Manzana

Manzana: niveles de productividad siguen siendo bajos en Argentina

El sistema productivo de manzana del Valle de Río Negro y Neuquén continúa mostrando bajos niveles de productividad.

Durante estos últimos años se ha escuchado a algunos empresarios asegurando que, pese a que se han perdido muchas hectáreas de fruta en el Valle de Río Negro y Neuquén, la productividad del sistema ha mejorado. “Y esto, en definitiva, muestra que la actividad se ha depurado. Antes, existían muchas explotaciones ineficientes que presionaban sobre el resultado del sistema con niveles muy bajos de productividad”, confesaba, poco tiempo atrás, un importante empresario neuquino en un almuerzo con economistas llegados de Buenos Aires.

Las estadísticas oficiales dadas a conocer por la Fundación Barrera Zoofitosanitaria Patagónica (FUNBAPA) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), reflejan que desde inicios de este nuevo siglo hasta nuestros días, el Valle perdió 10.767 hectáreas de manzanas, mermando la producción de esta especie en poco más de 447.000 toneladas.

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La gráfica adjunta refleja como un producto insignia de la región -y en algún momento de la reciente historia, también del país- sufrió una profunda degradación en estos últimos años.

No hay que dejar de señalar que los datos de producción salen de los registros de fruta que se orientan al norte de la barrera del río Colorado, por lo tanto toda aquella fruta que queda en la Patagonia (menos del 4% del total comercializado), no está contemplada en este cálculo. Independientemente de ello, no debemos perder de vista que estamos hablando de tendencias.

Siguiendo con las estadísticas oficiales, la combinación de ambas variables (superficie y producción) nos termina definiendo una proyección en la evolución promedio de la productividad de la manzana en las explotaciones del Valle.

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Tenemos que tener en cuenta también que estamos trabajando con el sistema productivo de la manzana de toda la región del Valle. Esto quiere decir que muchos productores y empresas, se encuentran por encima de esta media reflejada, y muchos otros por debajo.

Las estadísticas muestran una volatilidad importante sobre valor de productividad en el período bajo análisis, que va de las 26 toneladas a las 41 toneladas por hectárea. Estos cambios están dados, fundamentalmente, por los eventos climáticos que afectan la producción regional (heladas primaverales, tormentas de granizo, etc.). Pero la curva marca una clara tendencia a la baja entre 2001-2023. Esto siguiere que, pese a las pérdidas de superficie, la cantidad de manzana promedio producida por hectárea no se recupera.

“El Valle como unidad productiva sigue siendo ineficiente o tiene una baja productividad en relación a otros países productores de manzanas del hemisferio sur”, remarcó el especialista Héctor Zubeldía, ante una consulta de +P, quien destacó que el piso promedio al que debería llegar el Valle para ser competitivo como sistema productivo debería estar en las 36 toneladas por hectárea. “Sin embargo, en lo particular encontramos ejemplos en donde la productividad es muy alta. Hay varios de estos ejemplos entre productores y empresas”, agregó en otra parte de la charla.

Las palabras de Zubeldía están avaladas con la productividad que presentan otros sistemas de manzanas en el globo.

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Los datos suministrados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), reflejan para la temporada 2022/2023 que Argentina continúa presentando muy bajos niveles productividad. Hay que señalar que Nueva Zelanda muestra ese indicador porque el clima en esa temporada afectó mucho su producción. La media de productividad para este país se la ubica por encima de las 60 toneladas por hectáreas.

¿Por qué, pese a cierto optimismo de algunos sectores del empresariado, no mejora en el Valle la productividad en manzana? Consultados productores y ejecutivos que tienen una participación directa en la actividad, identifican tres problemas claves, entre otros secundarios.

- La falta de variedades que, adaptadas a la región, puedan generar promedios de cosecha comercial por encima de las 60 toneladas por hectárea.

- Poca superficie productiva protegida de las inclemencias del tiempo (heladas, lluvias, vientos y tormentas de granizo, entre otras). De ahí la volatilidad que muestra la productividad en nuestra región.

- Disponibilidad de créditos para poder invertir en generar una competitividad sistémica en todo el sector primario que va desde el tipo de planta que se incorpora a la explotación hasta la cosecha mecanizada. Esto va a sumar volumen y calidad en la manzana.

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