plantando tomates.

“Esto nos permitió conseguir un cliente muy grande, la idea era exportar todo a Alemania y empezamos a exportar a Brasil también” cuenta, ya refiriéndose a la década del 2000 en adelante. “Ahí construimos el frigorífico, la planta de empaque con todos sus accesorios, las oficinas, las dependencias” todo bajo la empresa Familia Lamperti, donde Gian y gran parte de su familia trabajan hasta el día de hoy en diferentes roles.

“Cuando tenía 20 años, mi padre Fabián Di Battista y mi madre Jessica compraron su primera chacra y hoy tienen dos chacras, también están en el rubro, todo está vinculado y trabajamos todos juntos” cuenta Gian sobre el trabajo de las dos familias en conjunto. La clave fundamental es que los Lamperti y los Di Battista trabajan en todas las partes de la cadena. “Somos cuatro hijos y tres primos y estamos todos trabajando”, afirma.

La producción se enfoca en la pera y la manzana, aunque Gian explica que históricamente siempre estuvieron más vinculados a la pera, porque “nos dedicamos a la exportación, más que al mercado interno”. “Hoy estamos intentando equilibrar, llegar a un 50 y 50 %. De todas formas, aclara que no trabajan grandes extensiones ni volúmenes y que la empresa sigue siendo “netamente familiar”.

Gian Di Battista en pleno trabajo en la Chacra Familiar
Gian Di Battista en pleno trabajo en la Chacra Familiar.

Gian Di Battista en pleno trabajo en la Chacra Familiar.

“Quisiera agradecer a todas las familias que trabajan junto a la mía, entre todos hemos logrado en estos años un progreso compartido” afirma el joven productor, sobre las personas que trabajan en el proyecto y que forman una familia de familias. “Hay una inmediatez todo el tiempo entre nosotros y las chacras”, finaliza.

La historia de los Di Battista y los Lamperti es también la historia de Allen y de gran parte del Valle de Río Negro: trabajo, raíces y familia unidas en torno a la fruta. En cada chacra se siembran mucho más que árboles frutales, se siembra identidad, se cosechan recuerdos y se proyecta futuro. Defender la fruticultura es, en definitiva, defender ese entramado de afectos y sacrificios que durante generaciones convirtió a estas tierras en un verdadero hogar.

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