¿En qué consisten las buenas prácticas en carnicerías?
Desde la mirada del consumidor, hay señales que podemos observar antes de comprar para asegurarnos de elegir un lugar que priorice la calidad.
En muchas carnicerías de la región hay recomendaciones y aspectos a mejorar para garantizar la calidad e inocuidad de los productos. Desde la perspectiva del consumidor, es posible identificar ciertos indicios que reflejan el cumplimiento de estas normas antes de realizar una compra.
Esta nota puede ayudarte a tomar decisiones más informadas al visitar una carnicería, ya que elegir un lugar que respete las buenas prácticas es clave para la seguridad alimentaria. A continuación, repasamos algunas de estas recomendaciones con base en los contenidos que el CIPPA comparte con las carnicerías.
Evitar la contaminación cruzada
Los especialistas destacan la importancia de lavarse las manos correctamente después de manipular carne y cada vez que se toquen elementos no higiénicos, como cajas, tachos de basura o trapos. También se recomienda separar físicamente los alimentos crudos de los preparados (como milanesas o hamburguesas) en heladeras, exhibidores y dispensadores, y acondicionar los cortes de carne en bandejas plásticas dentro de las heladeras exhibidoras.
Además, en las cámaras de almacenamiento, la carne debe organizarse por especies (vacuno, cerdo, pollo) y rotarse según la fecha de ingreso para evitar que queden productos vencidos, asegurando su plazo de aptitud.
Otro punto clave es lavar y desinfectar superficies y utensilios entre manipulaciones de alimentos, y destinar un sector exclusivo para guardar los elementos de limpieza, evitando que entren en contacto con los alimentos o herramientas de trabajo.
Seguramente, mientras lees, estás recordando cómo se manejan estas prácticas en la carnicería que frecuentas. Sigamos explorando…
Cámaras y freezers
En estos espacios, se aconseja acondicionar la mercadería en tarimas para que no toque el piso. Las medias reses deben colgarse en gancheras sin contacto con el suelo, separando los espacios por especies y rotulando todo claramente.
No se recomienda sobrecargar las cámaras, ya que esto dificulta la circulación uniforme del frío y afecta la temperatura de enfriado. También es fundamental programar limpiezas profundas, vaciando completamente la cámara para eliminar el film que se forma en paredes, bordes y pisos. Se debe evitar mezclar la carne con otros productos como huevos, verduras o preparados para milanesas, y no acumular cartones húmedos o sucios en el lugar.
En los freezers, es igualmente importante no llenarlos en exceso, rotular los productos con la fecha de ingreso para controlar su tiempo de aptitud y programar limpiezas con descongelado para mantener la higiene.
Es clave recordar que, a temperaturas de -18°C, los alimentos congelados detienen el crecimiento de bacterias, pero estas siguen vivas. Por eso, no se deben congelar y descongelar productos para comercializar sin informar al cliente.
Herramientas de trabajo
Como consumidores, podemos observar fácilmente el manejo de herramientas en una carnicería. Los cuchillos y utensilios deben limpiarse a fondo, evitando usar rejillas de trapo que, al quedar húmedas, pueden generar contaminación cruzada al pasar por distintos sectores. En su lugar, se recomienda usar servilletas de papel descartables.
La picadora de carne, un elemento muy visible, debe desarmarse y lavarse cuidadosamente para eliminar restos. Además, se aconseja reemplazar las tablas de madera por materiales como plástico, ya que la madera, con el uso, se agrieta y retiene humedad, favoreciendo el desarrollo de microorganismos.
Manejo de residuos
Los desperdicios, subproductos no comestibles y otros residuos generados en la carnicería pueden ser una fuente de contaminación. Por eso, deben retirarse rápidamente de las instalaciones y depositarse en condiciones adecuadas hasta su disposición final.
El tacho de basura debe estar alejado de la zona de manipulación, contar con tapa y una bolsa de residuos para garantizar la higiene.
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