Ni la fuerza de las tablas de Moisés pudo con los Senadores
El rechazo del DNU en Senadores fue un duro golpe para el oficialismo. Esta semana comienzan las frenéticas reuniones del Gobierno con los diputados.
El presidente Javier Milei tuvo que recomponer su estrategia intentando retomar la iniciativa para evitar una nueva derrota, como fue aquella cuando tuvo que retirar del Congreso la Ley Ómnibus, a principios de febrero de este año. Esta semana el Senado rechazó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23, aquel que firmó unos días después de haber asumido en el cargo y que sentó las bases de las reformas económicas que considera que necesita el país.
La titular de la Cámara Alta, Victoria Villarruel, sin el respaldo necesario del resto de los bloques, nada pudo hacer para torcer la historia. El DNU fue rechazado con 42 votos en contra, 25 a favor y cuatro abstenciones. El traspié profundizó las diferencias entre el presidente y su vice. Desde el Ejecutivo se le exigía a Victoria Villarruel que postergara su tratamiento, pero la titular del Senado optó por la respaldar la institucionalidad.
“Mi compromiso con Argentina y Javier Milei es inclaudicable...Yo no me voy a convertir en Cristina Fernández de Kirchner, no me voy a convertir en aquello que vinimos a cambiar'', aseguró en un video -tras la derrota sufrida en el Senado- que subió a las redes sociales, tras los ''incansables intentos'' por enfrentarla con el presidente.
Suena algo paradójico: cuando Javier Milei eligió a Victoria Villarruel para acompañarlo en la fórmula presidencia, muchos vieron en el candidato a Presidente la garantía institucional del binomio, teniendo en cuenta los antecedentes que traía sobre sus espaldas la vicepresidenta. Sin embargo, en este caso, la institucionalidad fue férreamente defendida por la titular del Senado.
Pero la historia no termina aquí. La Ley N° 26.122 dispone que, para dejar de tener vigencia, un DNU debe ser rechazado por las dos cámaras del Congreso de la Nación, la de Senadores y la de Diputados. Es decir que, aunque ayer el Senado rechazó el decreto de Milei, el mismo continuará vigente hasta tanto la Cámara de Diputados se expida al respecto. Solo quedará sin efecto si la Cámara baja también lo rechaza.
Acuerdos con Diputados
En la casa Rosada ya comenzaron a hacer las cuentas en Diputados para saber cuál de las dos opciones tiene más posibilidades, si el rechazo o la aprobación. Aún persisten muchas dudas respecto de lo que pueda llegar a pasar porque hay bloques que en la Cámara Alta votaron divididos. No sólo miembros de un mismo partido, sino también de una misma provincia. Esto deja en evidencia que las presiones que ejercen los gobernadores sobre sus legisladores, dejaron de ser eficientes como lo fueron en otros momentos.
El Gobierno y la oposición dialoguista negocian como “Plan A” cajonear el tratamiento del decreto. Pero si esta iniciativa fracasa, el Ejecutivo tiene revisto meter presión sobre las Provincias para que la Cámara Baja apruebe la iniciativa presidencial. Y en caso de que no prospere, fuentes del núcleo duro del presidente Milei advirtieron: "El rumbo no se negocia".
El que se encuentra bajo presión es ahora el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, quien salió el jueves a cuestionar a los senadores que rechazaron el DNU. En un texto publicado en sus redes sociales, Menem se mostró sorprendido al destacar que es la primera vez en 30 años que una cámara -en este caso el Senado- rechazó un DNU. "Muy loco, ¿no?", comentó sobre el 42 a 25 del jueves registrado en el recinto que lidera la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Advirtió, con ironía, sobre el ‘ataque súbito de 'constitucionalismo' de los legisladores que se opusieron al decreto. En ese contexto, habló de "cinismo superlativo". "Uno los mira, los escucha”, dijo sobre los diputados que rechazaron la iniciativa, "y no entiende el nivel de cinismo superlativo a la hora de 'desentenderse' del caos que gestaron gracias a sus pésimas decisiones”.
Pero dejando de lado las diatribas, y yendo al nudo del problema que hoy tiene el oficialismo, las miradas y presiones están puestas el Martín Menem, con una oposición que busca apurar el trámite, tras la votación realizada en el Senado.
Según advirtió el abogado Gil Domínguez, profesor de derecho constitucional en la Universidad de Buenos Aires, los diputados podrían incurrir en el delito de abuso de poder e incumplimiento de los deberes de funcionario público si no dan trámite al DNU. “Debe tratarse de forma inmediata, no hay otra manera de entender lo inmediato como a continuación de un hecho. Mucho más ahora: al haberse expedido el Senado, hay un hecho concreto que obliga a reducir el margen de demora”, dijo el constitucionalista en entrevista con CNN en Español.
Esta semana comenzarán las frenéticas reuniones que el Gobierno impulsará con los distintos bloques dialoguistas para convencerlos de apoyar el DNU. Para rechazar la iniciativa, la oposición deberá reunir la mayoría absoluta de los presentes, lo que equivale a una mayoría simple. Traducido, solo debe lograr la mitad más uno de los legisladores presentes en el recinto al momento de votar.
Por ahora, los números al oficialismo no le dan en Diputados. Sabe que cuenta con los 39 diputados de La Libertad Avanza, más los 37 del PRO, los 8 del bloque Innovación, los 3 de Independencia, los 2 de Producción y Trabajo y los 2 de Buenos Aires Libre. A estos se le suma un diputado del bloque Creo y otro de Unidad Mendocina. En este esquema, la aprobación tiene 93 votos.
En contra, inamovibles para el Ejecutivo, están los 99 diputados de Unión por la Patria, los 5 del Frente de Izquierda y los 2 del bloque Por Santa Cruz, lo que suma 106 votos. Y sobre los que tendrán que negociar están los 58 diputados de diferentes bloques que no tienen definido su voto: la Unión Cívica Radical, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal, entre otros. En el caso de la Cámara baja, la UCR tiene 34 diputados, de los que 17 hoy están a favor de aprobar la norma y hay 11 que podrían posicionarse en contra. En el resto, nada está definido.
Mientras continúan las negociaciones y especulaciones entre los diputados, nada podría impedir al presidente dictar un nuevo DNU, o dividido en varios decretos, en caso de que la Cámara Baja también lo rechace. Si bien con ello puede arriesgar costo político, la desregulación fue una de sus principales promesas de campaña y un pilar para la transformación de la economía argentina.
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