La historia detrás de las cerezas más tempranas del hemisferio sur
Lo que parecía imposible ocurrió en Argentina: cerezas frescas listas en septiembre, antes que en cualquier otra parte del hemisferio sur.
Por primera vez en la historia de la fruticultura argentina, el país logró cosechar cerezas frescas en la semana 40 del calendario agrícola, un hito que redefine las fronteras productivas del hemisferio sur. El acontecimiento tuvo lugar en Monterrico, provincia de Jujuy, dentro de un bloque experimental impulsado por Güizzo Frutas Frescas S.A., empresa con amplia trayectoria en la producción y comercialización de cerezas tempranas.
El 30 de septiembre, en plena primavera jujeña, se recolectaron los primeros frutos de la temporada, inaugurando oficialmente una ventana productiva inédita para Sudamérica. El proyecto se desarrolla en alianza con Finca Machuca, del productor Oscar Machuca, junto con la participación técnica de la Dra. Viviana Curzel, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu).
El Ingeniero Nicolás Güizzo, directivo y Gerente Técnico de Güizzo Frutas Frescas S.A., encabeza la parte técnica de este desarrollo que promete abrir una nueva etapa para la cereza argentina. “Poder llegar con cerezas de calidad a fines de septiembre es un diferencial estratégico. Representa una oportunidad comercial enorme, tanto en el mercado interno argentino como para futuras exportaciones”, asegura.
A continuación, parte de la conversación mantenida con el especialista, quien detalló los avances, desafíos y perspectivas de este ambicioso proyecto.
–¿Con qué escala están trabajando en el proyecto de cerezas tempranas en Jujuy?
–Estamos haciendo un ensayo con unas 2.000 plantas de diferentes variedades, lo que equivale aproximadamente a 1,6 hectáreas. La plantación está dispuesta en un marco de cuatro metros por dos, y cada bloque varietal tiene su propio manejo para evaluar comportamiento, floración, rendimiento y adaptación. La idea no es todavía producir en gran volumen, sino generar conocimiento técnico y ver cómo responde cada variedad en una zona que, hasta ahora, no tenía antecedentes frutícolas de este tipo.
–¿Cuándo comenzaron con este proyecto?
–Empezamos en el año 2022, y de a poco vamos obteniendo resultados. Por supuesto, son resultados preliminares, porque las plantas todavía son jóvenes, pero ya logramos consolidar algo muy importante: la fecha de cosecha. Estamos cosechando en la última semana de septiembre, lo cual es realmente histórico para la región y para el país.
–¿Qué es lo que más le llamó la atención de los primeros resultados?
–El nivel de azúcar fue lo más destacado. Tener 25 o 29 grados Brix en un color tres es un valor muy bueno. Eso nos indica que las condiciones de radiación y temperatura en esta zona templada del valle jujeño son muy favorables para la calidad organoléptica de la fruta. En cuanto al calibre, hoy no es nuestra prioridad. Queremos primero comprobar la viabilidad productiva en este entorno. El objetivo inicial era producir fruta de buena calidad y en una fecha diferencial. Eso ya se logró. Más adelante, una vez consolidados esos logros, podremos trabajar en el aumento del calibre mediante manejo agronómico, raleo y ajustes nutricionales. Las variedades actuales son genéticamente de calibre medio, en torno a 22-24 mm, por lo que no esperamos frutos muy grandes en esta etapa.
–¿Se puede decir que se cumplieron los objetivos propuestos hasta el momento?
–Sí, en primera instancia estamos muy satisfechos. Haber logrado una fecha de cosecha extratemprana y comprobar que se puede producir cereza en esta región es un logro enorme. Dentro del ensayo hay variedades que se comportan mejor que otras, pero eso es normal: estamos observando comportamientos iniciales. Lo que quiero subrayar es que estamos en una etapa de aprendizaje. Estos cultivos requieren tiempo. Necesitamos ver cómo evolucionan las plantas a medida que crecen, cómo se comportan y cómo se ajustan los manejos a las condiciones locales. Recién dentro de unos años podremos hablar de resultados consolidados.
–Con la foto de hoy, ¿Qué proyecciones tienen en términos de productividad?
–Es difícil dar un número concreto todavía. Nuestro objetivo ahora no es buscar un techo productivo, sino confirmar que la plantación es viable y sostenible. A medida que la plantación madure, buscaremos maximizar las variables de manejo para obtener la mayor cantidad de kilos posibles en esa fecha tan temprana. Hay que entender que estamos en una zona marginal para la cereza, de bajo requerimiento de frío, por lo que no tiene sentido compararnos con zonas de alto potencial como el valle medio del Río Negro o las áreas frías de Mendoza y Neuquén. En esta primera etapa, el enfoque es equilibrar la inversión con una productividad razonable, más que alcanzar rendimientos récord.
–¿La producción que surja de esta región se orientará al mercado interno o al externo?
–En un principio, el mercado interno será el destino más lógico. Tenemos que ajustar la postcosecha, la logística y la conservación de la fruta, y eso se hace con experiencia. Pero a futuro, sin duda, los dos mercados –interno y externo– se van a abrir para esta oferta. ¿Por qué? Porque la ventana de cosecha es única. En ese momento del año, no hay cerezas disponibles ni en Argentina ni en el resto del hemisferio sur. A nivel internacional, la única oferta que existe es una cereza del norte de Sudáfrica, y después no hay nada más hasta que empieza Chile, semanas más tarde. Eso convierte a esta fruta en un producto muy atractivo comercialmente, con potencial de precios diferenciales.
–¿Salen en la misma época que las cerezas tempranas chilenas de Ovalle?
–No, antes que Ovalle. Ellos comienzan alrededor de la semana 42, y nosotros estamos saliendo en la semana 40, lo que nos da un margen de dos semanas de ventaja respecto de las variedades más tempranas de Chile. En términos de mercado, eso es enorme, porque llegar antes que Chile significa acceder a precios premium y a una visibilidad internacional que puede beneficiar a toda la cereza argentina.
–¿Cuándo consideran que el proyecto estará maduro, tanto productiva como comercialmente?
–El proyecto tiene objetivos por etapas. El primero era ver si en esa zona se puede producir cereza. Ese objetivo ya está cumplido. El segundo era lograr una cosecha lo más temprana posible, y también lo conseguimos: estamos cosechando en la semana 40. Ahora viene la tercera etapa: alcanzar volúmenes que hagan económicamente sostenible la producción. Para eso, necesitamos tiempo. Yo calculo que en unas tres campañas más podremos tener conclusiones consolidadas. Coincidirá con la edad productiva óptima de las plantas y con los ajustes técnicos y tecnológicos que estamos realizando. Recién entonces podremos hablar de sustentabilidad productiva y comercial en el tiempo. También tenemos previsto introducir nuevas variedades el año próximo, para seguir comparando comportamientos y ampliar el abanico genético. Con eso entraríamos en una nueva fase del proyecto, orientada ya a la producción comercial con respaldo técnico validado.
Innovación, territorio y visión estratégica
La apuesta por producir cerezas en Jujuy es, ante todo, una innovación territorial. En una provincia históricamente vinculada al tabaco, a los cultivos hortícolas y a los cítricos, introducir un frutal de clima templado frío es una ruptura técnica y cultural. El desafío no es menor: las cerezas requieren un manejo delicado, con condiciones específicas de frío invernal, floración sincronizada y riesgo de heladas tardías.
Sin embargo, el valle templado de Monterrico presenta microclimas que, con tecnología adecuada, pueden compensar parte de esas limitaciones. El trabajo conjunto entre productores locales, técnicos privados y la Universidad Nacional de Jujuy ha sido clave para sostener esta experiencia piloto.
“Hay un enorme potencial en el norte argentino”, subraya Güizzo. “Con el cambio climático, muchas zonas están modificando sus patrones de frío y calor. Lo que antes era impensado, hoy es técnicamente posible. Si logramos ajustar los manejos, el norte puede convertirse en un nuevo polo de cerezas tempranas”.
El proyecto de Jujuy también marca un precedente en cuanto a vinculación público-privada. La colaboración entre Güizzo Frutas Frescas, Finca Machuca y la UNJu demuestra que la articulación entre empresa, productor e investigación científica acelera la innovación agronómica.
La Dra. Viviana Curzel aporta el componente académico desde la universidad, mientras que el productor Oscar Machuca aporta el conocimiento del terreno y la infraestructura local. Güizzo Frutas Frescas, por su parte, pone a disposición su experiencia en cerezas tempranas desarrollada en otras provincias y su red de comercialización nacional e internacional.
Una nueva frontera para la cereza argentina
El impacto de esta primera cosecha va más allá del logro técnico. Significa la apertura de una nueva ventana productiva para la Argentina, capaz de colocar fruta fresca en los mercados dos semanas antes que Chile, principal competidor regional. En un contexto donde la estacionalidad define precios y márgenes, llegar primero puede marcar la diferencia entre una operación marginal y un negocio altamente rentable.
“Estamos en el inicio de algo que puede cambiar la historia de la cereza argentina”, reflexiona el Ingeniero Güizzo. “No se trata sólo de producir antes; se trata de demostrar que el país puede innovar, adaptarse y anticiparse a las condiciones del mercado global. Si consolidamos esta experiencia, podríamos hablar en unos años de un nuevo polo productivo en el norte argentino, y eso sería un orgullo para todos”.
La primera cosecha extratemprana de cerezas en Jujuy no es sólo un ensayo agronómico: es un gesto de innovación y visión estratégica en el corazón del NOA. Con paciencia, rigor técnico y articulación institucional, el proyecto avanza hacia su consolidación. Si los próximos años confirman las expectativas, Argentina podría sumar a su mapa productivo una nueva región cerecera, ampliando su calendario de oferta y reforzando su presencia en los mercados internacionales. Como dice Güizzo, “esto recién empieza, pero ya demostró que es posible”.
Fuente: Redacción +P.
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