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Caída de precios en el mercado de manzanas y peras: ¿Qué está pasando?

A pesar de registrar volúmenes estables, las manzanas y peras enfrentan una baja sostenida en sus cotizaciones y una demanda que no logra repuntar.

Durante el primer cuatrimestre de 2025, el mercado interno argentino recibió cerca de 75.000 toneladas de manzanas destinadas al consumo en fresco, según un reciente informe publicado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Este volumen representa un crecimiento marginal del 0,6% en comparación con el mismo período del año pasado, aunque implica una caída del 2% respecto al promedio registrado en el período 2022-2024.

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Pese a la estabilidad en los volúmenes, el panorama comercial está lejos de ser favorable. En declaraciones a +P, el gerente de uno de los puestos de frutas del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) explicó que la demanda continúa retraída y que eso “termina por afectar la rotación del producto”. Según la misma fuente, el mayor desafío en la actualidad está dado por la colocación de la manzana “común”, que concentra más del 50% de los envíos procedentes del Valle al principal mercado concentrador del país.

“La manzana de calidad sigue teniendo una demanda sostenida”, agregó el operador del MCBA, “pero enfrenta cada vez más competencia de frutas importadas como la uva de mesa, el kiwi y algunos frutos tropicales”. Estas alternativas, muchas veces con una presentación más atractiva o con precios promocionales, han comenzado a disputar espacio en las góndolas de supermercados y ferias.

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En lo que respecta a la evolución de los precios, el informe muestra una tendencia clara a la baja en las cotizaciones mayoristas expresadas en dólares dentro del MCBA. Esta caída se da en un contexto macroeconómico desafiante para el sector frutícola: los costos de producción y logística, también medidos en dólares, han mostrado un incremento considerable desde la asunción de la nueva administración nacional encabezada por Javier Milei. Las nuevas políticas cambiarias, la desregulación de tarifas y la inflación persistente han contribuido a encarecer significativamente el mantenimiento de la actividad.

Peras con precios igualmente deprimidos

En el caso de las peras, el estudio de SENASA indica que entre enero y abril se comercializaron en el mercado interno poco más de 44.500 toneladas, lo que representa un crecimiento interanual del 2%. Sin embargo, al comparar este dato con el promedio de los últimos tres años (2022-2024), se observa una caída considerable del 18%.

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A pesar de que se registra una leve mejora en la demanda de peras en los últimos meses, operadores del sector consideran que dicho repunte es apenas “marginal” y no alcanza a revertir la tendencia negativa que arrastra el mercado desde hace varias temporadas. En cuanto a los precios, las cotizaciones mayoristas de la pera —también medidas en dólares— se encuentran por debajo de las de la manzana, con una curva descendente que se mantiene desde hace al menos dos años.

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Durante el mes de abril, por ejemplo, los valores finales de la pera cerraron en niveles muy bajos, a pesar de haber experimentado una recuperación leve durante las primeras dos semanas de mayo. Esta volatilidad en los precios, sumada a la baja rentabilidad y al aumento de los costos, plantea un escenario de alta incertidumbre para productores, comercializadores y distribuidores.

Perspectivas a corto plazo

Frente a este panorama, los actores del mercado reconocen que el sector enfrenta desafíos estructurales que van más allá de las fluctuaciones de corto plazo. La necesidad de reconvertir parte del esquema productivo, mejorar la logística y buscar mercados alternativos de exportación se vuelve cada vez más urgente, especialmente para evitar una sobreoferta en el mercado interno que presione aún más los precios a la baja.

La estabilidad en el volumen comercializado, tanto de manzanas como de peras, es una señal positiva en términos de disponibilidad y abastecimiento. Sin embargo, sin una mejora en la demanda y sin políticas que acompañen al sector frente al aumento de costos, difícilmente se podrá revertir la tendencia de deterioro de precios que hoy preocupa a toda la cadena frutícola.

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