El país del día después de mañana
Contra todos los pronósticos, Sergio Massa logró el mayor caudal de votos, seguido por Javier Milei. Se perfila un nuevo entramado político en Argentina.
Después de un extenuante año electoral, finalmente sobrevivimos al 22 de octubre. En una suerte ensayo que permita repensar este tiempo histórico, les proponemos reflexionar en torno a una catarata de preguntas iniciales: ¿Con qué sentimientos llegamos a las urnas? ¿Cómo se manifestó ese estado de humor social en votos? ¿Qué podemos esperar para el día después?
Todos los sondeos de opinión pública que repasamos a lo largo de estos meses dejaban ver a una sociedad atravesada por la negatividad. Los focus groups mostraban a gente preocupada por su situación personal, por la perspectiva del país, por una mala expectativa en relación al futuro, con enojo, tristeza, frustración y con una fuerte sensación de hartazgo en relación a la política y al contexto socioeconómico del país.
Con este telón de fondo, ¿cómo cerramos este día electoral? Lo cerramos con un resultado que, por lo menos, fue sorpresivo: Sergio Massa (Unión por la Patria, UxP) obtuvo la victoria con el 36,21%; el segundo lugar fue para Javier Milei (La Libertad Avanza, LLA) con el 30,24%; y la candidata de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich, logró apenas el 23,79%.
Lamentablemente, los resultados de las elecciones de ayer dejaron más preguntas que respuestas. En una suerte de catarsis, compartimos algunas reflexiones de este domingo electoral.
La novedad más novedosa
Massa se impuso a pesar del gobierno deshilachado al que pertenece, a pesar de la inflación galopante, a pesar de las denuncias de corrupción de las últimas semanas. Massa se impuso demostrando que el peronismo puede barajar y dar de nuevo una vez más, como lo ha hecho ya tantas veces en la historia argentina. A partir de anoche, todos estamos siendo testigos de una nueva reconfiguración del espacio, que tiene a Massa como nuevo protagonista.
El ministro candidato ahora se enfrenta al desafío de ser autónomo del espacio que lo llevó a las urnas, y probablemente lo veremos convocando a un gobierno de unidad nacional con aliados por aquí y por allá.
Las elecciones de anoche anticipan una reconfiguración completa del espectro político que se completa con una fuerza política (LLA) que irrumpió de forma muy poderosa haciendo recalcular al resto del entramado, y otra (JxC) que se debe un debate de cara al futuro, si quiere sobrevivir.
Todas las dudas, la duda
Otro dato sorpresivo de las elecciones es el segundo lugar de Milei, que en las semanas previas hablaba de ganar en primera vuelta y apenas logró mantener el porcentaje de votos de las PASO.
Si quiere alcanzar la Presidencia, Milei deberá corregir el discurso, reencauzar su campaña y atender a ciertos interrogantes que surgieron en las últimas semanas: ¿cuál es la gobernabilidad posible? ¿Cómo se llevarán a cabo las propuestas disruptivas que planteó? ¿Su plan es viable? Más allá del apoyo popular, ¿cuál es la base de sustento de su estructura política?
Milei irrumpió en la escena política de forma estrafalaria, se afianzó con fuerza de huracán en las PASO y, pasada la hojarasca, se consolidó como la gran incógnita. El gran desafío del economista es que su electorado le pide gobernar sin casta y eso es imposible. De hecho, a Milei le ganó la casta.
La sociedad parece haber recibido el discurso de Milei con buenos ojos, sus dichos parecían música para una sociedad enojada, desencantada y, sobre todo, una sociedad cansada y en búsqueda de caras nuevas.
A pesar de errores propios y ajenos, Milei llega al ballotage siendo un verdadero outsider y en las próximas horas veremos cómo se perfila de cara a la última etapa de la carrera por la Presidencia.
La llave
Al principio nos preguntamos cómo llegamos a esta elección y hay que resaltar que llegamos estructurados en un sistema político alejado del bipartidismo. Este postulado se consolidó ayer cuando el candidato libertario logró su lugar en el ballotage. En este escenario de tercios, el hecho fehaciente es que la oposición se fragmentó, esa es una realidad a voces, y la fuerza que salió más herida es JxC.
Este espacio pagó el precio de una interna autodestructiva y de una campaña fallida. En este contexto y sabiendo que la llave del ballotage la suelen tener los perdedores, la pregunta clave es cuál será el movimiento que hará Mauricio Macri, como líder indiscutido del espacio. En otras palabras, JxC tiene la llave del ballotage y Macri tiene la llave de JxC.
Por el lado de la oposición hay más dudas que certezas: ¿Se configurarán nuevas alianzas? ¿Qué movimiento hará una fuerza con presencia provincial fuerte, pero sin injerencia en Nación? ¿Cuáles serán las estrategias de espacios de alto impacto como la UCR? ¿Cuáles serán los “pases de factura”? ¿Cómo afectará esta situación de quiebre a las relaciones en el Congreso Nacional, donde ninguna fuerza tendría mayoría parlamentaria?
Esto recién empieza
En estos días, “incertidumbre” es la palabra clave. Desde el comienzo de esta campaña se supo que el problema no es qué hacer a partir del 10 de diciembre sino cómo hacerlo.
Desandemos esta idea. Cuando nos referimos al “que” aludimos a la notoria realidad del desorden económico y social, y la necesidad de ir a un ordenamiento. Dicho de otro modo, Argentina necesita un ajuste y la duda es cómo se proyecta un camino racional hacia esa estabilización, que se anticipa tan doloroso como el desajuste macroeconómico que reina.
En este punto, los argentinos vimos y escuchamos a Milei, un candidato disruptivo con sus planteos dignos de un fundamentalista -por momentos, ciego- pro mercado. Por otro lado, vimos y escuchamos a Massa, que es la versión (quizá desbaratada) más ortodoxa que puede ofrecer UxP.
Los argentinos elegimos a Massa y a Milei. Los argentinos elegimos y el problema sigue siendo el cómo y, por supuesto, saber si la política puede con tremendo desafío. Sobrevivimos al 22 de octubre, ¿sobreviviremos al 19 de noviembre?
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