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El cinismo del Kirchnerismo frente a las contradicciones de su relato

La realidad volvió a golpear el relato del kirchnerismo. Las denuncias contra Alberto Fernández desnudan el nivel de cinismo que existió en su Gobierno.

El Peronismo siempre supo imponer su relato por sobre los hechos. Y el Kirchnerismo potenció esta estrategia política basada en una liturgia discursiva que fue respaldada por gran parte de la población.

Pero el tiempo fue determinante para dar un baño de realidad sobre todo este discurso. Uno por uno fueron cayendo los relatos que tanto Néstor Kirchner, como su esposa, Cristina Fernández, y Alberto Fernández, se esforzaban en sostener con sus discursos frente a numerosos seguidores, muchos de ellos arrastrados a estos actos bajo amenazas de dejar de percibir los planes sociales que les entregaba el Estado; es decir, todos nosotros con nuestros impuestos.

Pasamos de escuchar en estas dos últimas décadas que la pobreza en la Argentina era un tema prioritario para el Kirchnerismo, que la inflación que publicaban las consultoras privadas no existía, que el de Cristina y Néstor fueron Gobiernos honestos... El nivel de cinismo e hipocresía llegó a tocar puntos extremadamente altos en el país, pero todo se mantenía dentro del relato de quienes defendían con su verba a los pobres desde pitucos departamentos ubicados en Puerto Madero y la Zona Norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Todo tragicómico, nos encontramos sumergidos en una de las tradicionales películas del enorme Almodóvar.

Y ahora se cae otro relato, el de las políticas públicas impulsadas por el Kirchnerismo en defensa de la mujer acosada por un sistema patriarcal. Para sostener este concepto como parte del discurso crearon el ministerio de la Mujer, con decenas de organismos bajo su órbita, que llegó a controlar cientos de millones de dólares que se utilizaron, en gran parte, para contratar personal militante, desviar fondos hacia organismos fuera del ministerio y generar estructuras políticas que respondan al Gobierno de ese momento. La mujer, y sus problemas, en este caso, quedaron en un segundo plano.

Y quien defendía con una fuerza discursiva imponente todo este relato fue el último presidente de todos los argentinos, Alberto Fernández, puesto a dedo en ese lugar por su compañera de fórmula de aquel momento, Cristina Fernández.

Alberto Fernández, el mismo cuya imagen terminó de derrumbarse luego de que se conocieran fotos, chats y videos de la ex primera dama Fabiola Yañez con moretones en un ojo y un brazo y de la panelista Tamara Pettinato intercambiando susurros amorosos en el despacho de la Casa Rosada. Pero ese derrumbe parece llevarse puesto, no solo al expresidente, sino a todo un sector político que estaba desde hace ya un tiempo al borde del abismo. El Peronismo, que no había todavía terminado de reagruparse para generar una oposición sólida al Gobierno de Javier Milei, recibió este golpe que lo involucra de lleno, pese a que muchos de sus colaboradores de gestión intentaron desde un primer momento despegarse del aberrante hecho.

La primera fue la misma expresidente y condenada por la Justicia, Cristina Fernández, que, como siempre lo hizo a lo largo de toda su carrera política, en sus peores momentos se refugió en El Calafate emitiendo algún concepto a través de las redes sociales pero sin ninguna autocrítica al respecto.

El que salió con fuerza contra Alberto Fernández fue su exministro del Interior y actual senador Eduardo Wado de Pedro a través de las redes sociales: “Nos generan mucha indignación las noticias de los últimos días sobre el comportamiento de Alberto Fernández como ser humano. La denuncia de violencia de género de su ex pareja Fabiola Yañez exige nuestro repudio absoluto. Su desapego a los valores éticos y morales más básicos y esenciales está fuera de discusión. No existe explicación que pueda justificar o atenuar el impacto de sus acciones, y no puedo negar que como militante político me avergüenza el hecho de que haya sido presidente”, expresó el referente de La Cámpora. Otro caso de cinismo puro. Cuatro años siendo su mano derecha en el Gabinete y no se enteró de nada. ¿No le dio vergüenza a De Pedro haberse mantenido en el Gobierno de Alberto Fernández como ministro clave esos cuatro años?

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El Gobernador Kicillof junto a su socio político, el procesado Fernando Espinoza.

El Gobernador Kicillof junto a su socio político, el procesado Fernando Espinoza.

Pero sin dudas, en el podio de estas inmorales conductas se encuentra el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Accedió a referirse brevemente al tema: “Por supuesto que todos (estamos) muy shockeados por esta situación, esperando que se resuelva rápidamente, que actúe rápidamente la Justicia y lo resuelva”, reflexionó esta semana en declaraciones a medios provinciales de La Rioja. Las declaraciones de Kicillof se dieron en el marco de su viaje al distrito que gobierna, Ricardo Quintela, quien encabezó el acto de la jura de la reforma de la constitución provincial, que había tenido una última enmienda en el 2008. Y quien estuvo amigablemente todo el evento junto a el Gobernador de Buenos Aires fue el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, que fue procesado tan solo días atrás por el abuso sexual a Melody Raskaukas, quien trabajaba en su secretaría privada. Pareciera que las condenas del Gobernador sobre temas tan importantes son selectivas: la clave es si estás en el poder o si ya lo dejaste.

En fin, este tipo de conductas son la que termina por consolidar la imagen de Javier Milei como Presidente de la Nación. Todo indica que la sociedad prefiere padecer la crisis económica, con una luz de esperanza al final del túnel, antes de ver a referentes del Gobierno anterior otra vez conduciendo los destinos del país. De ahí que la imagen positiva de Javier Milei se mantiene tan alta, pese al brutal ajuste que recibió gran parte de la ciudadanía.

Analizando la historia de las últimas dos décadas, queda en claro que los pobres, las mujeres y la corrupción, entre otros temas, fueron parte del relato político del Kirchnerismo. Solo eso.

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