Mendoza

La apuesta de Mendoza por liderar el mercado de cerezas

Con exportaciones tempranas y un mercado global en expansión, productores de Mendoza buscan posicionar a la Argentina en la élite de la fruticultura.

Con más de cuatro décadas de trayectoria, Güizzo Frutas Frescas S.A. se consolidó como una de las empresas familiares más reconocidas en la producción de fruta fresca en Mendoza, particularmente en el segmento de cerezas. Nacida en una región privilegiada por su clima y suelo, la compañía supo combinar tradición e innovación, apostando a la sustentabilidad y a la tecnología como pilares de crecimiento.

Hoy, su gerente comercial, Fernando Güizzo Giudice, repasa la actualidad de la temporada, describe la situación del mercado local e internacional y reflexiona sobre los desafíos de producir cerezas en Argentina. A continuación parte de la conversación que +P mantuvo con el ejecutivo.

—¿Cómo fue la floración y el cuaje en esta primavera?

—Septiembre nos sorprendió de manera muy positiva. La verdad es que se presentó con condiciones bastante parejas, con muy poca incidencia de heladas tardías, que son siempre una amenaza en esta etapa, y con una acumulación térmica sostenida. Eso significa que los días se dieron realmente primaverales, con amplitud térmica y temperaturas que favorecen el desarrollo de las flores y su posterior cuaje. En este contexto, ya podemos ver cómo las variedades ultra tempranas, que son las que marcan el inicio de la temporada, están mostrando un buen nivel de cuaje. En nuestro caso particular, incluso ya comenzamos a ralear, es decir, a hacer el ajuste de carga, lo que indica que la floración fue más que aceptable. Esta tarea temprana nos ayuda a equilibrar la planta y a garantizar que la fruta que quede tenga el calibre y la calidad que el mercado exige.

—¿Cómo se presenta la producción en Mendoza?

—Mendoza tiene una particularidad muy interesante, y es que se divide en dos grandes zonas productivas que funcionan con un desfase fenológico. La zona norte es la más temprana de la provincia y probablemente también la más temprana del país. Allí es donde se da el arranque de la temporada. Luego está el Valle de Uco, que es un poco más tardío, con semanas de diferencia en la maduración. Hoy, mientras en el norte ya vemos floración plena y frutos cuajados en las variedades más adelantadas, en el Valle de Uco todavía están transitando etapas previas. Esta diferencia nos permite escalonar la oferta dentro de la misma provincia y, de algún modo, aprovechar diferentes ventanas comerciales.

cereza Nimba-600x485
Cereza de la variedad Nimba, un producto que ingresa dentro de los llamados ultra tempranos.

Cereza de la variedad Nimba, un producto que ingresa dentro de los llamados ultra tempranos.

—¿De qué variedades hablamos concretamente?

—En Mendoza tenemos unas 700 hectáreas implantadas, de las cuales 200 están en la zona norte. Esa zona es la cuna de las variedades tempranas por excelencia. Allí conviven variedades clásicas, como Brooks o Royal Down, con materiales más modernos que se fueron incorporando en los últimos años, como Nimba o Pacific Red. La ventaja de estas variedades es que permiten iniciar la cosecha en la semana 42, es decir, alrededor del 20 de octubre. Esa fecha temprana es clave porque define lo que llamamos la fruta de primicia. No es lo mismo llegar al mercado con fruta cuando está vacío que hacerlo cuando ya está colmado de oferta. Esa condición de primicia es la que nos permite diferenciarnos y obtener un precio que reconozca el esfuerzo y la inversión.

Mercados y volúmenes

—¿Cuando habla de primicia, se refiere principalmente al mercado externo?

—No solamente. A veces se piensa que primicia es sinónimo de exportación, y no es así. Mendoza abre su temporada también en el mercado interno. Cuando salimos al mercado en octubre, lo hacemos en un país que está totalmente desabastecido de cerezas. En ese momento, los grandes centros urbanos, y en particular Buenos Aires, como principal polo de consumo, encuentran valor en esa primicia. Siempre hay un segmento de consumidores que reconoce económicamente el hecho de ser los primeros en acceder a la fruta. Es un nicho chico en términos de volumen, pero estratégico, porque ayuda a instalar la temporada y a posicionar el producto con un diferencial.

—¿Qué volúmenes de producción maneja Mendoza?

—La provincia ronda las 4.500 toneladas anuales. Si miramos el inicio de la temporada, hacia fines de octubre, ya en las semanas 42 y 43 podemos tener unas 30 toneladas de fruta ultra temprana listas para salir al mercado. Ese volumen luego crece de manera exponencial. Entre las semanas 42 y 47, por ejemplo, se comercializan unas 800 toneladas, que se reparten entre el mercado interno y la exportación. Ahora bien, del total de la producción, solo un 20% se exporta, unas 850 toneladas. Y allí la logística juega un papel central: cerca del 70% viaja en avión, porque la rapidez es clave para mantener la frescura de la fruta temprana. El resto se envía en barco y una porción menor por vía terrestre. Los principales destinos son la Unión Europea y el Reino Unido, que tienen un consumo sostenido y un buen poder adquisitivo. China es otro destino relevante, aunque todavía estamos condicionados por cuestiones sanitarias y de logística. Y en tercer lugar aparecen los mercados del Medio Oriente y Asia, que vienen creciendo en demanda.

—¿Cómo vienen trabajando con la mosca de los frutos?

—Es uno de nuestros grandes desafíos. La presencia de la mosca del Mediterráneo limita mucho las posibilidades de acceso directo a ciertos mercados. La expectativa es que en poco tiempo podamos anunciar la erradicación en la zona norte. Ese sería un paso fundamental porque nos permitiría enviar fruta en avión a mercados como China en fechas realmente tempranas, con lo cual la valorización del producto sería mucho mayor. Mientras tanto, seguimos trabajando con protocolos estrictos y controles permanentes, porque sabemos que una fruta con la mosca adentro es simplemente inviable para el comercio internacional.

Cerezas mendoza 5
Estado en el que se encuentra el fruto en estos momentos en la zona norte de Mendoza.

Estado en el que se encuentra el fruto en estos momentos en la zona norte de Mendoza.

—¿Cómo ve la temporada en términos de competitividad?

—Los mercados hoy son muy competitivos y exigentes. En nuestro caso, al estar en el segmento de cereza temprana, la exigencia es doble. No solo debemos tener la capacidad de producir fruta en un momento en que el mercado está vacío, sino que además debemos garantizar que esa fruta sea de excelencia. El mercado paga la exclusividad de la fruta temprana, pero no perdona si la calidad no está a la altura. Eso nos obliga a estar en una constante actualización, sobre todo en programas genéticos. Ya no alcanza con producir una cereza que tenga buen color: el consumidor hoy quiere calibre, textura, dulzura, y cada temporada sube un poco más la vara.

Competencia para la cereza

—¿Llegará más competencia en este nicho ultra temprano?

—Sí, sin dudas. Cada vez vemos más interés de países como Chile o Perú en producir cerezas tempranas. Todo el mundo quiere adelantar fechas porque es un segmento muy rentable si se maneja bien. Pero hay que ser claros: es un público muy exigente. El consumidor que paga precios altos por fruta temprana no se conforma con menos que la excelencia. Y ahí es donde se marca la diferencia entre los que entran al mercado con una propuesta sólida y los que solo buscan aprovechar el precio alto del momento.

—Si es tan rentable, ¿por qué no llegan más inversiones?

—Creo que hay dos factores. El primero es la desinformación: no todo el mundo entiende de qué se trata este negocio y cuáles son sus verdaderas posibilidades. El segundo es la inestabilidad macroeconómica de la Argentina, que ahuyenta a cualquier inversor de largo plazo. Hoy, toda la inversión en cerezas es privada y de capital nacional. Y no es un detalle menor: una hectárea de cerezas con el paquete tecnológico completo —riego, mallas antigranizo, sistemas de defensa contra heladas, coberturas para lluvias y variedades— supera los 50.000 dólares por hectárea. No estamos hablando de montos menores, y mucho menos en un país con altos riesgos productivos y económicos.

—Sin embargo, ustedes siguen invirtiendo

—Sí, porque estamos en esto hace más de 40 años y creemos en el potencial de la actividad. Argentina tiene tierras, agua y climas privilegiados. Tiene además una enorme diversidad de microclimas que permiten pensar en una oferta de cerezas tempranas mucho más amplia que la de Chile o Perú. A eso se suma el know-how acumulado por los productores, que no es un activo menor. Sabemos cómo producir, cómo cuidar la fruta y cómo insertarnos en el mercado. Esa experiencia es lo que nos da confianza para seguir apostando, aun cuando el contexto macroeconómico no nos acompaña.

—¿Cuál es la proyección global de la temporada?

—Nuestro nicho es muy particular. No competimos directamente con Chile, que empieza a inundar el mercado a fines de diciembre. Nosotros jugamos otra partida: la de la cereza temprana. Y en ese juego el secreto está en el timing. Siempre digo: “Prefiero subir la persiana antes, pero también bajarla antes”. Eso significa que abrimos el mercado en un momento en que no hay oferta y nos retiramos cuando empieza a saturarse. Así garantizamos rentabilidad y evitamos entrar en la pelea de precios que se da más adelante. Además, nuestra estrategia incluye atender a clientes medianos, que a veces los grandes exportadores no contemplan. Para nosotros, un cliente que compra un pallet merece la misma atención que uno que compra diez o cien. Ese servicio personalizado, sumado a la calidad y a la anticipación en las fechas, es nuestro gran diferencial.

Cerezas mendoza
El costo de una hectáreas de cerezas con tecnología de punta se ubica en torno a los 50.000 dólares.

El costo de una hectáreas de cerezas con tecnología de punta se ubica en torno a los 50.000 dólares.

—¿Qué le pediría al Gobierno para poder producir más y mejor?

—Lo primero es tener un tipo de cambio realista. Hoy parece que produjéramos en Suiza, cuando en realidad somos Argentina, con una estructura económica muy distinta. El atraso cambiario nos resta competitividad. Lo segundo son las tasas de interés. Es imposible pensar en un proyecto de inversión serio cuando en marzo la tasa estaba en un nivel y a los pocos meses se duplicó. Nadie invierte con semejante volatilidad. Y lo tercero es la presión impositiva y laboral, que genera distorsiones enormes. Todos esos factores terminan desincentivando el crecimiento. Si lográramos un marco más previsible, estoy convencido de que la inversión fluiría y Argentina podría desarrollar todo el potencial que ya tiene en cerezas tempranas.

Algunas conclusiones

Consciente de los desafíos pero también del potencial del país, Fernando Güizzo insiste en que Argentina tiene todo para consolidarse como un jugador clave en el segmento de cerezas tempranas: “Tenemos demanda, tierra, agua, clima y conocimiento. El desafío es dar previsibilidad para que la inversión acompañe el potencial que ya está en nuestras manos”. Y dentro de la previsibilidad está la estabilidad macro y microeconómica en el tiempo.

El atraso cambiario no deja de ser un freno para las exportaciones. Y esta claro que este tipo de producto solo puede desarrollarse a través del comercio externo ya que las colocaciones en el mercado interno son muy limitadas en volumen.

En esta nota

Dejá tu comentario

Las más leídas