Crisis económica

Tras el terremoto financiero...¿Cómo sigue ahora el Gobierno?

La incertidumbre domina al mercado. Analistas se preguntan si la crisis de la semana pasada toco su piso o se profundizará en los próximos días. Clave para el Gobierno será poner algo de calma si quiere llegar con alguna posibilidad a las elecciones de octubre.

Semana para el olvido. Tras la dura derrota del domingo, el mercado, al día siguiente, no tuvo piedad con el ministro de Economía y candidato a presidente de la Nación del oficialismo.

Los acuerdos con los bancos para frenar una corrida cambiaria, con las grandes cadenas de supermercados para contener los precios de los alimentos, y con el Banco Central para frenar la ofensiva devaluatoria, quedaron en la nada en poco menos de 12 horas. El resultado de las elecciones del domingo fue un terremoto político y un tsunami económico.

Al día siguiente de los comicios y con los resultados ya definidos, bien temprano por la mañana técnicos ligados a Massa se reunieron en las oficinas del Banco Central para seguir una hoja de ruta de lo que podía llegar a ser una compleja jornada financiera.

Pasadas las seis de la mañana llegaron los primeros informes. En el premercado los bonos argentinos consolidaban un desplome mayor al 12%. Los inversores buscaban desesperadamente deshacerse de ellos; ya no importaba el costo. Minutos después, las acciones argentinas mostraban esta misma tendencia.

Cerca de las ocho de la mañana, los presentes en las oficinas del Central sacaron el “Plan B” que tenían cajoneado para este escenario. Sin el respaldo prometido de los mercados, la huida del peso iba a generar una demanda de dólares insostenible, porque sencillamente no existían reservas para ello. Estaban rendidos a los pies del FMI, que era el único que podía aportar este activo tan preciado para quitar presión sobre el mercado. A media mañana se decidió devaluar el peso 22% y subir la tasa cerca del 118% para intentar compensar una posible corrida. Estás dos medidas eran las que exigía el FMI y con ellas se habilitó la transferencia de más de 10.000 millones de dólares para el país para lo que quedaba de este último cuatrimestre. Sólo minutos después del anuncio, se desató el terror.

bolsa porteña descarga.jpg
El lunes se desató un pánico general en el mercado financiero. El ambiente fue mejorar con el correr de los día.

El lunes se desató un pánico general en el mercado financiero. El ambiente fue mejorar con el correr de los día.

Pocos proyectaban un lunes negro como el que sobrevino. Pero no quedó ahí. Los días subsiguientes todo siguió dinamitándose: especulaciones políticas de las más extravagantes para las elecciones de octubre, precios minoristas que volaban sin techo, mayoristas que cerraban sus puertas porque no querían vender su stock sin saber si lo podían reponer, “dólar pánico” que llegó a rozar los 800 pesos por unidad, salarios totalmente pulverizados, y una incertidumbre total sobre el futuro de corto plazo para la Argentina.

El jueves se desaceró el nivel de pánico y el viernes se estabilizó, aunque nadie sabe por cuánto tiempo. Pero atrás quedó tierra arrasada. La distorsión de precios relativos llegó a niveles máximos, tasas de interés prohibitivas para la producción, y un salto en los costos de las empresas que se terminarán trasladando a las góndolas.

En el medio de esta brutal tormenta, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), dio a conocer la inflación de julio: 6,3%. Un número que fue tomado como una broma de mal gusto; índice que no reflejaba absolutamente en nada el momento de lo que estaba pasando con el bolsillo de la gente.

Mientras tanto, Massa siguió dando la cara en los programas de televisión, intentando llevar algo de calma y volviendo a explicar lo inexplicable. Atrás quedaron sus conceptos fuerza al momento de asumir el ministerio: “Confiamos llegar a una inflación en abril con solo un 3 adelante” o “¡Antes de devaluar, renuncio!”. En este punto, es probable que parte del resultado de las elecciones del domingo se deba al degradado valor que ya tiene su palabra. No transmite confianza. Su debilidad, tras el cierre del domingo, quedó en evidencia. Queda ahora intentar interpretar como seguirá, con su poder fuertemente erosionado, de aquí en adelante.

Los chicos -no tan chicos- de La Cámpora desaparecieron en estos cinco días. Máximo Kirchner, Wado De Pedro, Luana Volnovich, Fernanda Raverta; y todos aquellos que tuvieron, en su momento que “tragarse el sapo” con la elección del candidato, se recluyeron en el ostracismo. Lo mismo hicieron el presidente Alberto Fernández y su vicepresidente Cristina Fernández. No dijeron ni una palabra, ni tan siquiera de aliento para el ministro y candidato, que tiene su revancha en octubre. Mientras tanto, el mercado seguía intentando digerir el triunfo del siempre polémico Javier Milei.

Cómo sigue el país

Es difícil predecir el horizonte de corto y mediano plazo para la Argentina. Para poder contar con una luz en el horizonte, lo primero que debemos saber es si la crisis económica-financiera tocó un piso, o solo hizo una pausa para profundizarse aún más en las próximas semana. Las aguas, en este punto, están divididas. Desde el Gobierno -como era predecible- aseguran que “lo peor ya pasó”. Los inversores y analistas económicos, no son tan optimistas.

En principio hay que esperar el impacto real de la devaluación sobre los precios. Para la mayor parte de las consultoras privadas, la inflación para el mes en curso se ubicará entre un piso del 12% y un techo del 16%. Luego, estar atentos al nivel de espiralización que puede llegar a tener este salto de precios. Proyecciones conservadores estiman, en este contexto, una inflación que se colocará en torno al 150% para todo 2023; triplicando la que dejó -alta ya de por sí- la administración Macri, cuando entregó el poder a la dupla Fernández-Fernández, en diciembre de 2019.

Massa-FMIa-696x490 (1).jpg
Sergio Massa, en soledad, comenzará esta semana a dar algunos anuncios.

Sergio Massa, en soledad, comenzará esta semana a dar algunos anuncios.

Para contrarrestar este escenario, no se puede esperar otra cosa del Gobierno que más intervención del mercado: precios justos, controles sobre las exportaciones, sanciones a comercios minoristas, sumas fijas a los trabajadores, precios congelados, más cepo, etc. Lo mismo que se viene haciendo hace ya décadas con los resultados a la vista. Llegar a octubre, es ahora la meta de Massa. “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”, señalaba hace ya varios años el físico Albert Einstein (1879-1955). Un concepto que bien viene trasladarlo al presente.

Cuando se analizan los posible escenarios que puede llegara tener la economía real en el corto/mediano plazo, uno se topa con una importante muralla: la tasa de interés. Es muy difícil crecer con una tasa de política monetaria en el 118%. Con esta medida, quedaría en 9,83% mensual y la efectiva anual (TEA) del 209,4%. Por más apoyo y anuncios que haga el ministro de Economía y candidato a presidente para las pymes y empresas en general, la realidad es que, con semejante tasa, la recesión está a la vuelta de la esquina. Existirán sí algunos sectores de la economía que, por la distorsión de precios relativos existente, puedan mostrar alguna mejora en su desenvolvimiento, pero serán los menos. La incertidumbre es lo que dominará el escenario, por lo menos hasta el 10 de diciembre.

En el plano político, no hay mucho que esperar. Los tres tercios pone tensión en la próxima elección, ya que solo dos llegarían a un balotaje. Aunque, desde los sectores libertarios, anticipan el triunfo de Javier Milei en primera vuelta. Los contacto del expresidente Mauricio Macri con el candidato libertario no ayudan a sostener la imagen de Patricia Bullrich dentro de Juntos por el Cambio.

Pero este escenario, lo mismo que el económico y financiero, está todavía abierto. Por lo menos hasta el 22 de octubre. Sólo quedan 42 días hábiles, un mundo para la realidad que atraviesa la Argentina.

En esta nota

Dejá tu comentario