Los nuevos desafíos que enfrenta la industria de cerezas
Los cambiantes mercados internacionales abren nuevos interrogantes para la industria de cerezas, que en los últimos años creció en forma sostenida.
En el comercio el mayor punto de rentabilidad se logra cuando, en determinado momento, no hay oferta en el mercado sobre un producto altamente demandado. Las cerezas no quedan fuera de esta lógica; una fruta que hoy tiene una enorme aceptación en las góndolas de todo el mundo con interesantes retornos para los productores.
Pero demos una visión de lo que hoy es el sistema industrial del producto. La cosecha anual de cerezas a nivel global se la ubicó (2023/24) en torno a las 4,8 millones de toneladas, mostrando un crecimiento interanual del orden del 2% y del 21% cuando se la compara con los volúmenes de la 2014/15. La tendencia muestra a las claras el fuerte crecimiento que esta presentando la producción que, de no ser por la demanda China, los mercados estarían totalmente colapsados con el impacto negativo que esto generaría sobre los precios del producto.
Las estadísticas dadas a conocer por el departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) dan cuenta, sobre este punto, que las importaciones de China pasaron de las 92.000 toneladas en el período 2014/15 a las 410.000 toneladas durante la temporada 2023/24. Esta suba -que equivalen a unas 3180.000 toneladas en los últimos diez años- representa más del 95% del total del crecimiento de las importaciones mundiales de cerezas.
Tal como lo refleja en la grafica adjunta Turquía lidera la producción de cerezas a nivel global, y entre los 10 países más importantes concentran el 95% de la producción mundial. En la Argentina la producción de cerezas alcanza, en promedio, poco más de 13.000 toneladas.
La industria a nivel global presenta hoy dos grandes cuellos de botella, entre otros secundarios, para sostener un desarrollo sustentable como el que lo trajo a este punto. El primero es la dependencia que tienen las exportaciones con China. En la actualidad, el 60% de las colocaciones externas son absorbidas por el gigante asiático. Un dato no menor, teniendo en cuenta los problemas geopolíticos existentes, el nuevo reordenamiento mundial que se está vislumbrando y los niveles de inversión que se están registrando en China para poder incrementar la producción de cerezas local. No hay que olvidar el vasto territorio y los diversos tipos de clima que presenta el país, por lo que solo es una cuestión de tiempo para que encuentren las áreas de producción, ventajosas y adecuadas, con las que lograrán nuevas y competitivas plantaciones de cerezas.
Nuevas variedades, tema en estudio
El segundo punto a resolver por los países productores es encontrar las variedades que le permita a la cereza estar presente en el mercado durante los 12 meses del año. Hoy existen dos períodos bien marcados donde no hay volumen de cerezas en las góndolas internacionales: septiembre/octubre y abril/mayo. Ambos períodos están siendo abastecidos por la oferta que sale de invernadero, una producción marginal en relación a la potencial demanda existente en esos momentos.
“Sin dudas este es un gran dilema a nivel global. Muchos son los países que están trabajando con nuevas variedades para ver si se pueden adaptar a condiciones climáticas que permitan abastecer a los mercados en estos períodos donde no hay oferta. Argentina también lo esta haciendo”, confió Aníbal Caminiti, Gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI) al ser consultado por +P.
Los precios que obtiene la producción, que llega solo de invernaderos, en estos períodos mencionados alcanzan a los 90 euros el kilo en algunas capitales europeas. Pero claro, en la Unión Europea la oferta de invernaderos representa menos del 1% del total de la cosecha de cerezas de una temporada. Sin embargo, hay muchos proyectos que existen hoy para ampliar la superficie del territorio comunitario teniendo en cuenta los altos retornos que se obtienen con el producto. Esta misma tendencia se está observando en China, donde ya se puede lograr una cereza temprana bajo cubierta que se superpone con la ventana del final de la oferta de cerezas chilenas.
Pero la cosecha en invernadero siempre es marginal. La producción de escala debe hacerse en campo abierto para lograr rentabilidad con volumen y costos adecuados. Y hoy todavía, en el hemisferio sur, no hay una variedad que presente las características adecuadas, tanto de calidad en cosecha como en el manejo de poscosecha para que el producto llegue en óptimas condiciones a mercados que quedan a miles de kilómetros de los puntos de origen.
“Existen algunas pruebas en Chile con nuevas variedades tempranas y tardías, buscando producción en estos períodos de mercados sin oferta, pero todavía quedan por definir algunos resultados. Siguen los estudios en especial sobre la calidad de producto y las posibilidades de traslado que tienen a mercados tan lejanos como los que abastece el vecino país”, agregó Caminiti en otra parte de la conversación.
En definitiva, todavía no está claro el norte que está por tomar la producción y comercialización de cerezas en los mercados internacionales para los próximos años. De las últimas décadas, sin dudas, esta fruta fue una de las que mayor tasa de crecimiento presentó. Pero ahora se encuentra con nuevos desafíos en un mundo y demanda siempre cambiante. China y nuevas variedades, son dos temas que deberían estar al tope de esta nueva agenda.
En esta nota