El 2023 fue el peor año para la manzana en el mercado interno
Continuó la caída de ventas de manzana en el mercado interno durante el 2023. Para el año próximo hay dudas de como va a reaccionar este destino.
Cerradas las estadísticas oficiales del 2023, elaboradas por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), los números que muestra el informe golpean con dureza a la actividad frutícola del Valle de Río Negro y Neuquén. El estudio destaca que el volumen de manzanas destinadas al mercado interno, durante todo el año pasado, alcanzó las 237.663 toneladas. La cifra representa una caída del orden del 2% en términos interanuales y un desplome del 13% sobre las ventas consolidadas en 2020.
Los datos que se reflejan en el gráfico adjunto dan cuenta de la progresiva caída que presenta el producto en el mercado. Uno puede llegar a decir, con la estadística ya cerrada, que la caída de ventas durante este año ha sido marginal teniendo en cuenta el valor del 2% mencionado.
Sin embargo al analizar con algo más de profundidad los números de la actividad, se observa que los volúmenes de producción de manzana se han incrementado en el Valle y que el mercado interno está perdiendo participación en la matriz comercial de esta fruta.
El año pasado, la cosecha comercial (manzana que tuvo destino de venta a través de cualquiera de estos tres canales) superó las 528.000 toneladas, volumen que muestra un salto del 25% respecto de la cosecha del 2022. Sin embargo, menos manzanas -en términos absolutos y relativos- se orientó al mercado interno entre uno y otro año. En términos porcentuales, en 2023 las ventas cayeron en 12 puntos respecto del año anterior.
Causas de esta caída en manzanas
El mercado interno ha sido un importante destino de la oferta comercial de manzanas en todos estos últimos años. Tal como se destaca en el gráfico párrafos arriba, absorbe en cada temporada entre 45% y 57% del total de la cosecha comercial.
Esta importante participación se debe, fundamentalmente, a la pérdida de competitividad que ha reflejado la manzana en los mercados externos (condiciones macro negativas para el desarrollo de las economías regionales) encontrando las empresas una salida en el mercado interno que les permite defenderse mucho mejor de la suba de costos que presenta la actividad. El retraso cambiario, es clave en todo este contexto.
Pero en este último año, la inflación terminó por pulverizar el salarios de los trabajadores y esto impactó en forma directa sobre el consumo de frutas. Y la manzana no quedó fuera de esta tendencia.
El otro factor que mencionan tanto productores como empresarios es que, en 2023 la calidad de la manzana no fue buena. Las estadísticas también dan argumento a este concepto, cuando analizamos la participación de la industria en la matriz comercial que presentó la manzana. El año pasado el 41% de la manzana cosechada tuvo este destino; en 2022 solo el 28%.
¿Qué se espera para este año?
Las primeras proyecciones dan cuenta de que la cosecha de manzanas rojas presenta una caída del orden del 25%, manteniéndose estables las estimaciones sobre el resto de las variedades de la especie. Esta caída está compensada con calidad de producto que todavía está en la planta. Es decir hay que prever -de no existir daños por el clima- una mayor cantidad de fruta embalada por hectárea, en relación a 2023.
Al evaluar este punto se puede inferir que un mayor volumen de fruta puede ser destinado al mercado interno. Sin embargo factores en la demanda, pueden restringir estos mayores volúmenes proyectados por la oferta. Para 2024 nada hace pensar que el poder adquisitivo del consumidor argentino se recuperará y más aún teniendo en cuenta que ya se estima para este año una inflación superior al 200% anual.
En definitiva, puede estar garantizado desde la oferta el volumen y la calidad para el mercado interno, pero hay que esperar para ver cuanto de todo esto puede terminar convalidar la demanda. En este punto, pocos son optimistas que algo pueda mejorar.
En esta nota