Neuquén

Llegó el momento de balances para la gestión Figueroa

Apenas cumplido el primer año de mandato, llega el momento de los balances para el gobernador Rolando Figueroa.

Tanto a nivel provincial como en el contexto nacional, Rolando Figueroa transitó con un alto perfil político su primer año como gobernador de Neuquén. La elección que lo llevó al poder se configuró en una interna abierta del partido hegemónico, tocándole el papel de derrotar a la generación emepenista heredera de la sucesión familiar del núcleo de los fundadores, base sobre la cual se fue construyendo la deriva del enfrentamiento interno, hasta llegar a su actual renovación.

Para ello, Figueroa lideró la conformación de un frente electoral, integrando a fuerzas políticas sin referentes de peso a nivel partidario en la provincia, sumando jóvenes provenientes de distintos orígenes y formación. Ellos reconocieron el liderazgo de Figueroa y su disposición a integrarlos en lugares de relevancia dentro de la administración gubernamental, lo que significó la posibilidad de obtener mayor proyección que en sus propios círculos de militancia y reconocer la ascendencia del gobernador como gestor y referente único de los rumbos de la gestión.

El equilibrio

Gobernar la provincia de Neuquén exige un equilibrio territorial en las alianzas políticas y en la distribución de los recursos económicos del estado. La gestión del gobierno en este año muestra una asignación de fondos públicos entre las distintas localidades y regiones que se adecua a la situación actual de la estructura de la actividad económica y el nivel de empleo, y de la relación entre lo estatal y lo privado.

Este equilibrio siempre ha exigido aumentos permanentes del gasto público provincial, dado el peso de las actividades asociadas a los servicios sociales y las obras de infraestructura pública financiadas con fondos estatales.

El empleo registrado en el sector privado da cuenta de 150.000 puestos de trabajo en la provincia, de los cuales 26.000 corresponden al sector de hidrocarburos y gas natural y 21.000 a la construcción. El sector estatal emplea 67.000 personas (sin incorporar el ámbito municipal), de los cuales 51.000 corresponden a salud, educación y seguridad.

Los gastos en salud y educación insumen el 45% del gasto corriente proyectado en el presupuesto provincial del 2025. Estas estadísticas radiografían la dinámica actual del sector privado y los criterios de asignación de los crecientes recursos públicos.

El perfil que va estructurando la economía impulsa en los núcleos locales al sector del comercio y los servicios profesionales, y las demandas habitacionales extienden sin límites la urbanización sobre el ámbito rural y la meseta, generando esquemas de ciudades dispersas que obligan a incrementar los presupuestos municipales para atender poblaciones e infraestructuras cada vez más numerosas.

El derrame de Vaca Muerta

Los ingresos que permiten mantener este esquema de gasto público e inversión privada se originan sustancialmente en la actividad económica hidrocarburífera. Las empresas concesionarias de los yacimientos no convencionales se vieron favorecidas por la virtual desregulación de los precios y el destino comercial de los hidrocarburos determinados por la gestión mileista, y por las mejoras en las técnicas de extracción que reducen sus costos e incrementan sus beneficios, aumentando su nivel de actividad y proyectando inversiones que permitan el transporte de mayores volúmenes.

Esto sitúa en el centro de las expectativas al crecimiento sostenido de las inversiones y la producción hidrocarburifera neuquina, proyección originada tanto en las certezas de su evolución actual como en la promesa de mayor prosperidad futura, incluyendo la solución a la insuficiencia de divisas en la política económica nacional.

Así, la provincia se proyecta a nivel nacional, registrando los mayores índices de crecimiento de la economía entre sus pares, y la figura de Figueroa como impulsor político del auge provincial.

El casillero vacío

En las expectativas económicas de políticos, ciudadanos y empresarios, los recursos hidrocarburíferos constituyen una riqueza con la que han sido privilegiados por la naturaleza. Extraer esta riqueza del subsuelo, y en estado natural transportarla por gasoductos y oleoductos hacia destinos nacionales e internacionales, sin generación en la provincia de valor agregado en la cadena de procesamiento y transformación, representa el límite histórico del desarrollo provincial. Esto ha significado constituirse en proveedor de petróleo, energía y gas a las industrias y los hogares del país y el exterior.

En las estadísticas, estos egresos de recursos no renovables son considerados como exportaciones provinciales, que dinamizan el crecimiento económico. En décadas pasadas, la teoría económica regional postuló que el crecimiento de las regiones dependía del incremento de la demanda de sus bienes exportables, llevando a la especialización económica en commodities cuya disponibilidad otorga una ventaja competitiva al territorio donde se encuentran localizados, trayectoria que parece explicar el auge de los índices neuquinos de crecimiento económico.

Sin embargo, la confusión entre conceptos estadísticos y económicos, origina una sensación de fortaleza económica que lejos está de corresponderse con el concepto de sustentabilidad. La contracara habitual de los auges cíclicos asociados a mayores ingresos y actividad económica generada por la extracción de los hidrocarburos provinciales responden a una demanda fluctuante, que incide en las decisiones de inversión y nivel de actividad de las empresas concesionarias, las que están sujetas a los cambios del contexto sectorial que afectan su rentabilidad.

Esto ya ha sucedido en anteriores etapas de la trayectoria económica de la provincia, y los límites del modelo neuquino cuando los precios internacionales disminuyen mostraron sus resultados elocuentes en las consecuencias de la desaceleración económica sobre el nivel de vida de la población. En este sentido, tal como evidenció la experiencia de la especialización regional en la producción de commodities, las provincias carecen de los instrumentos con que cuenta la política nacional para enfrentar estas situaciones.

Por ello, se considera que la evaluación y las proyecciones de largo alcance sobre la sustentabilidad social y económica de los territorios cuya economía se basa en producciones extractivas no pueden brindar certezas sobre lo acertado de las predicciones sobre un futuro de crecimiento sostenido, tal como proclaman sus impulsores.

Auge

Vivimos el auge del presente, y estamos limitados a establecer pronósticos de corto y mediano plazo. La volatilidad del capital en estas actividades se refleja en los continuos traspasos empresarios de yacimientos e inversiones, procesos fluctuantes que observan el principio de maximizar la rentabilidad de los accionistas

En este sentido, la acción del gobierno provincial debería entrar en una nueva fase de negociación con las empresas concesionarias, buscando incentivar el proceso de agregado de valor.

Así como la gestión actual ha montado una estrategia de regionalización que acompaña el crecimiento impulsado por el sector privado en los sectores del turismo y la producción agrícola, redirigiendo recursos y programas hacia el norte y el sur neuquino de modo que la inversión pública brinde mayores posibilidades de desarrollo económico con un sentido de integridad y equidad territorial, es cuestión de preguntarse (y definir una respuesta) si ha llegado la hora de implementar una estrategia que permita llenar el casillero vacío de la industrialización en la provincia de sus recursos naturales.

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