Recuperar la vida salvaje, ¿clave para alimentar al mundo?
El cambio climático se impone en la agenda atravesando distintas dimensiones de la realidad. En Barcelona se llevó a cabo un seminario que puso interrogantes clave sobre la mesa.
El actual modelo agrario está en el centro del debate global. El cambio climático interpela a los sistemas productivos instalados desde hace décadas y la pregunta que sobrevuela es: ¿Cómo se puede alimentar el mundo sin sobrepasar los límites del planeta?
“Se habla mucho del cambio climático, pero la pérdida de biodiversidad es tan o más grave y, al mirar las causas, vemos que el principal responsable es el sistema agroindustrial de producción de alimentos debido a que provoca deforestación de la tierra, contaminación, sobrepesca y contribuye a agravar la crisis climática”, dijo hace unos días, la profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona, Marta Tafalla, en el marco de un seminario organizado por el Observatori Social de la Fundació la Caixa.
Tafalla puso el dedo en la llaga. La que se conoce como la sexta extinción masiva de especies no hace más que aumentar la complejidad del reto de alimentar las cerca de 8.000 millones de bocas que hay en el mundo. En este contexto, surgen propuestas tecnológicas innovadores como la granja de 26 pisos o los cultivos en edificios citadinos. Tanto el debate como las nuevas formas de producir alimentos forman parte del mismo desafío: ¿cómo alimentar a la población?
“Las especies que se están extinguiendo tienen tanto derecho a estar en el planeta como nosotros. Al mismo tiempo, todas estas especies son las que realizan las funciones ecológicas que hacen posible que los ecosistemas y la biosfera funcionen. Así que, si los ponemos en riesgo, ponemos en riesgo también nuestra propia salud y supervivencia”, alertó Tafalla.
La salida del laberinto
La experta aseguró que “el problema es la dieta basada en animales” porque “estamos sustituyendo los animales salvajes por ganado”. En este contexto, ¿por dónde se sale de este laberinto?
La solución que propone tiene varios pilares. Por un lado, la implantación de una dieta mayoritariamente vegetal y, por otro, potenciar lo que se conoce como rewilding o resilvestración, que consiste en “dejar que la vida salvaje se gestione a sí misma en algunos territorios muy extensos”, en palabras de la profesora de la UAB.
“Si todos los seres humanos nos pasáramos a una dieta vegana, la cantidad de suelo que necesitaríamos utilizar para producir alimentos se reduciría en un 75% y toda esta tierra que nos ahorraríamos la podríamos devolver a la vida salvaje”, afirma Tafalla.
Problemas y más problemas
Aunque se supone que hay cierto consenso en relación a aquello de “al poner en riesgo las especies, nos ponemos en riesgo a nosotros” y la importancia de preservar la biodiversidad, el camino que queda por delante es complejo.
“Sabemos más o menos lo que hay que hacer, pero es complicado porque cada vez tenemos que resolver más problemas”, reconoce Juan Carlos García-Cebolla, exdirector del equipo de Derecho a la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), quien también participó en el seminario del Observatori Social de la Fundació la Caixa.
A la hora de hacer un punteo por los problemas, el ex FAO dijo que el más importante es “compartir un planeta limitado de una manera equitativa y asegurando a todo el mundo unos mínimos”. El experto pide para ello un “pacto universal de derechos económicos, sociales y culturales, dentro del cual se incluya un derecho a una alimentación adecuada”.
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