"La barrera sanitaria, por ahora, debería continuar igual"
Para el especialista hay que comenzar a debatir dejar de vacunar contra la aftosa. Aseguró que en el actual contexto, la barrera sanitaria debería seguir.
Jorge Dillon es un destacado veterinario de Argentina. Aunque decirlo así es simplificar un currículum que lo llevó hasta la cumbre del servicio sanitario local: presidente del SENASA (2015/2017) y, quizás, uno de los pocos no discutidos en ese puesto en los últimos 30 años. También fue Director Nacional de Sanidad Animal (SENASA) Período 2005-2012, y Subsecretario de Ganadería de la Nación (2013/2015). Hoy lo consultamos debido a la posibilidad de que Argentina deje de vacunar contra la aftosa, ante la decisión de Brasil de hacerlo en forma inmediata. Y surge en la charla la tarea urgente que tendrá el SENASA, no solo para responder a lo que el nuevo posicionamiento en América exige, sino también por la decisión de la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA) que podría afectar a la barrera patagónica.
- ¿Cómo describiría la situación sanitaria de Argentina hoy, vinculada a la ganadería vacuna?
- Argentina tiene una condición sanitaria realmente buena. Es un país que no tiene las principales enfermedades que limitan el comercio. En cuanto a la fiebre aftosa, somos libres con vacunación, lo que nos limita la venta de productos con algunos países, sobre todos con aquellos que aplican “riesgo cero” en el comercio de mercancías. No tenemos Vaca Loca, que es otra de las limitantes importantes, y hemos controlado adecuadamente los brotes de Influenza Aviar y Encefalomielitis Equina del oeste durante el año pasado. Observando el informe que presentaron en la última reunión de la OMSA, Argentina se ubica en una buena situación de sanidad.
- Cuando se habla de ganadería vacuna siempre se hace referencia a la aftosa principalmente. En ese aspecto, ¿usted considera que Argentina está bien, y que no está atrasada en relación con Sudamérica?
- Argentina tiene una muy buena condición sanitaria en fiebre aftosa, reconocida, luego del último episodio que tuvimos en el 2006. A partir de ese año, logró consolidar su status y lo conserva desde entonces, igual que el resto de la región americana. La diferencia es que algunos países ya están avanzando hacia dejar de vacunar, como Bolivia, Colombia, Ecuador y recientemente Brasil, que lo hizo, y que en un año se debe presentar ante la OMSA para obtener el reconocimiento de “libre sin vacunación”. A ellos se suman Perú, Chile, Guyana, Surinam. Son países que están más adelantados que Argentina, que continúa vacunando y, hasta ahora, la decisión es seguir haciéndolo. No hay ninguna fecha probable anunciada por el gobierno respecto a eso. Igual que Paraguay y Uruguay, que continúan vacunando, la diferencia es que Paraguay está pensando en algún momento iniciar un proceso para dejar de hacerlo. El único país que complica en Sudamérica y en América es Venezuela, que sigue con un estatus indeterminado, y suponemos que cada tanto tiene alguna recurrencia, aunque tampoco la han notificado.
- Pero, ¿Argentina está en condiciones de dejar de vacunar?
- Creo que hay que discutir esta posibilidad, pero lo primero que tiene que hacer Argentina es desarrollar un programa como lo ha hecho Brasil , y eso no se puede lograr de la noche a la mañana. Esto es un proceso que a Brasil le ha llevado más de 10 años. En el 2017 presentaron una estrategia para dejar de vacunar en el 2026, y se han adelantado más de un año, pero para eso han cubierto un montón de cuestiones que tiene que ver con mejorar el servicio sanitario nacional, en especial el propio Servicio Veterinario. Esto implica dotar de recursos de todo tipo a los servicios locales, de frontera, el laboratorio de diagnóstico y control, y consolidar aspectos de vigilancia activa y pasiva (notificación de enfermedades que son confundibles con fiebre aftosa), y además, disponer de fondos para atender eventuales emergencias en cuanto a la intervención en cualquier enfermedad vinculada a fiebre aftosa. También sumarse a un banco de antígenos y vacunas que, si bien por ahora no lo tienen cerrado, entiendo que van a estar en ese proceso en los próximos meses. Es decir, Argentina hoy por hoy no puede dejar de vacunar, porque no tiene ni siquiera un programa para dejar de hacerlo. Pero sí se lo puede plantear y ese creo es el desafío en el cual vamos a entrar en el próximo tiempo, porque todos los países han manifestado ese deseo, salvo Uruguay, que hasta ahora, mantiene su posición de continuar vacunando. Entonces, la decisión de Brasil si bien no nos ha apurado, puso la discusión también en nuestro país y sobre el sistema sanitario, acerca de si tenemos que dejar, o no, de vacunar. Creo – estoy seguro- que no se puede dejar de vacunar de la noche a la mañana. Ya lo hicimos una vez y salió mal. (N de R: octubre de 1998). Pero armando un programa robusto, serio, con verificaciones técnicas, uno podría alcanzar la situación de plantearse técnicamente, que estamos en condiciones de dejar de vacunar, y después definirlo políticamente. Esto es, con el gobierno de turno de ese momento, y con los propios dueños de los animales, los productores que, en definitiva, son los que más deberían estar interesados en definir esta cuestión.
- ¿El trabajo debería ser primero desde el sector privado al público? Se piensa, a veces, que tiene que haber una decisión de política pública y después recién empezar a trabajar…
- Creo que lo primero que hay que lograr es el consenso del sistema sanitario nacional. Y cuando hablo de esto, me refiero a los productores, principalmente, e incluye a los laboratorios de producción de vacuna, a los laboratorios de diagnóstico veterinario, a los veterinarios privados que son los asesores de los productores, a las universidades, al INTA y al conjunto del sistema sanitario nacional, definir el avance en un programa. Cuando Argentina inició el proceso de control de fiebre aftosa, durante todo el año 1992 hubo una comisión conformada por representantes del SENASA, INTA, técnicos de entidades agropecuarias, colegios de veterinarios y gobiernos provinciales, que definieron cual era el programa de vacunación que debía abordar Argentina para ese objetivo. Ese documento tardó casi todo ese año en gestarse.
- ¿Y entonces qué tareas debería realizar la Argentina en materia de sanidad?
- A partir de ahora tenemos que plantearnos las cuestiones que hay que abordar para que estén perfectas y, de esta manera, decidir si estamos en condiciones de dejar de vacunar. Va a ser una situación muy distinta a la anterior, porque acá vamos a tener mucha seguridad respecto a la detección rápida de alguna situación de emergencia y su inmediato control, para estar tranquilos. No nos puede volver a pasar lo que ya vivimos. Si se hace un programa serio no va a ocurrir. Brasil se tomó 10 años, y se recorrió región por región, y fueron viendo que estaban cumpliendo con las metas técnicas, y paulatinamente fueron dejando de vacunar por Estados. Así también lo han hecho otros países que dejaron de vacunar.
- Claro, pero por eso le preguntaba si era desde el Estado hacia lo privado, o desde lo privado hacia el Estado. Es difícil quizás, sentar a una fundación con el laboratorio. A veces si el Papá Estado no convoca, nadie se junta…
- El Estado debe convocar a trabajar, pues todos los actores agropecuarios tienen intereses. También creo que tenemos que abrir nuestras cabezas e incluir otras cuestiones además de la fiebre aftosa. Argentina es, y será aún más hacia el futuro, un activo participante del comercio mundial de carnes y para eso, a medida que se estén solucionando los problemas de nuestra macroeconomía, se debe gestar un programa ambicioso que aborde aspectos relativos a la mejora genética en donde somos muy relevantes a nivel mundial, la inocuidad alimentaria, el bienestar animal, la trazabilidad electrónica, la calidad y tipificación de carnes, su adecuada comercialización, y donde dejar de vacunar contra la fiebre aftosa esté incluida. Hay que poner fechas y objetivos a cumplir. Y cuando llegue esa situación, tal vez muchos van a estar de acuerdo en dejar de vacunar. Hacia ahí va avanzando el mundo. También hay que tener en cuenta que, más allá de seguir vacunando, no estamos ciento por ciento seguros de no tener problemas con la enfermedad. De hecho, en la última reunión de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), donde se reúnen 183 países, observamos que 85 países son libres sin vacunación o, al menos, tiene alguna región sin vacunación como Argentina y su Patagonia. Otros, como Uruguay y Paraguay son libres con vacunación en su totalidad. Así que todavía hay casi otros 100 países con aftosa, y muchos de ellos con otro tipo de virus que serían letales para nuestros rodeos, pues la vacuna solo protege a dos subtipos (hay cuatro cepas distintas). Los países de a poco van avanzando, pero la aftosa es una enfermedad muy complicada.
- Mencionó a la barrera sanitaria patagónica. ¿Cómo quedaría en este contexto, donde se supone se iniciará un camino inevitable (o “irreversible”?) para dejar de vacunar?
- En este contexto, la barrera por ahora debería continuar igual, ya que no solo acá hay que atender la cuestión de la fiebre aftosa, también hay protección de plagas vegetales que impactan negativamente en la producción agrícola, y frutícola de la región. Si bien es cierto que en la última reunión de la OMSA se aprobó y recomendó la posibilidad de que los países remitan animales de zonas con vacunación hacia zonas sin vacunación, el SENASA debería revisar este asunto en donde debe contemplar los acuerdos comerciales con países como Estados Unidos, Japón, e incluso, la Unión Europea, donde está prohibida esta acción, y estos podrían revisar su decisión y solicitar un nuevo análisis de riesgo para continuar con el acuerdo comercial. Por otro lado, el SENASA debería establecer las nuevas condiciones como chequeos serológicos y virológicos de la hacienda que ingresa, cuarentenas previas y algunas cuestiones más que, desde mi punto de vista, incrementarían notablemente los costos de las operaciones y harían inviable el comercio, salvo para reproductores de elite.
- Temas sensibles para la región…
- Otra cuestión sería el ingreso de animales con destino inmediato a faena, en donde a partir de ahora se permiten y, en este caso, también SENASA debe revisar las condiciones que podrían ser: solo a faena con destino consumo interno, destruir la cabeza entera luego de faenado el animal, cuarentenas previas y otros puntos. Este es un tema delicado, pues no solo hay que considerar la política interna sino también la internacional, atendiendo los acuerdos en el marco de la OMC. Ahora bien, siempre he sostenido que la Patagonia ha hecho un gran esfuerzo durante muchos años para ser libre sin vacunación, y donde cuesta mucho producir carne vacuna, ovina o caprina, por las condiciones de suelo y clima, con costos que son muy altos y tienen un producto muy caro respecto al norte del país, donde la producción, en términos relativos es más económica. Así que ingresar con productos o animales del norte al sur, implicaría un impacto muy importante en la ganadería patagónica, y para mí, esto ya no es una situación sanitaria si no que es una cuestión de geopolítica, que tiene que ver con el desarrollo ganadero de la región patagónica. Si en la Patagonia, sus productores se ven frente al ingreso de mercancía, carne o animales, de la zona norte del Río Colorado, indudablemente, les va a impactar en sus economías, y seguramente muchos van a dejar de producir. Hasta se podría dar el abandono de los campos. Hoy la ganadería hace al afincamiento de los productores en sus campos, y por eso políticamente, puede ser una equivocación muy grande. Reitero y subrayo, esto tiene que atender otras cuestiones que no son solo las sanitarias, son políticas, económicas y sociales también.
- Tiene una gran tarea SENASA ahora, para ver cómo se adapta…
- Sin duda, pero no solo el SENASA, son los gobiernos nacionales y provinciales los que tienen que analizar los pro y contras de estas cuestiones, y tomar decisiones. Hay muchas cosas en juego. ¿Es probable desde el punto de vista sanitario? Sí, pero a mí me preocupa el punto de vista geopolítico. En definitiva, me gustaría que la región norte del Río Colorado acelere sus tiempos para ser libre sin vacunación.
- Y, por último, ¿Cómo queda Argentina en el contexto internacional?
- En todas estas cuestiones que tienen que ver con la sanidad, hay una palabra que es vital: la confianza. La clave es la confianza que nos tienen los restantes países. La confianza hacia el sistema sanitario nacional, pues a partir de ahí deciden avanzar en el comercio de las mercancías. Muchos hablan de Uruguay, que hoy puede vender a Japón y Corea, y es confiable para esos países, pero ha trabajado mucho para llegar a eso, y recordemos, que nosotros le mentimos al mundo durante los episodios de 2000/2001 (durante mi etapa en el SENASA 2005 a 2017, en muchos foros me insistían con este asunto). Argentina va a tener que trabajar en muchas de las cuestiones que mencioné, que deberán contemplarse dentro de un programa para los próximos años, a través del cual se vayan generando las condiciones, y dar confianza. De eso se trata, porque si bien los países que nos requieren productos, son cada vez más, también exigen buenas prácticas ganaderas. Entonces, hay que hacer todos los deberes si queremos producir más y recibir inversiones.
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