Ovina

Mario Elvira, el Señor de la Lana

La Patagonia argentina tiene cientos de profesionales técnicos destacados, que contribuyeron y contribuyen aún hoy, en el desarrollo productivo del país. Muchos de ellos han realizado aportes valiosísimos, ya sea en investigación o innovación en sus rubros. Este es el caso del Ing. Mario Elvira reconocido por sus aportes en la producción de la lana de oveja.

La producción ovina en el país se centra en las zonas secas donde la producción bovina es más complicada. Según datos del INTA, dos tercios de la producción ovina se realiza en la Patagonia, especialmente en las provincias de Chubut y Santa Cruz. Las razas Merino y Corriedale son algunas de las más utilizadas para la producción de lana, mayormente destinada a la exportación.

Cuando el Ingeniero químico Mario Elvira comenzó a adentrarse en este rubro, notó que el proceso de esquila era deficiente y que tenía altos niveles de contaminación de la lana por elementos externos. Además, en ese entonces había un desconocimiento de la situación actual del mercado y referencia de precios según calidades de lana, y una falta de adopción de ciertas tecnologías probadas por el INTA de alto impacto y de bajo costo.

Mejorar estos aspectos, fue parte del trabajo que realizaron los profesionales técnicos del INTA de aquel entonces, trabajo en el cual se destacan los aportes que hizo Elvira, tanto desde esta institución, como desde el sector privado.

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Entre el petróleo, la docencia y la producción de lana

Mario Elvira nació en San Carlos de Bariloche en 1954, proveniente de una familia que se dedicaba al comercio. Al terminar el secundario en el Liceo Militar de Comodoro Rivadavia, se trasladó a Bahía Blanca para estudiar Ingeniería Química en la Universidad Nacional del Sur.

Una vez recibido en 1979, decidió migrar hacia nuevos horizontes en búsqueda de otras alternativas laborales vinculadas con el petróleo. “Realicé una pasantía de formación en petróleo en YPF, pero como la empresa estatal tenía en ese entonces tercerizada toda la ingeniería era muy difícil lograr una adecuada formación práctica y decidí al poco tiempo renunciar”, explicó Elvira.

Así, volvió a Bariloche y comenzó con una carrera docente, a nivel secundario y también terciario en la Universidad Nacional del Comahue. Al mismo tiempo con una colega crearon un Instituto de apoyo a la formación secundaria y preparación en ingresos a institutos y universidades.

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“También había dejado mi CV en el INTA e INVAP de Bariloche. Llegó primero la convocatoria del INTA y me interesó la propuesta formativa, rodeado de profesionales como los ingenieros agrónomos y médicos veterinarios” recuerda y reconoce que inmediatamente lo atrapó el estudio de la fibra de lana y otras fibras animales.

“Me incorporé al INTA de Bariloche como becario, iniciando mi formación profesional en tecnología de lanas y fibras animales. Luego de los dos primeros años, renuncié a ella para seguir en la actividad de la lana, pero sobre un proyecto de la Federación Lanera Argentina, para la construcción de un laboratorio de ensayos para certificar la calidad comercial de las lanas que eran exportadas”. Allí, intervino en el diseño, construcción y puesta en marcha del laboratorio durante 3 años.

Más tarde, volvió a la actividad privada en la empresa más importante de la Argentina en el procesamiento textil de la lana (ex Hart S.A.). Esto requería un nuevo lugar de residencia a Trelew, donde ya se concentraba el 80 % de la actividad industrial de lana. En esta empresa llegó a ser jefe de planta, experiencia que le permitió asesorar en forma privada a varias empresas del parque industrial y al INTA en Patagonia Sur.

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A partir del año 1995, Elvira se hizo cargo de la Dirección Técnica del Laboratorio de Lanas Rawson, perteneciente al convenio entre Chubut y el INTA. Desde el 98 hasta el año 2002, se desempeñó como coordinador del programa PROLANA en Chubut. Allí trabajó en pos de la transformación tecnológica en el proceso de esquila y presentación de la lana en los establecimientos ganaderos, además de la adopción de la tecnología desarrollada en los establecimientos de Chubut.

“Paralelamente y debido a la falta de información de mercado en el sector productivo, desarrollamos un sistema de información de precios y mercado (SIPyM) para orientar en el precio actualizado a todo productor que quisiera vender su lana. Fui responsable de su implementación, mantenimiento y difusión del sistema”, agrega Elvira sobre el trabajo en aquellos años.

Desde el año 2006 hasta el fin de su actividad profesional en el INTA, junto a la dirección técnica del laboratorio de lanas, coordinó los diferentes proyectos nacionales de investigación y gestión en el agregado de valor de las fibras animales en los diferentes programas de dicha institución.

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Los aportes de Elvira en la producción lanera

Consultado como uno de los referentes en el sector, el Ing. Sebastián Polacco del INTA Rawson afirma que, de los aportes más importantes del Ing. Elvira, “ha sido el hacerse cargo en 1994, tras la firma de un convenio en el cual Chubut le cedía al INTA la operación completa del laboratorio de Lanas Rawson. Se encargó de modernizar el laboratorio e incorporar nuevas técnicaspara la medición de parámetros de calidad, tanto en lanas sucias como en las industrializadas” afirmó.

Asimismo, “incorporó tecnología nueva para su época, para la medición del largo y la resistencia de las mechas de lana. Formó parte de los inicios del programa Prolana y continuó muy activo hasta su retiro. Este programa sentó bases para una mayor calidad en las lanas argentinas mejorando su competitividad internacional”.

“Aparejado con esto, también desde el laboratorio, impulsó la creación de una calculadora de precios orientativos de lana en el mercado interno, con el fin de aportar mayor transparencia a las operaciones comerciales y que los productores pudieran conocer los valores aproximados de sus lotes”, aseguró el Ing. Polacco.

Además, “llevó las operaciones de los laboratorios del INTA a un nuevo nivel, al ser el primero en su tipo y dentro de la institución, en lograr la certificación IRAM ISO 17025. Luego, consiguió certificar el laboratorio ante la Federación lanera Internacional (IWTO en inglés), esto abrió las puertas al mundo, dado que tal certificación le brinda un respaldo internacional a nuestras operaciones”.

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En cuanto al Prolana, también destacó que fue el primer coordinador provincial que tuvo Chubut. “Impulsó la metodología de esquila desmaneada, que genera un mejor aprovechamiento del vellón con menor sufrimiento animal. El laboratorio de lanas de Santa Cruz, nace con ayuda y asesoramiento técnico de Mario” finalizó el director técnico del Laboratorio de Lanas de Rawson del INTA.

Elvira pudo contribuir con el sector productivo en la adopción de buenas prácticas de esquila, realizar mejoras que les permitan a los productores afinar sus majadas y obtener una lana más fina y de mejor calidad. De igual modo, el hecho de poner a disposición de cada productor acceso a la información actualizada y precio de su lana al día, según las condiciones del mercado, mejoró significativamente los ingresos individuales logrados de cada productor.

Así y todo, Elvira dice que le quedaron algunas asignaturas pendientes “como la creación de un mercado asociativo de lanas, que por falta de oportunidad y consensos no se pudieron llevar a cabo” lamenta, a la vez que marca el camino a seguir para las futuras generaciones.

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