La historia de la escuela agropecuaria más grande de Neuquén
Abrió sus puertas en 1991, ocupa 27 hectáreas, tiene 500 estudiantes y habla de un Valle que ya no existe. Cómo convive la comunidad educativa con el crecimiento poblacional a su alrededor y el cambio de unidades productivas hacia otros rubros.
Las escuelas agropecuarias en Argentina surgieron a fines del siglo XIX, periodo en el que se incorporaron al sistema educativo formal, con la idea de formar a los estudiantes en prácticas agrícolas y ganaderas en un contexto de economía agroexportadora.
En la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, no existía aún en el nivel medio, la formación agropecuaria. Solo estaba la posibilidad de cursos estudios superiores en la Facultad de Ciencias Agrarias, de la Universidad Nacional del Comahue que, desde el año 1967, funciona en la sede de la localidad de Cinco Saltos.
La necesidad de formar técnicos en concordancia con el modelo productivo frutícola de la zona, que aún estaba en su época de esplendor, propició la creación de una escuela técnica especial. Así, en el mes de abril del año 1991, comenzó a funcionar sobre la ruta 22 en el km 1233 de Plottier, la ex EMETA, hoy EPEA 2.
En diálogo con +P, Luis Vargas, actual director de la EPEA 2 asegura que “no se conoce mucho que esto empezó como una escuela experimental técnica agropecuaria, ante la reforma de la Constitución”.
La institución fue creada en ese momento por Nación, ya que el traspaso de la educación hacia las provincias fue en el año 1996. “En ese momento estaba en auge la producción, toda la parte frutícola”, recuerda el director. Por ese motivo, “la formación estaba destinada, por ejemplo, a hijos e hijas de empleados, dueños de chacras y demás”.
La explosión demográfica en Neuquén no se hizo esperar y ahí la escuela también se abrió al público en general. Antes había una restricción específica orientada a cierto tipo de estudiantes relacionados a la producción. El título de Técnico Agropecuario estaba orientado a la salida laborar inmediata que podía encontrarse en el sistema productivo de la zona.
“En ese momento, con dos orientaciones, la vegetal, que va por lo hortícola, y por la orientación animal, para el manejo de granja o establecimientos de origen animal, así se había pensado y concebido en ese momento” explica el actual director de la EPEA, también egresado de la misma institución.
La escuela más grande de Neuquén
La EPEA 2 tiene un dato que asombra. Es la escuela más grande de la provincia en cuanto a superficie, porque abarca 27 hectáreas. “Es como una ciudad acá adentro, tenemos agroindustria animal y vegetal. Tenemos cuatro hectáreas de pepita que son de pera y manzana, tenemos un cuadro de vid, tenemos también lo que es producción forrajera. Tenemos la parte animal con los corrales, una producción diversa”, dice orgulloso su director.
La escuela tiene actualmente unos 550 estudiantes, a los que se suman cerca de 200 trabajadores, entre docentes, personal auxiliar y operarios de chacra. “Hacemos una planta funcional que supera las 800 personas”.
Sin embargo, Luis Vargas reconoce que “la oferta laboral se va reduciendo”, en función de que hay menos chacras, muchas de las cuales se convierten en loteos. “En su momento como estudiante lo fui viviendo, yo por ejemplo que vengo de Senillosa, nosotros desde China Muerta para este lado de la chacra, vimos como el entorno fue cambiando significativamente y se fue transformando por urbanización”, se lamenta Luis y agrega, “antes era común que nosotros nos parábamos y veíamos los camiones llenos de frutas con los bines cargados. Ahora no tenemos esas imágenes”.
No para de crecer
A pesar de este contexto actual de decadencia de la fruticultura, la matrícula de la EPEA no para de crecer por lo singular de su formación y los problemas edilicios que enfrenta la escuela se ponen de manifiesto cada vez más. La institución comenzó con 10 aulas que se fueron cubriendo progresivamente.
“En los inicios entraban dos personas por año, nada más, con los años se amplió a 50 cupos”. Hoy se inscriben cientos de estudiantes, aunque los cupos existentes van a sorteo por la alta demanda.
A partir del crecimiento de la matrícula, Luis Vargas explica que “se comenzaron a utilizar espacios destinados a los sectores productivos, a la recreación de la escuela que contaba con un microcine, con sala de empleados, de informática, todo eso despareció”, se lamenta. Todos esos espacios se fueron transformando en aulas” hasta el día de hoy que la escuela tiene 25 cursos.
Como reflexión final, el director actual de la EPEA 2 habla de lo significativo del proyecto, y que con base en la necesidad de infraestructura hace una semana firmaron un convenio con el gobernador, para la ampliación de seis aulas. Sin embargo, esperan una solución “más estructural” al problema edilicio. Creo que vamos por buen camino, pero tenemos que seguir insistiendo y lograr que esta mejora de la de la infraestructura que es como como algo coyuntural que nos atraviesa desde hace muchos años, lo podamos ir resolviendo”.
Hoy, luego de 33 años de trayectoria, la EPEA 2 genera gran interés en los futuros estudiantes de escuela media, que buscan una formación técnica que les de salida laboral inmediata. Se suman las escuelas que se encuentran en las localidades de Las Ovejas, San Patricio del Chañar, Bajada del Agrio y Aluminé, las cuales reciben gran demanda de alumnos y que, en conjunto, son la base fundamental de formación que necesita nuestro sistema agropecuario.
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